La incertidumbre que se está viviendo a escala global a causa del Covid-19 ha hecho que muchas universidades cancelen la movilidad internacional o apliquen medidas muy restrictivas, sobre todo hacia los países más afectados. Una situación que repercute en el programa Erasmus.
La Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) recibe cada año unas 1.500 solicitudes de estudiantes internacionales para realizar un intercambio con su universidad en el primer semestre del curso. “De estos 1.500, parece que al final vendrán unos 640, menos de la mitad”, explica Màrius Martínez, Vicerrector de Relaciones Internacionales de la UAB.
Reubicación de la estancia al segundo semestre
Las cifras de universitarios españoles que querían hacer estudiar en el extranjero son parecidas. Una de las posibles soluciones que han encontrado las universidades para asegurar la estancia es reubicarla en el segundo semestre “con el pensamiento que las cosas irán mejor”, dice Martínez. También hay estudiantes que han decidido acortar su viaje.
Pero una de las opciones que más se están manejando es la “modalidad mixta”. Los alumnos viajarán al país de destino y, desde él, harán clases online de la universidad donde tienen plaza. Los centros que así lo permitan, podrán hacer algunas lecciones presenciales.
Un Erasmus desde casa
La Comisión Europea ha reconocido la “movilidad virtual”. Esta consiste en hacer clases en línea de la universidad de destino desde casa. Por ejemplo, un estudiante de Barcelona con plaza Erasmus en París haría clases virtuales de la universidad parisina desde la Ciudad Condal.
Según el vicerrector, “la persona no tiene la experiencia de inmersión cultural in situ, pero sí se le reconoce en el expediente académico”. Con esta modalidad quedaría cancelada la beca Erasmus asociada, ya que solo está prevista para la adaptación en el país de destino y los gastos generados por el viaje.
Falta de “información oficial”
Aitana Gil, estudiante de cuarto curso Medicina en la Universidad de Barcelona (UB), se va de Erasmus todo el curso a Bolonia, Italia. La universitaria asegura que, a pesar de no haber recibido mucha “información oficial”, ella ha decidido viajar al país de destino para hacer clases online desde allí. “No tengo un protocolo a seguir porque las clases no serán presenciales”, explica.
Para poder hacer el intercambio en Bolonia, los estudiantes tienen que haber dado negativo en un PCR. La prueba corre a su cargo si se la hacen en España en un máximo de 72 horas antes de viajar. Pero el test es gratuito si se lo hacen en el aeropuerto de Bolonia en un máximo de 48 horas después de la llegada.
Cancelación de la parte práctica
“Si la asignatura a realizar en el intercambio es totalmente práctica, no se puede convalidar si se hace online”, asegura Màrius Martínez. Los coordinadores de intercambio se encargan de cerrar los convenios que fijan qué hará el estudiante y en qué condiciones. En esta situación y durante el primer semestre, “las partes prácticas quedan desaconsejadas y fuera de los acuerdos”, añade.
El plan de estudios de Aitana recoge un programa Prácticum durante el cuarto curso. Su universidad le ha permitido hacer el intercambio porque, en principio, aunque las prácticas se hayan cancelado por el momento, podrá realizarlas en el segundo semestre.
Meses de incertidumbre
Manuel Maestre, estudiante de ADE y Derecho en la Universidad Carlos III de Madrid, se va de Erasmus todo el curso a Colonia, Alemania. Él explica que ha pasado unos “meses de incertidumbre” y que durante un tiempo estuvo en duda el irse en el primer semestre “con todo lo que estaba pasando”.
Aunque Manuel puede viajar, se va dos semanas más tarde de lo que se iba a ir porque “el curso se ha retrasado”. Sus clases serán “mitad online, mitad presenciales” en los primeros meses. Y, a pesar de la situación, vivirá en una residencia con otros estudiantes.
Una experiencia diferente
Desde la UAB, explican que existe la “unidad de dinamización”, que está trabajando para organizar las actividades de participación con los estudiantes. “Esto tendrá una parte virtual, pero también se harán algunas cosas presenciales, observando las medidas de prevención que tenemos en los planes de contingencia”, dice el vicerrector.
Para Màrius Martínez, el programa Erasmus también reconoce la experiencia, no solo la parte académica. “Un alumno no solo va a estudiar a la universidad, también se forma como ciudadano y participa en acciones de carácter cívico, político, cultural, asociativo y deportivo”, explica. “Todo eso es lo que le da riqueza a una universidad y nos gustaría cuidarlo”, concluye.
Sin convocatoria para el curso que viene
“Estamos en un momento muy complicado”, asegura Martínez. “Una de las cosas que hemos aprendido con esta pandemia es que cada semana el escenario cambia, y una cosa que tenemos clara hoy, después deja de estarlo”, añade.
Este curso, el Erasmus no se ha suspendido, pero la Comisión Europea ya ha informado de que, por el momento, no habrá convocatoria para el año que viene.