La pandemia del coronavirus lo ha trastocado todo y la Navidad no iba a ser menos. A la incertidumbre que tiene buena parte de la ciudadanía sobre cómo, con quién y dónde podrá celebrar las fiestas, se le suma la delicada situación de la hostelería debido a las restricciones y a la crisis que ha torpedeado la economía de muchas familias. En este contexto tan inestable y anómalo, el precio de las carnes, mariscos y pescados más codiciados en esta época se ve afectado y los puestos de venta en los mercados notan ciertos cambios de comportamiento en los consumidores.
Por otro lado, el bajón de la hostelería también se refleja en el precio. “Al estar de capa caída, hay ciertos artículos que tradicionalmente se llevaban los restaurantes en exclusiva y a los que los proveedores ahora tienen que dar salida y abaratarlos. Un ejemplo es el pulpo, que está tres o cuatro euros más barato el kilo, pero también los pescados salvajes --aunque su coste depende mucho del tiempo-- y el salmón”, explica Aitor Flores, que regenta la pescadería Molina Cadierno en el Mercado de Barceló, en pleno centro de Madrid. “Al ver esos precios y cómo han estado todo el año, los clientes aprovechan porque el salmón, por ejemplo, ofrece muchas posibilidades”, asevera.
Cinco o seis euros más por kilo de langostinos
La lubina, la dorada, el salmón, el rape y el besugo suelen ser los pescados más demandados en las mesas españolas en Navidad, según relatan a este medio varios encargados de pescaderías de diferentes mercados municipales. Mientras, los mariscos más codiciados son los langostinos, las gambas y las almejas, “aunque cada uno tiene sus caprichos y predilecciones”, subraya Flores. El precio de algunos de los pescados mencionados antes, por lo general, ha subido, pero “no tanto como otros años”, resume Paco Hernández, encargado de la pescadería HHCB del Mercado de la Cebada, también en Madrid. Sin embargo, algún producto como la lubina “está más o menos igual” de precio respecto a 2019. No obstante, “el marisco bueno va a estar más caro, en torno a cinco o seis euros más por kilo, sobre todo en productos como los langostinos y las gambas porque hay pocos”, añade Hernández.
En concreto, la gamba langostinera subirá hasta un 20% de precio a causa de la menor producción, señala Ángel Mánez, presidente del Gremio de Mayoristas de Pescado de Mercabarna (GMP). Por otro lado, los mejillones podrían encarecerse el 4,3% y las ostras el 1,6%, según sus cálculos. “Estas Navidades viviremos un repunte del consumo de pescado fresco y congelado”, añade.
Las carnes estrella suben de precio, pero no tanto
Entre las carnes más deseadas durante estas fiestas se encuentra el cordero (sobre todo las paletillas), el solomillo, el cochinillo, el entrecot y, de un tiempo a esta parte, las aletas de ternera rellenas, aseveran varios carniceros. “Todas esas piezas suben mucho de precio en Navidad, pero esta vez no tanto”, subraya Fernando Rubiato, de la carnicería Carnes Selectas Fernando Rubiato Mayoral. Por su parte, Ángel Cayetano, que regenta la carnicería Cali & Car del Mercado madrileño de Barceló, defiende que, en su caso, los precios hasta el momento están igual que el año pasado y señala que “el cordero está un poquito más barato”.
“Este año ha sido muy anómalo y la campaña de Navidad está siendo muy rara. En un año normal solíamos tener entre 70 y 80 pedidos y ahora sólo llevamos cinco. Creo que es por la incertidumbre, que hasta última hora la gente no sabe si se va a ir al pueblo, si va a poder comer con la familia o qué. Mi intuición me dice que se va a vender mucho a última hora”, augura Rubiato. En ese sentido, antes de la pandemia, los días de mayor actividad como el 23, 24, 30 y 31 de diciembre, este vendedor solía tener la mitad del producto colocado. Sin embargo, la nueva normalidad dificulta saber con qué productos abastecerse. “Este año nos vamos a tener que arriesgar”, lamenta.
El precio de las uvas se mantiene
En el apartado de las frutas, la uva es un clásico en estas fechas y, según Pere Prats, vicepresidente del Gremio de Mayoristas de Frutas y Hortalizas de Mercabarna (AGEM), las que no tienen pepitas han experimentado una “fuerte tirada”.
En cuanto a su precio, la uva se mantendrá este año o subirá un poco respecto a 2019. Así, el kilo de la que tiene pepita rondará los dos euros, mientras que el precio de la que no tiene se situará entre los 2,5 euros y los tres euros. Por otro lado, las piñas se abaratan respecto a los últimos años, en concreto, entre un 30% o un 40% frente a 2019.
¿Cómo se comportará el consumidor?
“Toda previsión para este año tiene que ser muy prudente pero, si nos fijamos en lo que sucedió en la anterior crisis con el consumo de productos frescos, podríamos deducir que la situación actual puede derivar en un trasvase hacia algunas soluciones envasadas y alternativas más económicas”, asegura Ignacio Biedma, consultor especializado en servicios de retail de Nielsen. De hecho, en las principales cadenas de supermercados ya se pueden encontrar alimentos precocinados de categoría gourmet que superan los 100 euros y contienen hasta 12 raciones. Por otro lado, este experto señala que “se prevé un aumento del gasto en la cesta navideña debido a que las restricciones en hostelería y ocio concentrarán las oportunidades de consumo en el hogar”. Sin embargo, fuentes del grupo Dia opinan que, debido a los efectos de la crisis y al impacto en los bolsillos de la gente, “es muy probable que el importe de la cesta de la compra descienda”.
El consultor de Nielsen también apunta que este año se verán dos tipos de consumidores: los acomodados, a los que la crisis apenas ha afectado en lo que a renta se refiere, y los ajustados, que tienen que reestructurar su presupuesto. “Los primeros siguen valorando aspectos como la experiencia de compra o la seguridad, atienden a las innovaciones y se interesan por las soluciones más tecnológicas, como el e-commerce. Además, van hacia una compra más grande o con productos premium para disfrutar”, señala Biedma. En cuanto a los segundos, los ajustados, son consumidores más activos “en la búsqueda de promociones” que se decantan por las marcas blancas para los productos de categorías más básicas.