Se llama Redouane Mehdi y desde hace tres años vive en Barcelona, donde estudia y trabaja. Cuenta que ha sido víctima de racismo en numerosas ocasiones, también al buscar vivienda. "Cuando llamas a una inmobiliaria y notan un acento diferente, la primera pregunta es ¿de dónde eres? Luego, cuando digo mi nombre y ven que soy árabe, ya ni si quiera importa la cuestión económica, ya tienes la respuesta", explica el afectado. La respuesta fue "no". Por este motivo el ayuntamiento ha sancionado con 45.000 euros a los propietarios y a la agencia que, a principios de 2020, denegaron el acceso a una vivienda a este hombre marroquí, solo por motivos raciales.
El inmueble se encuentra en la Barceloneta, cerca de donde Mehdi trabaja. Hasta aquel momento vivía junto a un amigo, Carlos. "Le pedí que me ayudase, porque él es blanco y tiene un nombre español. Así que él también pidió ir a ver el piso, y él sí pudo hacerlo. Así que decidí --por email-- entregar mis nóminas y mi contrato indefinido para solicitar el alquiler. Todos los documentos que requería la inmobiliaria", cuenta.
Racismo para alquilar
Mehdi quedó a la espera de que la agencia respondiese, pero no le llamaban. Intentó contactar con ellos desde su móvil, el mismo que usó la primera vez, cuando le preguntaron de donde era al escuchar su acento, pero nadie contestaba. Procedió a mandar un correo electrónico para preguntar si se negaban a alquilarle el piso por una cuestión de discriminación racial. Entonces sí recibió respuesta: el inmueble ya estaba ocupado.
"Para comprobar si era así, mi compañero intentó concertar otra cita para visitar el piso. Y sí pudo. Habló con la inmobiliaria, y como es argentino, preguntó si era un problema alquilar a extranjeros, y le dijeron que no, que no había ningún problema. Fue así como identificamos el racismo y entregamos todas las pruebas a la Oficina de No Discriminación", cuenta el afectado.
Blanco con nombre español
Así quedó demostrado, insiste Mehdi, que "si eras blanco, no había ningún problema". Su denuncia se ha saldado con una sanción para los propietarios y para la inmobiliaria por racismo. Es la segunda vez que el consistorio de la capital catalana impone una multa por una discriminación por razón de origen en el acceso a la vivienda. La primera fue por un anuncio de un inmueble que se ofrecía "solo a españoles".
El ayuntamiento corrobora, tal y como explica la víctima, que pese a acreditar el nivel de solvencia suficiente, la agencia nunca contestó a la petición de Medhi. En cambio, sí argumentó que ya habían alquilado el piso pese a que este seguía disponible semanas después. Algo que acreditó su amigo, cuando volvió a visitar el inmueble y la inmobiliaria manifestó que seguía sin arrendar.