El servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínic de Barcelona / HOSPITAL CLÍNIC

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Vida

Las mujeres sufren los mayores estragos de la pandemia en salud mental

La violencia de género, las mayores cargas familiares y presiones sociales están detrás de un deterioro del bienestar emocional

17 noviembre, 2021 00:00

La pandemia disparó las llamadas al Teléfono de la Esperanza, con una subida mucho más acusada en el caso de las mujeres. Este dato se habían mantenido en secreto hasta ahora por su sensibilidad, pero finalmente ha sido revelado por Mireia del Pozo, patrona de la Fundació Ajuda y Esperança.

“Las mujeres éramos las que pedíamos ayuda y llamábamos y los que acababan suicidándose son los hombres”, explica Pozo, una afirmación respaldada por la última estadística del INE, publicada la semana pasada: en 2020, en plena pandemia, los suicidios alcanzaron su récord en España con 3.941 muertes. Este tipo de defunciones se han disparado un 12% en el caso de las mujeres, mientras que en los hombres lo han hecho un 6%. Ellas lo intentan tres veces más, pero son los varones quienes lo consuman casi tres veces más.

Falta educación emocional

“Históricamente, siempre que ha habido una crisis social, económica, etc., se ha incrementado el número de suicidios; por eso era esperable”, señala Claudi Camps, director asistencial de la Red de Salud Mental del Instituto de Asistencia Sanitaria (IAS). “Los hombres tendemos a ser más agresivos, las mujeres interiorizan estas dificultades”, señala el psiquiatra. “De alguna manera, la agresividad la vuelcan sobre ellas mismas, pero de una forma que se expresa en autoagresiones, gestos autolíticos que no llegan al nivel de suicidio consumado”.

Camps añade que “durante la crisis, las personas que más han sufrido han sido los jóvenes, las personas mayores y las mujeres”, por la "mayor carga social que han tenido de forma tradicional”. Alerta de que “las redes sociales están sustituyendo la socialización necesaria”, otro problema añadido que dificulta el bienestar emocional. “Si queremos combatir un gran malestar en situaciones de crisis, tenemos que educar a la gente en el tema de las emociones, disponer de herramientas, de habilidades de resolución de conflictos”, indica.

Una niña con un dispositivo móvil / ISTOCK

Una niña con un dispositivo móvil / ISTOCK

Violencia y más cargas

“La búsqueda de ayuda, que finalmente acaba en menos suicidios, tiene mucho que ver con la socialización de género”, apunta Gemma Altell, psicóloga social especializada en género y violencias machistas. Destaca que hay “muchos suicidios vinculados a la violencia machista” y “a toda la sobrecarga de cuidados” que sufren las mujeres, además de la precarización, la feminización de la pobreza y la monomaternidad, “situaciones estresantes que pueden acabar llevando al suicidio”.

Ante este problema, Altell advierte que “lo que no podemos hacer es un abordaje únicamente psiquiátrico”. Considera que “es importante hacer un enfoque psicosocial y con perspectiva de género” que tenga en cuenta los “muchos condicionantes sociales y personales”. Otro aspecto a tener en cuenta es que, como subraya la psicóloga Sònia Pitarch, “han aumentado mucho los trastornos de conducta alimentaria, sobre todo con autolesiones”. Y, como recuerda Altell, este tipo de trastorno “tiene género de forma clara”.

Concienciación y prevención

Pitarch coincide en que “siempre ha habido más mujeres que piden atención psicológica por un tema cultural”, aunque últimamente ha notado que “también vienen muchos chicos” a su consulta. Según la terapeuta, en los últimos tiempos “se está dando más importancia a la salud mental de la que había tenido nunca, y está bien, porque la tiene”. Por ello reclama más concienciación para ir a tratarse cuando es necesario, como en cualquier otro problema médico. “A veces, tenemos que obligar a la persona, porque no quiere salir de donde está, un trastorno de conducta alimentaria, una adicción…”. Lanza el consejo especialmente a los padres de jóvenes que necesitan ayuda y que se resisten a pedirla. 

Andoni Anséan, presidente de Sociedad Española Suicidología, se muestra especialmente preocupado por “el crecimiento del suicidio femenino”, que ha superado las 1.000 muertes en 2020. “No ha pasado en toda la historia de España y esperemos que no los vuelva a haber”. El impacto ha sido especialmente devastador entre las mujeres de entre 50 y 59 años; también entre las personas mayores, que se han suicidado un 20% más que hace un año. Anseán reclama a las administraciones planes de prevención, formación y sensibilización, y a la población, no tener miedo de hablar cuando sospechan que alguien de su entorno pueda tener ideaciones suicidas. Recuerda que “hablar no mata, lo que mata es el silencio”, y aunque “está empezando a verse un cambio cultural y de actitud importante”, prevé que todavía “quedan décadas de trabajo” hasta que la sociedad pase del tabú a la prevención.

Si necesitas ayuda, puedes llamar al teléfono gratuito de prevención del suicidio de Barcelona, el 900 925 555, que funciona las 24 horas del día. En Cataluña, el Teléfono de la Esperanza tiene los números 682 300 003, 682 900 500 y 681 101 080; y en el resto de España, el 914 590 055 o el 717 003 717.