Calonge i Sant Antoni (Girona) es un municipio de poco más de 11.000 habitantes enclavado entre Platja d’Aro y Palamós. La economía del lugar, basada en el sector servicios, vive del turismo familiar, que ha comenzado a huir ante los ruidos y fiestas nocturnas. Así lo explica el alcalde de la localidad, Jordi Soler (JxCat), quien muestra su indignación ante la decisión del Govern de dejarles fuera de los municipios que mantienen el toque de queda. Asegura que este paso les provoca pérdidas económicas cada noche que pasa.
“La única cosa que queda es sencillamente invitar a todos aquellos señores que han decidido que Calonge i Sant Antoni no entre dentro del confinamiento y que pasen un par de noches en Sant Antoni --la zona costera del municipio-- y verán lo que eso significa”, ha sentenciado Soler este mediodía tras conocer la lista de las localidades con nuevas restricciones nocturnas en Cataluña. Según explican fuentes municipales a Crónica Global, los botellones y fiestas que causan problemas entre vecinos y familias visitantes se deben a su cercanía con Platja d’Aro --localidad con gran número de discotecas, ahora cerradas-- que sí tiene toque de queda, por lo que vienen a las playas del pueblo “a celebrar las fiestas que allí no pueden hacer”.
Sin discotecas por ley y adiós al turismo
Calonge intenta evitar convertirse en un polo de fiesta en la Costa Brava al no permitir abrir discotecas en el municipio por ordenanza municipal. Esto se debe al modelo turístico que ha imperado en la localidad, basada en el sol y playa de familias con hijos pequeños que vienen “a buscar tranquilidad”, recuerdan desde el consistorio. Por ello, alegan que sufren de forma acusada ante el alud de personas “mayoritariamente jóvenes” procedentes de otros lugares que celebran fiestas en sus calles y playas para huir del toque de queda.
Soler ha señalado que quedar fuera del toque de queda en un momento de jaranas cada noche ya tiene un efecto negativo en la temporada turística municipal. Afirma que en los últimos días se han producido cancelaciones de reservas de hoteles y apartamentos. “Esto es acojonar al personal”, ha sentenciado el alcalde. Indica que hay disturbios a partir de las doce de la noche que provocan un “impacto en la imagen del municipio” y que hacen huir al turismo familiar del que se nutren económicamente.
No hay suficientes patrullas
La decisión del Govern de dejar fuera a Calonge i Sant Antoni llega un día después de conocer el balance que se hizo durante este fin de semana, el segundo sin toque de queda en la localidad. Se realizaron 442 servicios de la Policía Local, se levantaron de 45 actas por incumplimientos, junto a la disolución de 35 grupos que consumían alcohol en la vía pública, diversos destrozos en el mobiliario urbano y 232 llamadas a los agentes municipales de quejas por ruidos y conductas incívicas. “No damos abasto”, han señalado las fuentes consultadas. Cinco patrullas de Policía Local y dos de Mossos d’Esquadra son, por la población de Calonge, la única seguridad y vigilancia en la localidad, que ha sufrido una avalancha de personas de otros lugares donde está limitada la movilidad nocturna.
Se reconoce que no hay suficientes agentes para frenar la llegada de gente que busca en este municipio una alternativa para organizar una fiesta nocturna sin las restricciones de movilidad que están vigentes en las localidades de los alrededores. Cabe recordar que el toque de queda no está relacionado con la seguridad ciudadana, sino con los indicadores epidemiológicos de coronavirus. Aunque la Generalitat ha endurecido las condiciones para relajar las restricciones de movilidad, la evolución positiva del coronavirus entre la población implica que no se aplique una limitación de un derecho fundamental.