Giro de guion. El palacete propiedad de Joan Gaspart en Barcelona, ahora embargado por las deudas, se ha transformado en un lugar de fiestas privadas que desquicia a uno de los mejores barrios de la Ciudad Condal: Les Tres Torres. La mansión neoclásica retenida al expresidente del FC Barcelona por lo impagado a la banca se ha convertido en villa de ocio que atormenta a los vecinos elegantes de la capital catalana.
Lo denuncian diversas fuentes conocedoras de las celebraciones, que se quejan de "verbenas" multitudinarias que organiza el actual inquilino de la propiedad, que poco tiene que ver con el empresario hotelero que ya vive en otro lugar de la denominada zona alta de la localidad. "Algunas de ellas en pandemia y con intervención policial, incluso perímetros de Mossos d'Esquadra por la elevada afluencia de personas", denuncian.
Fiestas en pandemia
La elegante construcción neoclásica de 700 metros cuadrados está situada en el centro de un cuadrado residencial que forman el paseo de la Bonanova, la vía Augusta, la ronda del General Mitre y la calle Ganduxer. "Ha sido un tormento. Desde que Gaspart y su familia dejaron la casa se instalaron otras personas, un chico joven con su mujer. Allí empezó todo", alertan los vecinos, que echan de menos a los anteriores inquilinos.
Por todo se refieren a "fiestas privadas en pandemia", y no una sola vez. "En 2020 fue horrible. En 2021 se repitió", lamentan. Se trataba de celebraciones de alto nivel "con asistencia de personas en coches de alta gama, muchas chicas y, creemos, con cobro de entrada en ocasiones". Los fiesteros consumían alcohol y escuchaban música --"en plena pandemia"-- a alto volumen en una área que es un remanso de paz en la Barcelona bien.
Anuncios y gimnasio
Hubo más. "Cuando han terminado las fiestas, han montado un gimnasio de muy alto nivel sin tener licencia", advierten las mismas voces. Al mismo acuden "mujeres y chicas del barrio". Previo a ello, la propiedad acogió "rodajes de anuncios" y otros eventos públicos que "molestaron la tradicional paz que reina en este barrio".
La presunta actividad frenética en el número 43 de la calle Pau Alcover emana de la actividad social del matrimonio que vive ahora en la torre. Se trataría del descendiente de una saga empresarial vinculada al negocio óptico, comentan los mismos interlocutores.
Quejas al expresidente culé
Viviendo en otro sitio, a Gaspart y su familia les ha perseguido la fama del palacete en el que solían residir. Sus antiguos vecinos subrayan que "se quejaron a la familia --aún propietaria hasta la subasta del inmueble-- de las fiestas que celebran los inquilinos". Sin obtener una solución, pues la estirpe del empresario hotelero se desmarcó de la finca. "Decía que no vivían allí", lamentan.
En efecto, como avanzó El Confidencial, los Gaspart se han mudado a otro apartamento después de que la finca fuera embargada por las deudas de la compañía hotelera con una entidad financiera. Obligaciones que totalizan 2,8 millones de euros y que se derivan de las hipotecas que penden sobre el activo. Ahora, la mansión se encuentra en proceso de subasta.
Gaspart, "desvinculado"
Desde el entorno del empresario se ha recalcado que "hace tiempo" que el también expresidente de Turisme de Barcelona no vive allí. Las mismas voces han destacado que el directivo reside en otro piso más modesto que el palacete y reconocen que ha colaborado en encontrar a un nuevo propietario que asuma las deudas pendientes sobre este activo premium de la ciudad. Tanto por la zona en el que está situado como por sus características.
Otras fuentes consultadas señalan que cuando el empresario y familia dejaron el lugar se instaló la familia que actualmente mora en la residencia, y a la que atribuyen las correrías que molestan al vecindario. Ayer, nadie contestaba en el timbre de la propiedad premium.
Sede de una saga de hoteleros
Sea como fuere, la mansión del número 43 de la calle Pau Alcover es historia viva de la economía catalana. Fue allí donde se crió la familia Gaspart, que operó Husa Hoteles, una cadena que llegó a atesorar un portafolio de 200 alojamientos en explotación.
La compañía, una de las hoteleras patrias más grandes en su momento, fue a concurso de acreedores en 2014, aunque salió de la insolvencia en 2015. En 2021, no obstante, se instó a la liquidación de todo el grupo por el incumplimiento del convenio, que contemplaba fuertes quitas. Actualmente se está trabajando en el desguace de la firma. En paralelo a ello, Gaspart ha retomado su actividad con Husa Fénix, una compañía alojativa centrada solo en China. El operador ha detenido su expansión en Asia por la pandemia, como explicó este medio, pero promete retomar su actividad cuando el virus amaine.