El consumo de energía eléctrica en Cataluña durante el año 2020 cayó un 6,2% en relación al ejercicio anterior, según los datos publicados este miércoles por Enginyers Industrials de Catalunya. La asociación liga el descenso a las restricciones derivadas de la pandemia, una situación que también afectó a la demanda de gas y carburantes.
El declive mayor en la demanda de energía eléctrica se registró durante los meses de abril y mayo, en pleno estado de alarma. En abril la caída fue del 18%, mientras que en mayo fue del 15%. La bajada substancial durante los meses de confinamiento estricto debe entenderse en un contexto en el que la actividad empresarial e industrial, que es la que más energía requiere, estaba paralizada o funcionaba bajo mínimos.
Un país paralizado
El consumo de gas natural en Cataluña se redujo un 8% en términos interanuales, mientras que la demanda de carburantes cayó un 17,9% debido a una menor movilidad, vinculada únicamente a los desplazamientos esenciales. Los datos registrados en Cataluña son superiores al resto del España, donde el consumo de energía eléctrica cayó un 5,1%, el de gas natural un 5,3% y el de carburantes un 14,4%.
El desglose de las cifras permite ver que existen diferencias importantes en función de la actividad económica. En este sentido, destaca la caída en el sector servicios, donde el consumo de energía se redujo un 12,2% respecto al ejercicio anterior. En cuanto a la industria, la variación negativa fue del 7,9%. En contraposición, el gasto que hicieron los hogares creció un 1,2%, por un motivo claro: las familias se pasaban 24 horas encerradas en casa.
Vuelta a la normalidad
En cuanto a los carburantes para la automoción, la demanda se redujo hasta un 57,4% en abril. El pico de caída en el consumo de gas natural se registró en mayo, con una variación negativa del 24,5% interanual.
Enginyers Industrials de Catalunya estima que poco a poco la demanda de energía eléctrica y de gas en la industria se va a acercar de nuevo a los valores alcanzados en 2019. Sin embargo, el uso de carburantes para los vehículos se encuentra aún en valores muy alejados a los asociados a la normalidad social.