Suelo pélvico: cómo mejorar el parto y evitar la incontinencia en la vejez
Los especialistas recomiendan un proceso de recuperación tras el parto y que se explique sin vergüenza todos los síntomas y molestias que se presenten
21 febrero, 2021 00:00Es posible que, si no estás embarazada o no tienes hijos, no te hayas parado a pensar jamás en el suelo pélvico. Sin embargo, no prestarle atención durante el embarazo e ignorarlo tras el parto puede conllevar consecuencias muy negativas durante las siguientes etapas de la vida, que se agudizarán, de forma notable, en la vejez, ya sin posibilidad de ponerle remedio. Pero ¿cuándo empezar a cuidar del suelo pélvico?
“El suelo pélvico hay que cuidarlo siempre, a lo largo de toda nuestra vida, para prevenir disfunciones”, afirman desde el equipo de suelo pélvico de la clínica del traumatólogo Raúl García Renedo. “Ya en el colegio, desde bien pequeños, debería haber una asignatura de sobre educación para la salud, donde se hablase de sexualidad, disfunciones o patologías de esta zona. Nociones básicas sobre ergonomía en la defecación o micción. Algo tan sencillo puede ayudarnos a prevenir la aparición de hemorroides o disfunciones vesicales”. Pero si hay un momento en el que es importante cuidar de nuestro suelo pélvico es cuando se planifica un embarazo, durante el embarazo y en el postparto. “Lo ideal sin duda es hacer al menos una valoración antes o durante e el embarazo para prevenir”, aseveran.
Cómo ejercitarlo
Durante el embarazo, “hay distintas formas de cuidar del suelo pélvico. Practicar un masaje perineal para evitar la necesidad de la episiotomía o un desgarro espontáneo, realizar un ejercicio físico que mantenga ágil y en una correcta postura tu cuerpo y entrenar la musculatura de tu suelo pélvico van a ser los grandes puntales. Es interesante entrenar la musculatura del suelo pélvico durante todo el embarazo porque la práctica de los ejercicios de Kegel va a ayudar en distintos sentidos”, explica Laia Blanco, fisioterapeuta y codirectora de RAPbarcelona, centro de fisioterapia especializado en la Reeducación Abdominal y Pélvica.
“Por un lado, sirve para evitar los escapes de orina que frecuentemente se producen en el embarazo como consecuencia de los cambios hormonales y del peso que experimenta el cuerpo de la mujer durante la gestación. El aumento del volumen y peso del bebé en la barriga sobre la vejiga dificultan la retención de orina. Además, la progesterona que en este momento circula por el organismo provoca mayor laxitud de los ligamentos y músculos de la zona de esfínteres, así que el sistema de cierre vesical está algo más débil en este momento”, detallan. Además, “mejorar el tono de los músculos del suelo pélvico es necesario para la función de sostén de las vísceras de la pelvis y evitar así el prolapso o la sensación de peso vulvar a medida que va aumentando el peso de la matriz”, añaden desde RAPbarcelona.
Beneficios de cara al parto
Pero trabajar el suelo pélvico no sólo comporta beneficios notorios durante el embarazo, sino también de cara al parto. “Si tenemos un suelo pélvico fuerte y ejercitado conseguiremos que durante el parto los pujos, que ocasionan un gran aumento de presión, no supongan un problema a posteriori”, sostiene la ginecóloga Hortensia García, de la clínica Anthea.
Por ello, RAPbarcelona recomienda que, hacia el final del embarazo, a partir de la semana 33 aproximadamente, se pueda practicar un masaje perineal de forma continua para preparar el tejido y que se reduzca el riesgo de tener que sufrir alguna sutura tras el parto. Está demostrado que practicar correctamente el masaje perineal te protege de lesiones en el parto y te ayuda a recuperarte mucho mejor en el posparto, protegiéndote de incontinencias de orina y anales. El objetivo del masaje es mantener los tejidos sanos, sin contracturas, conectarte con esa parte de tu cuerpo. No debe ser doloroso, simplemente un masaje que implique movilización del tejido a nivel vulvar y vaginal para hidratar y relajar. Si observaras alguna molestia al realizarte el masaje, puede que estuviera causada por alguna tensión muscular perineal”.
¿Y que pasa con una cesárea?
“Fortalecer esta zona y prepararla para el parto es como ser corredor y entrenar para una maratón, es fundamental. El elevador del ano, el músculo del suelo pélvico, es uno de los protagonistas en el parto. Por lo tanto, debe estar fuerte y en buenas condiciones. Como podemos imaginar, el parto no se desarrollará igual en una mujer que ha estado preparándose para este momento en comparación con otra que no. Las características musculares no serán las mismas (vascularización, control motor de la musculatura del suelo pélvico, etc.)” indican en la clínica del Dr. Raúl García Renedo.
Además, que el parto sea por cesárea no disminuye las posibilidades de ver afectado el suelo pélvico. “El suelo pélvico no trabaja solo, sino que conforma un conjunto biomecánico abdominoperineal. Toda esta zona funciona al unísono para realizar la micción o la defecación, por ejemplo. Si tenemos una cesárea tenemos más probabilidades de tener molestias o dolores en las relaciones sexuales, dolor de lumbar, incontinencia urinaria, etc. Es más, en una valoración y tratamiento de suelo pélvico siempre se tiene que valorar y trabajar el abdomen”, consideran los fisioterapeutas de la clínica del Dr. Raúl García Renedo.
Síntomas molestos
RAPbarcelona insiste en que “no hay que olvidar que una mujer a la que se le ha hecho una cesárea ha pasado por 9 meses de gestación, y los músculos del suelo pélvico han soportado una carga importante durante los últimos meses. El hecho de cargar con todo ese peso sobre la musculatura del suelo pélvico hace que ésta quede relajada y debilitada. Tras una cesárea la mujer también debe entrenar su suelo pélvico correctamente para evitar, a largo plazo, síntomas molestos”.
Si hay un trabajo previo de suelo pélvico durante el embarazo, la recuperación tras el parto será, apuntan desde la misma clínica, muchísimo mejor. “Obviamente, será más rápida y probablemente tenga menos secuelas postparto. En esta etapa es fundamental un trabajo específico de la zona y un trabajo global del cuerpo, es decir, es de gran importancia hacer ejercicio para controlar el peso, llegar al parto en buenas condiciones y sin dolores musculoesqueléticos, mejorar parámetros metabólicos fundamentales en las embarazadas y, no olvidemos los beneficios psicológicos, tan importantes para evitar una depresión postparto.
Tabú y problema social
Valorar el suelo pélvico en un fisioterapeuta especializado tras el parto --normalmente tras superar la cuarentena-- es fundamental para evitar trastornos futuros. Desde RAPbarcelona lo tienen claro: “Es absolutamente recomendable, aunque la mujer se sienta perfecta después de haber pasado por el proceso de embarazo. Hay países, como Francia, que incluyen de forma sistemática a través de la seguridad social una atención de reeducación posparto tanto en mujeres que tengan síntomas molestos como las que no. Y es que se sabe que recuperarse del todo en el posparto nos previene de la aparición de problemas a corto, medio y largo plazo. A diferencia de la revisión ginecológica, en que el/la ginecólogo/a revisa la salud de los tejidos y los órganos, la que te realizará el fisioterapeuta estará centrada en la función de los músculos del suelo pélvico, la capacidad de continencia, las posibles molestias de cicatrices, el sostén visceral, en que recuperes la correcta postura y el tono de tu abdomen y suelo pélvico”.
Sin embargo, el suelo pélvico y los problemas derivados de él siguen siendo un gran tabú en nuestra sociedad. “Muchas personas tienen miedo al qué dirán si me orino encima, si me duele durante las relaciones sexuales o simplemente si no puedo tenerlas (dispareunia, problemas de erección, vaginismo, etc.), si se me escapan los gases, o no tengo relaciones placenteras. Es un problema social y educacional que repercute de forma clara en nuestra calidad de vida”, señalan desde el centro de García Renedo.
La edad, factor de riesgo
El tabú se hace evidente en que hay estudios que hablan de que la mitad de la población femenina en la tercera edad sufre escapes de orina e incluso de gases y/o heces, y, sin embargo, poco se habla de ello. Para Laia Blanco, codirectora de RAPbarcelona, “el envejecimiento y, por tanto, pérdida de calidad de nuestros tejidos es inevitable si tenemos la suerte de hacernos viejos. La aparición y la gravedad de las molestias que puedan surgir en el suelo pélvico dependen absolutamente de los hábitos de vida y las experiencias vividas en nuestro organismo como cirugías, embarazos, prácticas de deportes de impacto o estreñimiento a lo largo de la vida”.
Pese a que desde este centro barcelonés de fisioterapia especializado en la Reeducación Abdominal y Pélvica se congratulan de lo mucho que está mejorando en los últimos 20 años la información que llega a las personas acerca de los asuntos de su suelo pélvico, una muestra de que hay una gran parte de la población vive este tipo de molestias --muchas veces en silencio-- es la inversión en publicidad que hacen grandes empresas de productos como compresas, geles íntimos hidratantes vaginales y lubricantes, laxantes, pomadas para las hemorroides o las fisuras anales, entre otros. Lo que ocurre es que estos temas no se cuentan porque a menudo las personas se avergüenzan, creen que son los únicos a los que les pasa o no saben a quién acudir para tratar de resolverlo. Hay algún estudio publicado acerca de por qué las personas no suelen consultar por las molestias en las relaciones sexuales o por síntomas de incontinencia, creen que pueden incluso incomodar al sanitario que les atiende”, lamentan.
Para la fisioterapeuta Blanco es importante trasladar a la población que “si invertimos en salud ejercitando nuestro cuerpo, incluyendo los músculos del suelo pélvico, llegaremos a la vejez pudiendo vivir de rentas. Es comparable al interés de mantener, a lo largo de la vida, una higiene dental persistente, aunque tengamos la dentadura sana. Lo que pretendemos es llegar a la vejez con la mayor cantidad de piezas dentales sanas posible. Piensa que tu suelo pélvico y el resto del cuerpo merecen el mismo mimo”, concluye.