Un equipo internacional de investigadores ha llevado a cabo un análisis genealógico que ha confirmado las primeras teorías de varios científicos con la conclusión de que el nuevo coronavirus, el SARS-CoV-2, lleva entre nosotros más de 40 años. Concretamente, entre 40 y 70 años.
Tal y como afirma el estudio publicado en la revista Nature Microbiology, el Covid-19 lleva todo ese tiempo en los murciélagos y, "lo más probable", es que ahora haya saltado directamente a las personas. Los resultados del análisis determinan que el linaje de ambos coronavirus se separó durante ese periodo de tiempo y, por tanto, el nuevo coronavirus lleva bastantes décadas circulando indetectado entre los murciélagos.
Complicado detectarlos a tiempo
Que el virus se haya modificado con los años "se ve claramente" en los análisis. "En ese tiempo se pueden haber diferenciado más linajes con los rasgos adecuados para infectar a los humanos. Este largo periodo de divergencia sugiere que hay linajes víricos en murciélagos con potencial zoonótico que no han sido muestreados", han dicho los investigadores.
Además, son virus con una alta capacidad de intercambiar material genético entre sí, lo que implica, según los autores, que será "difícil" identificar virus con el potencial de causar brotes notables en humanos antes de que estos emerjan.
El pangolín sigue dentro de las teorías
El nuevo análisis no descarta que el pangolín fuera un paso intermedio en el salto de murciélagos a humanos, al igual que podrían haber sido las serpientes. "La evidencia actual es consistente con que la evolución del virus en murciélagos haya dado lugar a [variantes] capaces de replicarse en el tracto respiratorio superior tanto del humano como del pangolín", han comentado los autores.
Uniendo estos nuevos resultados a lo ya conocido, el primer firmante de este trabajo e investigador de la Universidad del Estado de Pensilvania (Estados Unidos), Maciej F. Boni, ha explicado que el escenario "más probable" es el de un virus de una población de murciélagos de la provincia de Yunnan, en el sureste de China, de donde proceden los virus con parentesco más próximo al nuevo coronavirus.
Descartado el origen artificial del virus
Los expertos, cada vez más, descartan ya que el origen del virus sea mediante manipulación genética, dado que una operación así dejaría huellas inequívocas en el genoma que no están en el nuevo coronavirus. De hecho, consideran "improbable" también la hipótesis de la fuga de un laboratorio.
"Si el virus hubiera escapado de un entorno de laboratorio, los primeros individuos afectados habrían sido los empleados del centro y sus familias. No vimos esto en los 44 casos de finales de diciembre de 2019", han argumentado. Sobre cuándo se produjo el salto a humanos, los datos apuntan a noviembre de 2019 como la fecha más probable. Un elemento más a favor de que "fue un error" la detección del virus en muestras de aguas fecales de Barcelona de marzo de 2019.