La tradicional feria navideña de Santa Llúcia se reinventa ante la incidencia del Covid-19 en Cataluña. Sus organizadores explican que habrán menos puestos de los habituales y se controlarán los accesos para limitar el aforo. No obstante, el presidente de la feria, Albert Deulofeu, reconoce que "es un año en que no se pueden hacer muchas previsiones".
El mercado se celebrará este año del 27 de noviembre al 23 de diciembre, como es habitual. "Ahora mismo estamos trabajando, y mucho, con el escenario que abriremos la feria y todo irá bien, pero el contexto actual no es fácil y habrá que ver cómo evoluciona", confiesa Deulofeu.
Nuevas medidas
Las dimensiones de la feria de este año serán más reducidas de lo que es habitual. Si el año pasado había 282 puestos, este año habrá 130. "Muchos no han querido venir porque no quieren correr riesgos", reconoce el presidente de Santa Llúcia.
En cierto aspecto esto será un punto positivo, pues permitirá que la separación entre casetas sea mucho más grande y los pasillos, más anchos, ayudando así a evitar aglomeraciones. Además, habrá controles al acceso de la feria y un límite de gente, lo que previsiblemente causará esperas y colas para entrar. "Las actividades paralelas también se harán, pero tendrán una zona perimetrada y separada y donde habrá otro control de acceso", explica Deulofeu, que reconoce que es un año difícil, pero confía en que al final la feria se pueda celebrar.