Las nevadas derivadas del temporal Celia pueden provocar un buen arranque de temporada en los Pirineos tras dos años de incertidumbre. Los hosteleros y las estaciones de esquí esperan poder superar, si los datos epidemiológicos acompañan, la desastrosa apertura de 2020. Todo ello, con la borrasca que sobrevuela Cataluña, traen una nueva variable que beneficiará enormemente a este despliegue: la nieve.
“Hay bastantes reservas para el puente y prevemos un buen arranque de temporada”, asegura el director de la asociación catalana de estaciones de esquí, Joaquim Alsina. Algo en lo que coincide el presidente del gremio de hostelería de Lleida, Ramon Solsona, y aduce que la atracción de aficionados a este deporte invernal es el “principal dinamizador” del turismo alpino en las comarcas del Vall d’Aran, el Pallars Sobirà, la Alta Ribagorça y la Cerdanya.
Nieve… ¿el fin de semana?
Las previsiones meteorológicas de nevadas en los Pirineos, según registra el meteocat, serán abundantes en toda la parte catalana de la cordillera, e incluso podrían llegar a superarse los dos metros de acumulación. No obstante, el momento de caída de los copos prenavideños puede provocar un descenso del turismo. “Si la nieve cae los fines de semana, habrá un descenso de los esquiadores”, explica Alsina.
Esto se debe a que la mayoría de esquiadores prefieren deslizarse por las pistas con sol y no con ventiscas y niebla. “Es preferible que nieve entre semana y por las noches”, asegura el presidente de la asociación de estaciones de esquí. De todas formas, la previsión es que la acumulación de nieve por el temporal Celia se dé a finales de esta semana y la que viene, por lo que dejaría una “buena base” para reabrir los resorts de los Pirineos para el puente de la Purísima.
Alt Urgell, un caso único
Las estaciones de esquí alpino son las que más aficionados y profesionales de este deporte atraen durante la temporada invernal. Éstas se concentran en el Vall d’Aran (pista de Baqueira-Beret), la Alta Ribagorça (Boí-Taüll), el Pallars Sobirà (Espot Esquí y Port Ainé), el Solsonès (Port del Comte), la Cerdanya (Masella y La Molina) y el Ripollès (Vall de Núria y Vallter 2000). Es decir, dentro del ámbito de los Pirineos queda fuera el Alt Urgell, que concentra dos de las cinco pistas de esquí de fondo de la cordillera, aunque su modelo turístico de invierno dista del resto del territorio.
“El Alt Urgell es una excepción, cuentan con menos oferta de alojamientos y se concentra en turismo de naturaleza”, explica Solsona. De hecho, la peculiaridad de esta comarca enclavada en el centro del Pirineo catalán se basa en dar una visión más natural y de viajes nevados que no han sido deformados por las pistas de esquí. De todas formas, como remarca el presidente del gremio de hostelería ilerdense, al ser la puerta natural de entrada a Andorra, muchos visitantes aprovechan para ir a esquiar, mientras se alojan en un ambiente ajeno a las aglomeraciones deportivas de la temporada.
El olvido de la Administración
La temporada de 2020, las restricciones a la movilidad comarcal afectaron gravemente a las estaciones de esquí --las pocas que abrieron--, que se nutren básicamente de turismo barcelonés y francés. Este año los comerciantes, restauradores, hoteleros y esquiadores cruzan los dedos para que tanto la Generalitat como el Gobierno cuide el sector invernal, tan golpeado por la crisis del Covid-19 y sin ayudas necesarias de la Administración.
“La gente tiene muchas ganas de salir”, remarca Solsona. Un argumento que refuerza Alsina con el deseo de un gran sector social de “volver a esquiar”. Y en ambos casos, de forma segura, como se ofrece en todas las estaciones y establecimientos de los Pirineos. El director de las asociaciones de estaciones de esquí solo espera que desde Protección Civil sean razonables con los mensajes de “no salir de casa”, que en muchas ocasiones ve excesivos. “Somos adultos y tenemos que ser responsables, pero no nos pueden privar de ciertas cosas”, afirma, cuando se sabe que nevará y el uso de cadenas será necesario en muchos puntos, como el Port de la Bonaigua, obligatorio para circular.
Los Pirineos, en especial los de Lleida y la parte de la Cerdanya y el Ripollès en Girona, esperan poder recuperar y reabrir con todas las medidas y a lo grande como hacían en temporadas previas a la pandemia. El temporal Celia será un gran estímulo con nevadas abundantes que estimularán los viajes al territorio, que desea pacientemente volver a los números de 2018 y 2019, antes de que el Covid-19 y las restricciones gubernamentales asfixiaran parte de su economía y subsistencia.