Una crisis económica, una pandemia, un atentado terrorista, el procés y, con anterioridad, diversas guerras y otras penurias, pero también alegrías como los Juegos Olímpicos. No hay nada que frene la evolución de Barcelona. La metrópoli avanza impasible y se adapta a todas las situaciones. El cambio que ha vivido la segunda ciudad española entre los dos últimos desastres mundiales (la caída de Lehman Brothers y el Covid-19) salta a la vista. Así ha sido la transformación de la capital de Cataluña en la última década.
La nueva imagen de Glòries
La transformación de la plaza de las Glòries es, sin duda, uno de los cambios más significativos de la ciudad. La llamativa anilla viaria levantada en el marco de los cambios de la Barcelona olímpica --en sustitución de proyectos anteriores que no funcionaron-- ha desaparecido de la vista de los ciudadanos. El proceso de deconstrucción del tambor (y su aparcamiento interior) comenzó en 2008 y terminó en 2014 y, entre medias, nacieron en la zona el Museu del Disseny y los Encants Nous. Además, muy cerca de allí sigue creciendo el distrito 22@, el de la innovación y el futuro del municipio.
Proceso de deconstrucción de la anilla de Glòries / AJUNTAMENT DE BARCELOA
Sin embargo, la nueva plaza de las Glòries, donde está proyectado (e inaugurado de forma parcial) un extenso parque, deja aún mucho que desear. Las obras están sin terminar. El túnel que debe ir por debajo de lo que un día fue la anilla arrastra un retraso de varios años. Y también un sobrecoste de, al menos, 12 millones de euros sobre el precio original. Pero nadie se hace responsable de estas demoras ni del encarecimiento. Ni se sabe cuándo estará listo. La situación provocada por la pandemia solo empeora las previsiones.
Obras en la Meridiana y la Diagonal de Barcelona
Dos de las arterias principales de Barcelona también han cambiado (o están en proceso). La avenida Diagonal entre la plaza Francesc Macià y el paseo de Gràcia comenzó una transformación en el verano del 2013. Las obras comprendieron el ensanchamiento de las aceras (cuya pavimentación, que presenta hojas de platanero en relieve, ha provocado alguna torcedura de tobillo), la segregación del carril bici y un tronco central para la circulación de transporte público y vehículos privados, a lo que hay que añadir alumbrado inteligente y otras instalaciones (puntos de recarga, aprovechamiento de agua freática) que siguen criterios de eficiencia y sostenibilidad.
La transformación de la avenida Diagonal / GOOGLE STREET VIEW - CG
La avenida Meridiana (o un primer tramo) es otra de las vías con nueva imagen. La primera remodelación, iniciada en 2018, se ha centrado en el segmento que va de Glòries a calle Mallorca. Y, en la línea de las obras de Diagonal, la nueva Meridiana pretende dar más espacio a los peatones, bicicletas y transporte público (reduce un carril por sentido para el vehículo privado), así como ampliar las zonas verdes. Si a ello se suman las restricciones a los coches contaminantes en la ciudad y el encarecimiento de las zonas verde y azul, la idea del equipo de Ada Colau (BComú) parece clara. Sin embargo, no aporta alternativas para quienes llegan a Barcelona desde la periferia: falta un refuerzo a conciencia del transporte público, en especial por carretera, y más facilidades para que los conductores dejen sus vehículos a las puertas de la metrópoli.
La transformación de la avenida Meridiana / GOOGLE STREET VIEW - CG
Supermanzanas, carriles bici y metro
Hablando de transporte público, el metro de Barcelona, en constante expansión, ha ampliado sus ramificaciones en la última década. Sin ir más lejos, se han estrenado la L9 Norte (2009), la L10 Norte (2010), la L9 Sur (2016), la L12 (2016) y la L10 Sur (2020). Y se han ampliado otras líneas. De este modo, se puede acceder ya en tren a zonas como el Carmel, la Zona Franca, el Bon Pastor y al aeropuerto. Del mismo modo, el ayuntamiento ha aumentado los carriles bici de poco más de 100 kilómetros a alrededor de 150 kilómetros, la mitad de lo que se ha propuesto. Pero en algunas zonas sigue sin estar bien resuelta la convivencia de estos vehículos (y los patinetes) con peatones y tráfico.
Pero, sin duda, uno de los cambios menos destacados, pero más polémicos, es el de la superilla (o supermanzana) del Poblenou (2016), la primera de otras ideadas, como la de Sant Antoni. En resumen, este proyecto busca la reducción del tráfico rodado en los barrios y la recuperación de las calles para jugar y pasear. Lo que por un lado suena tan bien, por el otro supone incomodidades a los mismos vecinos y el cierre de muchos comercios por la pérdida de clientes, que ahora tienen dificultades para acceder a ellos. Asimismo, tampoco se ha reducido la contaminación, según recogió Metrópoli Abierta.
Remodelaciones y derribos: los mercados
El 11 de septiembre del 2013 abrió las puertas el nuevo El Born Centre de Cultura i Memòria, ubicado dentro del antiguo Mercado del Born (del 1876). Después de muchos años cerrado, y tras un periodo de obras y excavaciones, el nuevo equipamiento dejó atrás su función original para convertirse en un recinto museístico, por el que han pasado colecciones tan polémicas como Franco, Victòria, República, que incluyó --hasta que algunos ciudadanos la destrozaron-- una figura ecuestre decapitada del dictador. Asimismo, también se ha peatonalizado el entorno de la instalación.
Pero el del Born no es el único mercado de Barcelona que ha cambiado de rostro o función desde la anterior crisis. Por ejemplo, el Mercado de Sant Antoni se sometió a una operación estética entre 2009 y 2018 para adaptarse a los nuevos tiempos, integrarse mejor en el barrio, y recuperar su aspecto original, de 1882. Otro caso es el del Mercado del Bon Pastor, que estrenó edificio en 2019, mientras que el Mercado de Sant Andreu de la plaza del Mercadal ya no existe, y espera la construcción de la nueva infraestructura en el mismo emplazamiento. También el Mercado del Ninot reabrió en 2015 tras una reforma integral.
Plaza del Mercadal, con y sin mercado / GOOGLE STREET VIEW - CG
El viejo y el nuevo Mercado de Bon Pastor / GOOGLE STREET VIEW - CG
Juzgados y la Modelo
Barcelona también ha cambiado en materia judicial y penitenciaria. Entre mediados de 2017 y principios del 2018, los antiguos juzgados del paseo Lluís Companys desaparecieron del mapa --debajo encontraron restos arqueológicos--. Tras ocho años abandonados, y ante el peligro que suponían, el entonces conseller de Justicia Carles Mundó ordenó su demolición, para dejar un solar de 5.400 metros cuadrados. Sobre él está proyectado el nuevo edificio de la Audiencia de Barcelona, mientras que la Guardia Urbana solicita un rincón para levantar su mayor comisaría en la ciudad.
Los antiguos juzgados del paseo Lluís Companys, hoy convertidos en un solar / GOOGLE STREET VIEW - CG
Tampoco hay que olvidar el cierre definitivo de la cárcel Modelo, en 2017, tras 113 años, reconvertida ahora en una suerte de museo, a la espera de la nueva utilidad del espacio. Allí se levantarán pisos públicos, equipamientos y un parque. Las máquinas ya han reducido a polvo algunas partes del recinto, si bien la pandemia lo ha frenado todo. Y, en este apartado, se podría incluir la inauguración de la plaza de las Dones del 36, en Gràcia, en homenaje a las mujeres que sufrieron la Guerra Civil en sus carnes.
La cárcel Modelo de Barcelona en 2008 y en 2019 / GOOGLE STREET VIEW - CG
Plaza de las Dones del 36 / GOOGLE STREET VIEW - CG
Estatuas y nombres
Entre los cambios más discretos figuran la retirada de algunas estatuas y el nuevo nombre de diversas calles. En el primer grupo figuran, por ejemplo, la desaparición de la figura del marqués de Comillas en la plaza homónima, en 2018. El argumento del consistorio es que Antonio López era un “esclavista”. También hay que recordar que el ayuntamiento quitó la estatua de la Victoria, herencia del franquismo, de la plaza del Cinc d'Oros (antes llamada Juan Carlos I), en el cruce entre la avenida Diagonal y el paseo de Gràcia.
Plaza de Antonio López / GOOGLE STREET VIEW - CG
Plaza del Cinc d'Oros, en Diagonal con paseo de Gràcia / GOOGLE STREET VIEW - CG
En el segundo grupo se enmarcan el bautizo de la avenida de Els Quinze (en sustitución de la avenida de Borbó); la nueva calle Pau Alsina (en lugar de Secretari Coloma); y la desaparición de la calle Almirante Cervera (ahora Pepe Rubianes), entre otras. Alguna de las modificaciones ha generado polémicas, porque se acusa al consistorio de ignorante y de dar argumentos que la historia no sostiene.
La joya de la corona
Para terminar, la joya de la corona de Barcelona. Parece que no avanza, pero la Sagrada Família ha cambiado su aspecto por completo en los últimos años, como se aprecia en las imágenes desde todos los ángulos. Está previsto que el templo expiatorio esté terminado en 2026, 144 años después de la colocación de la primera piedra. Sin embargo, quedará pendiente la adecuación del entorno, otro de los asuntos que arrastran los últimos ayuntamientos, de todos los colores, y que tiene en vilo a los vecinos, que desconocen si les expropiarán sus pisos o no.
Es evidente que Barcelona ha cambiado mucho más. Hay vecinos nuevos; otros, ya no están. Remodelaciones, construcciones y cambios de propiedad se han sucedido en estos años, por lo que es imposible presentar una relación más detallada de todo lo que ha ocurrido en la ciudad, y de todo lo que está por llegar.