Como es tradición, el sorteo de la lotería del 22 de diciembre da el pistoletazo de salida a la Navidad. Este año, también será una jornada marcada por la huelga convocada por los loteros para este miércoles. Unos 2.000 trabajadores de administraciones de lotería de toda España se reunirán delante del Teatro Real, donde se estará celebrando el sorteo, para reclamar una subida de las comisiones, que llevan “17 años congeladas”.
Es el día que han elegido para cerrar sus locales y para protestar porque, según explican a Crónica Global, es cuando son “más visibles”. Por eso, si tu boleto premiado proviene de una administración que ha decidido secundar la huelga, no podrá cobrarse ese mismo día y tendrá que ser a la jornada siguiente.
Comisiones congeladas desde hace 17 años
Desde Loteros en Lucha aseguran a este medio que “la huelga va a ser un éxito”, porque han conseguido que “el 80% de los puntos de venta” de toda España la secunden, según los datos que manejan. “Espero que tenga mucha repercusión y que seamos noticia”, dice Laura Puentes, coordinadora de la asociación en Cataluña.
Unas 2.000 personas se concentrarán desde las nueve de la mañana, porque “llevan muchos años con el sueldo congelado, mientras que el IPC sí que ha subido”. El gremio reclama a Loterías y Apuestas del Estado “soluciones y medidas concretas” para mejorar su situación de “precariedad”. Según explican, los gastos que tienen como autónomos son altos y no llegan a pagarlo todo. Por eso, exigen que se les retribuya acorde a lo que el IPC ha subido. “Eso es lo mínimo”, dice Puentes. Un lotero cobra por cada décimo vendido 80 céntimos brutos, en el caso de los boletos de lotería de Navidad, y cinco céntimos en el caso de la Primitiva. “Esto no llega ni para pagar el alquiler”, explican desde La Yaya Isa, cuyos propietarios estarán en Madrid para protestar.
Los contrarios a la huelga
Sin embargo, hay quienes no se unen al cierre de locales este miércoles porque “la economía no está para parar”. Es el caso de La Sort del Nino, del barrio del Carmel (Barcelona), cuyo establecimiento se encuentra en un sitio poco céntrico que vive de los clientes habituales. Advierten de que el cierre les supondría “mucho dinero” y consideran que no es el mejor día para hacerlo. Además, “quienes saldrán ganando con este parón son las administraciones grandes, que son las que pueden seguir vendiendo online”.
Por otro lado, ven la protesta como “una bofetada” al cliente, que compró “con ilusión” el boleto y, si toca, “tiene derecho a cobrarlo”. “La gente ha hecho un esfuerzo económico y hay que ser responsables”, concluye.