Todo apunta a que por fin se desencalla el proyecto iniciado en 2018 para la edificación de un nuevo centro penitenciario a las afueras de Barcelona, concretamente en el polígono industrial de la Zona Franca. Tras el cierre de la Modelo y la reparcelación de la antigua prisión de Trinitat Vella para construir viviendas, parece que el objetivo de sacar de la ciudad de Barcelona todas las prisiones (ya sólo queda la de Wad Ras) está más cerca.
El vicepresidente de la Generalitat y conseller de Economía y Hacienda, Pere Aragonés, la consellera de Justicia, Ester Capella, y la teniente de alcalde de Ecología, Urbanismo, Infraestructuras y Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona, Janet Sanz tienen previsto comunicar este miércoles los últimos avances en torno a la adecuación de los solares que deben acoger la nueva cárcel.
Objetivo 2025
Todo está pendiente de la ejecución de un convenio entre la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona de enero de 2017 por el que el consistorio cede gratuitamente dos fincas en la Zona Franca para la construcción de dichos equipamientos penitenciarios. Un acuerdo de colaboración para la sustitución de la Modelo cuya puesta en marcha ha sido aplazada ya en dos ocasiones pero que podría ser definitivo en las próximas horas.
La futura prisión de la Zona Franca se ubicará en un solar de 6.500 metros cuadrados y debe estar terminado en 2025, según el proyecto inicial. El centro de régimen abierto tendrá una capacidad de 800 plazas y 224 habitaciones repartidas en dos recintos independientes