El Gobierno catalán anunció este jueves a última hora que levantaba la reunión del Procicat y se daba un noche de margen para conseguir un acuerdo sobre las nuevas medidas anti-Covid. La falta de sintonía entre JxCat y ERC se hizo de nuevo pública, cuestión que se pretendía resolver en un nuevo encuentro a primera hora de la mañana de este viernes que solo ha servido para hacer el ridículo y sembrar el caos con la revisión del plan para frenar la tercera ola de la pandemia.
Desde la comunidad médica y la científica se reclamaba mano dura y concreción al Ejecutivo. Los datos de expansión de la pandemia de los últimos días son pesimistas y apuntan hacia la tercera oleada. Con todo, el único sector que sale perjudicado por la nueva hoja de ruta de la Generalitat es la restauración. Los empresarios del sector no podrán servir ahora cenas y solo podrán recibir comensales en dos franjas horarias. Se abrirá de 7.30 a 9.30 (desayunos) y de 13.30 a 15.30 (comidas).
El Govern limita la apertura de bares a desayunos y comidas / EUROPA PRESS
Más vigilancia de Interior
Además, se lanza un aviso a los más avispados de que se será más duro en vigilar que se cumplen todas las indicaciones de seguridad. El aforo interior será del 30% y las mesas de las terrazas deberán estar separadas, con solo cuatro personas sentadas (seis si son de una misma familia) y todo el mundo deberá llevar la mascarilla salvo en el preciso momento del consumo.
La reunión del Procicat del jueves encalló por el papel que debía jugar el Departamento de Interior. Mossos d’Esquadra avisan desde hace tiempo de que no pueden perseguir a todos los incumplidores al detalle porque ni siquiera disponen de los efectivos necesarios para este extremo. Finalmente, sí que se les obligará a coordinarse de forma más efectiva con las policías locales para garantizar que se cumple con el nuevo plan que entrará en vigor el próximo lunes. Pero la fórmula exacta queda en el aire.
Sin nuevas ayudas
Tampoco podrán abrir los establecimientos que están dentro de centros comerciales, igual que los gimnasios que están ubicados allí. “Debemos facilitar que la gente vaya a realizar sus compras, no a pasar el día o a mantener vida social”, ha asegurado la consejera de Presidencia, Meritxell Budó.
La política de JxCat ha sido la encargada de anunciar el nuevo plan junto al presidente en funciones, Pere Aragonès (ERC), cuyo papel se ha limitado a un discurso inicial de casi 10 minutos en el que aseguraba que lo importante era la salud y pedía responsabilidad. En ningún momento ha anunciado que activará nuevas ayudas que palíen el cerrojazo revisado. Solo se indica que se debe ser más prudente para limitar los contagios.
La presencia del líder de ERC estaría más justificada por el equilibrio impuesto entre los socios de legislatura por el contexto actual, con el anuncio de las elecciones del próximo 14 de febrero (que no han sido convocadas de forma oficial), que por una necesidad real. De hecho, el papel de Aragonès ha recibido un aluvión de críticas incluso desde los sectores más próximos al independentismo.
Flexibilización de la movilidad
Al final, las restricciones anunciadas no lo son tanto. El Gobierno catalán flexibilizará de facto las limitaciones de movilidad por todo el territorio. La mano dura anunciada se traduce en declarar que se reducirá el tránsito libre a escala comarcal durante toda la semana en lugar de que sea de viernes a domingo, como hasta ahora. Pero este aviso se queda en agua de borrajas por la infinidad de excepciones que se contemplan.
Los catalanes podrán moverse por toda la autonomía para “visitar a familiares y a gente próxima”, un cajón de sastre. Y se da vía libre a que las “burbujas de convivencia”, en palabras de Budó, se desplacen hasta “la segunda residencia o un establecimiento rural u hotelero”. Todo ello, junto a los traslados laborales necesarios.
Turismo de invierno
En la práctica, el Gobierno catalán salva la temporada de invierno. Incluso con otra iniciativa que facilitará la llegada de esquiadores a las pistas de esquí del Pirineo catalán: la Generalitat ha integrado en una sola comarca todo el territorio del Alt Urgell y Andorra. Es decir, por toda la Cerdanya.
La Generalitat prioriza de este modo el turismo durante unas fiestas atípicas. Pero el caos actual llega al extremo de que, junto a los restauradores, los más afectados por la nueva hoja de ruta serán los más pequeños. Se quedan sin los embajadores y pajes reales y deberán usar métodos más tradicionales como Correos o recurrir a las nuevas tecnologías para enviar su carta a los Reyes.
Por lo demás, y en contraste con otras autonomías donde sí se ha aplicado mano más dura como la Comunitat Valenciana, en Cataluña se hace frente a lo que se advierte que es la tercera ola del coronavirus con más flexibilidad.