Aunque nació en Huesca, la pregunta que más escucha Moha Gerehou (1991) --y será así hasta que muera, asegura-- es ¿de dónde eres?. Tiene claro que quienes la formulan en realidad pretenden saber por qué es negro. Durante su adolescencia, deseó “cambiar de piel por encima de todo”, pero una parada policial por perfil racial cuando estudiaba periodismo le hizo “activarse”. Dejó de callar ante las discriminaciones de las que fue víctima, y de las que se sintió “cómplice” por evitar hacer sentir incómodos a los demás. Así empezó su andadura en Sos Racismo, entidad de la que fue presidente, y proclama que no basta con condenar esta lacra, sino que es necesario ser “antirracista”. Entre las causas de su enquistamiento estructural apunta que “España no asume su diversidad racial”, pese a que una de cada seis personas tiene, al menos, un ascendente de origen extranjero. De estereotipos y racismo habla en Qué hace un negro como tú en un sitio como este (Ed. Península).
--Pregunta: Creció “con África en casa y con Europa en la calle” y le avergonzaba llevar a amigos a su casa por las costumbres familiares.
--Respuesta: Creo que fue, sobre todo, por un estímulo externo: los estereotipos que existen sobre la población y la cultura africana, que hacen que algo como comer todos de un mismo plato y con la mano… la concepción que se tiene sobre eso es que ‘no son las formas’. Eso acaba calando y más cuando eres pequeño, que aún no tienes información. Veía esas partes de mi identidad como excluyentes, aunque con el tiempo te das cuentas de que son complementarias.
--Se resistió a viajar a Gambia, a conocer el país de sus padres. Cuando finalmente accedió, ¿se disipó la vergüenza?
--Sin duda. Iba con mi saco de prejuicios. Si ahora hiciésemos una encuesta rápida a la población y pidiésemos algún dato sobre el continente africano, probablemente todas las respuestas irían por el mismo camino: se pensaría en pobreza, que era en lo que yo pensaba, pero cuando llegué me di cuenta de que hay mucho más. Lo que pasa con los estereotipos no es que sean falsos, sino que cuentan solo una parte de la historia. Evidentemente una parte del continente es así, el problema es que sea el que siempre se muestra .
--Se suele hacer referencia a ‘África’ como si fuera un solo país y no un continente.
--No tiene nada que ver Sudáfrica con Gambia, por ejemplo. Las diferencias entre territorios son inmensas: políticas, culturales… pero, al final, la imagen que tenemos del conjunto se asemeja más a los guerreros masáis de Kenia que a la ciudadanía de Sudáfrica.
--Tampoco somos conscientes de que en España se le pueda negar a alguien alquilar un piso por ser negro.
--Cuando digo que el racismo es estructural, sucede como con la pedagogía del movimiento feminista; cuando como sociedad entendemos que el machismo abarca desde un comentario obsceno hasta un asesinato. El caso de la vivienda es un ejemplo muy nítido de cómo un derecho fundamental, en el caso de las personas negras, nos encontramos con gente que no quiere alquilar a migrantes como si fuera un criterio legítimo. Claro que uno alquila a quien quiere, pero el criterio no puede ir en contra de los derechos humanos.
--¿Cómo permeabiliza en una parte de la sociedad esa asociación entre migración y delincuencia?
--Nos tenemos que fijar en las raíces históricas, en cómo se han desarrollado las dinámicas de poder, empezando por el género, y también en la cuestión racial: cómo se ha colocado siempre a las personas blancas en la cúspide, y como las negras hemos estado lejos. Eso por desgracia persiste de otras formas, a veces menos explícitas, a día de hoy.
--¿Por ejemplo?
--Constantemente adquirimos conocimientos racistas. A través de expresiones que aprendemos sin recaer en que lo son, o al consumir películas o series donde las personas negras son criminales. Todo eso, al final, conforma nuestra visión del mundo y lo aplicamos en nuestro día a día. E igual, cuando tenemos que alquilar un piso, eso, inconscientemente, nos viene a la cabeza.
--A usted también le afectaron estos estereotipos.
--Todos somos vectores del racismo. Todos consumimos conocimiento racista y lo difundimos, la gran diferencia es que algunos sufrimos las consecuencias y otros no. Es verdad que crecer y darte cuenta de eso es difícil, pero reconocerlo es el primer paso. Una vez hecho, sabemos dónde está el problema, y pensamos en cómo solucionarlo.
--Explica que durante la adolescencia deseaba “cambiar de piel por encima de todo”, que era víctima de racismo, pero a la vez cómplice por no intervenir para evitar situaciones incómodas.
--Al final me he dado cuenta, repasando situaciones que igual en su momento me incomodaban, pero no sabía cómo responder, porque sentía que al acusar a alguien de haber tenido una actitud racista, la reacción general sería ‘pero cómo dices eso’. Por eso se tolera mucho más un comentario racista en un ambiente de amistad, enmascarado en tono de broma. Eso tiene que cambiar.
--Una parada policial le empuja al activismo.
--Fue en la universidad. Tú te sientes un estudiante más, y no piensas que seas una persona negra, pero en ese momento, la policía, de todo el campus, lo único que vio fue a un negro, no a un estudiante y para mí eso fue la constatación de una barrera, de no ser considerado uno más. La gente empezó a mirarme, y ese momento fue tan violento y me sentí tan impotente que dije ‘hasta aquí hemos llegado’.
--¿Cómo supo que le habían parado por ser negro?
--Estaban buscando a personas en situación irregular, pero cuando les entregué mi DNI español que pone ‘nacido en Huesca’ se pusieron nerviosos, y me preguntaron si llevaba drogas para disimular, pero cuando dije que no ni si quiera me cachearon. Me pararon por mi color de piel.
--La pregunta que más ha escuchado es ‘¿de dónde eres?’.
--(Ríe). Y me va a seguir pasando hasta que me muera, porque al final si no eres blanco eres extranjero, eso lo tenemos metido hasta el tuétano. Cuando dices que has nacido en Huesca, en seguida hay otra pregunta: ‘será porque sus padres son de otra parte’. Se busca saber por qué eres negro, por eso cuando respondo que mis padres son de Gambia, ya no me preguntan por mis abuelos.
--No vale el ‘soy de Huesca’ como respuesta.
--España no asume su propia diversidad racial. Hay catalanes que son negros y hay oscenses que somos negros. Creo que está muy estereotipado lo que significa ser español. Si nos asomamos a cualquier calle nos damos cuenta de que eso no muestra la realidad de la sociedad actual.
--También critica la reiterada asociación de los musulmanes con el terrorismo.
--Creo que no conseguimos consolidar la presencia en los medios fuera de la cuestión racial. El único contexto en que solemos ver a personas musulmanas en los medios es el del terrorismo, aunque sea para condenarlo. Luego, para hablar de las consecuencias del coronavirus en la economía, o cómo hay que bajar las ratios de alumnos por aula, no contamos con la comunidad musulmana, a no ser que exista un enfoque por su condición de identidad.
--Representatividad.
--Ese es un reto importante. Reflejar la realidad de manera justa, contando con expertos en sus ámbitos e incluirlos en las dinámicas de los medios más allá de por su condición.
--Aquí entra el ‘síndrome del salvador blanco’.
--Un ejemplo claro son las publicaciones de Sergio Ramos y Sara Carbonero en Instagram hace unos días. Por cada like o comentario, Unicef donará una vacuna para los niños africanos. ¡Qué fuerte que la vacunación dependa de los likes de estas personas! Y que no solo no nos escandalice, sino que corramos a ponerlos.
--O los premios a la heroicidad, como cuando Macron otorgó la nacionalidad al joven maliense que escaló una fachada para rescatar a un niño.
--Y hay otro ejemplo mucho más cercano que merece una reflexión: cuando se habla de dar papeles a los inmigrantes porque ‘son los que nos van a pagar las pensiones’. Es cierto, pero es peligroso enfocar la migración solo desde un punto de vista utilitarista. Por supuesto que los papeles no deben ir relacionados a que alguien sea un superhéroe, o ahora con la pandemia, a si la gente española no quiere trabajar en el campo.
--Llamamiento masivo a temporeros con promesa de regularización que luego no se cumplió. Trabajadores en situación de calle: ocurrirá en Lleida otro año más.
--A veces tendemos a pensar que los Gobiernos son inocentes. Saben perfectamente que este verano habrá temporeros migrantes con una precariedad absoluta. ¿Si lo sabemos nosotros, cómo no lo van a saber ellos?
--¿Cómo ser antirracista?
--Señalando estas situaciones. Empujando a los que se sienten cómodos en un sistema racista a que no lo estén y a que hagan esos cambios. Cualquier momento y espacio son buenos. Un medio de comunicación, si tiene que contactar con varias fuentes para hablar de la crisis, puede contar con un economista de origen africano. También cuando cenamos con amigos o en un grupo de Whatsapp y alguno dice que ‘los inmigrantes colapsan la Sanidad’, y decir: ‘oye, vamos a hacer algo’.
--No callarse.
--El silencio juega a favor del racismo.
--¿El auge de Vox implica un retroceso del antirracismo?
--En contextos de crisis se busca un chivo expiatorio, en este caso es la población migrante a la que culpar de todos los males, en vez de ir a las causas reales. Al final Vox lo que hace es aprovechar el racismo que ya existe para tratar de sacar rédito político, llevándolo al extremo en sus discursos.
--Es lo que ha pasado con los menores migrantes.
--Tanto en el sur de España como en Cataluña. Están en la calle, no tienen un itinerario de inserción laboral, y se ven abocados a hacer lo que sea para sobrevivir. En algunos casos incluso delinquir. Estamos hablando de un problema socioeconómico que se podría cambiar con recursos para combatir la exclusión. Así Vox no tendría que con qué hacer campaña.
--Han abordado la migración para criminalizar, pero no hemos escuchado propuestas.
--Hay muchos partidos, de izquierda sobre todo, que se quedan muy cómodos condenando ese discurso, pero es la lógica del ‘yo no soy racista’, que está muy bien, pero no basta: se necesitan medidas. No sirve de nada proclamarte como alternativa no racista si luego tienes a los menores migrantes en situación de calle.