La reanudación de la actividad del ocio nocturno ha provocado un descenso drástico de los botellones en la calle, que han caído un 60%, según confirman fuentes del sector. A pesar de esta mejora, hasta este mes de noviembre la Guardia Urbana ha tenido que desalojar a 570.600 personas de la vía pública, tras una intensa campaña policial para disuadir a los participantes.
Con el objetivo de abordar esta problemática y las molestias que genera entre los vecinos, el Ayuntamiento convocó ayer la primera reunión de la mesa ciudadana que pretende acabar con los botellones. En ella están representados los vecinos, los sectores afectados, las entidades, Ayuntamiento de Barcelona y el Departamento de Interior. Esta mesa se reunirá de forma mensual, con la meta de llegar a conclusiones que se puedan incorporar en el Pla d’Actuació per a una Nit Cívica, previsto para abril y con la vista puesta en el verano.
Mayor presión policial
En los 10 primeros meses del año la policía ha puesto 22.035 sanciones por consumir alcohol en la vía pública y 3.152 por venta ambulante de alimentos y bebidas. También se han tramitado 445 sanciones contra supermercados 24 horas por vender alcohol más allá de las 23 horas, la hora límite. La mayor presión policial ha sido la propuesta más inmediata que ha adoptado el consistorio para combatir los botellones, a los que ahora se quiere dar caza con el fin de estimular una “diversión ordenada".
El Ayuntamiento no ha descartado en ningún momento que se puedan adoptar medidas que se concreten en zonas muy determinadas, en las que los botellones son habituales, como la Barceloneta. De hecho, ya se ha puesto en marcha una iniciativa en fase de pruebas en el barrio de Sant Martí, en la zona de la calle Pere IV. El plan consiste en la presencia de mediadores, que conversan con los jóvenes problemáticos e incívicos para tratar de frenar su actividad.