Juegos Olímpicos de Invierno, ¿la salvación de los Pirineos?
La controversia por la candidatura ‘Barcelona-Pirineus 2030' se suma a las deficiencias en infraestructuras y servicios que sufre el norte de Cataluña por parte de la Generalitat y el Gobierno
11 agosto, 2021 00:00Comienza la carrera por ser la sede de los Juegos Olímpicos de Invierno 2030. Barcelona se ha posicionado como precandidata y el presidente del Govern, Pere Aragonès, oficializó su interés por abordar con el Comité Olímpico Internacional (COI) la “posible” candidatura Barcelona-Pirineus para acogerlos. No obstante, tal y como resaltaba el nuevo delegado del Ejecutivo catalán para la región Alt Pirineu i Aran, Ricard Pérez, los Pirineos están a la cola del despliegue de servicios territoriales de la Generalitat. Estas deficiencias podrían ser subsanadas si el norte de Cataluña acoge finalmente el gran evento deportivo invernal.
Alt Pirineu i Aran es uno de los ocho ámbitos funcionales definidos en el Plan territorial general de Cataluña. Gran parte de este territorio se concentra en la provincia de Lleida, con tan solo una parte de La Cerdanya en la demarcación de Girona. Las comarcas integrantes de esta área serían las gran beneficiadas, tras años de olvido de los gobiernos catalán y español, si la candidatura barcelonesa sigue adelante y vence a sus potenciales competidoras: Sapporo (Japón), Salt Lake City (Estados Unidos) y Vancouver (Canadá).
El Govern y su candidatura
El debate por los Juegos Olímpicos de Invierno en Cataluña --tras el portazo de Aragón a sumarse-- no es un invento de Aragonès. En 2010, Jordi Hereu, entonces alcalde del PSC en Barcelona, ya propuso que la ciudad fuera candidata a albergar el evento por su cercanía con los Pirineos. Xavier Trias, sucesor convergente de éste, recuperó la idea para la edición de 2026, aunque se acabó frenando tras lograr Ada Colau la alcaldía de la capital catalana.
El Govern recupera ahora la candidatura impulsada por anteriores alcaldes, y que choca con los recelos tanto del actual Ayuntamiento de Barcelona, de diferentes grupos ecologistas e, incluso, con el de las comarcas pirenaicas. Los Pirineos, en claro deterioro en servicios por parte de la Generalitat y el Gobierno, según fuentes de varias comarcas, sufren una carencia, olvido y abandono en infraestructuras y servicios desde hace décadas, y la celebración de estos Juegos podría suponer una inversión que cubriera las necesidades del territorio. No obstante, no todos son partidarios de utilizar las olimpiadas para lograr proyectos que “ya deberían haberse realizado”.
Reclamaciones
El territorio formado por las comarcas del Vall d’Aran, la Alta Ribagorça, el Pallars Jussà, el Pallars Sobirà, el Alt Urgell y La Cerdanya conforman este conglomerado que será clave para la celebración de los Juegos de invierno. No obstante, la carencia de infraestructuras se ha manifestado en la precandidatura.
Josefina Lladós, presidenta del consejo comarcal del Alt Urgell, asegura que “hay muchas promesas del Gobierno y el Govern que no se han llevado nunca a cabo, como la mejora de las carreteras gestionadas por el Estado”. En este sentido, la alcaldesa de JxCat en Ribera d’Urgellet (Lleida) cree que uno de los principales problemas es “la dificultad de hacer entender a la Generalitat nuestra realidad”, algo que “el Covid-19 ha intensificado”. Este posicionamiento también es defendido por Toni Millet, vicepresidente del consejo comarcal del Pallars Jussà, quien asegura que "la gente desconoce la problemática de los lugares de montaña" y, haya o no olimpiadas, las infraestructuras "son necesarias para las personas" que viven en los Pirineos. "En muchos puntos todavía no hay ni 3G", destaca el republicano, en un momento en el que se está hablando de 5G en las grandes ciudades. La mayoría de reclamaciones se basan en estructuras y servicios, que esperan recuperar ante la prioridad de desplegar los servicios del Ejecutivo catalán en Alt Pirineu i Aran.
Candidatura prematura
“No nos hemos pronunciado porque no conocemos el proyecto --sobre la candidatura barcelonesa a los Juegos Olímpicos de Invierno--, pero estoy un poco sorprendida de que se vuelva a poner sobre la mesa en el momento actual”, asevera la presidenta del Alt Urgell. Para la apuesta Barcelona-Pirineus 2030 debería hacerse “una consulta ciudadana en la zona” para conocer, según Lladós, la opinión de los habitantes de los Pirineos y reflexionar si realmente la iniciativa “traerá recursos económicos” al territorio.
No obstante, ante el olvido generalizado del Govern, cabe destacar el reducto al más puro estilo de Astérix y Obélix que supone el Vall d’Aran. Con su propio autogobierno, el Conselh Generau d’Aran, y una relación bilateral con la Generalitat, el despliegue en servicios no será tan necesario, dado que ya se ha realizado con anterioridad y tiene competencias el propio Ejecutivo aranés. Pero las infraestructuras darán que hablar. María Vergés, síndica de Aran, asegura que los Juegos de Invierno serían “una oportunidad para el territorio” donde prime “la sostenibilidad” y se cree “una mesa de trabajo para organizar unos Juegos repartidos”.
¿Centralismo barcelonés?
La marca Barcelona incluida en los Pirineos tiene divididos a sus representantes. La capital catalana cuenta con una gran acogida en el exterior y muchos, como la síndica de Aran, consideran que “es una oportunidad para potenciar la marca Pirineos” junto a la de la ciudad. No obstante, Lladós sigue sin ser partidaria de la unión de nombres cuando el norte de Cataluña será el que deberá acoger, en caso de salvar la candidatura y salir vencedora ante sus rivales, los Juegos Olímpicos de Invierno 2030.
“Con la marca Barcelona-Pirineus aprovechamos el potencial de Barcelona para poner en el mapa a los Pirineos, y esto debe ir acompañado de inversiones sostenibles y de más calidad de vida” para lograr que una posible celebración del evento sea un éxito, según explica a este medio Vergés. No obstante, Aran tiene una relación de tú a tú con la Generalitat, algo de lo que no gozan el resto de comarcas pirenaicas y que, desde la demarcación de Lleida, ha sido históricamente calificado de “centralismo barcelonés”. Las inversiones en un territorio que se siente huérfano deberán ser el gran aliado de una candidatura impulsada por el Govern, pero que ha empezado a dar sus primeros pasos con grandes recelos por parte de algunas Administraciones.