“Empecé realizando grafitis urbanos, ilegales, como hobby. Y, después de estudiar Márketing, hice de mi pasatiempo un trabajo”. Quien habla es Lucas Amat (Barcelona, 1993), el grafitero urbano que ha hecho de esta afición su profesión. Ahora, se dedica a decorar negocios locales, que acuden a él para ganar visibilidad y como alternativa al elevado precio de invertir en una campaña publicitaria para atraer posibles clientes.
Amat, en conversación telefónica con Crónica Global, expresa que “el objetivo” de sus grafitis “es que el negocio impacte a sus posibles clientes cuando pasen por delante de la tienda, aunque esta esté cerrada”. Afirma que, tras más de diez años diseñando y fomentando el llamado street art por toda Cataluña, España y el mundo, puede corroborar que el grafiti y el márketing van de la mano.
El grafiti profesional
El grafitero detalla que ha encontrado la fórmula para que sus obras ayuden a los comercios locales, y que este arte tenga una finalidad comercial y profesional, además de estética. “El grafiti profesional es la evolución del grafiti clásico que todos conocemos, pero enfocado a ayudar a las empresas y a los particulares”, dice Amat.
“Cuando hablamos de grafitis profesionales, estamos hablando de obras de arte que realizan verdaderos artistas que aplican su talento para mejorar y decorar espacios de sus clientes, ya sea porque están en mal estado o, simplemente, porque quieren que luzcan mejor, más bonitos o llamativos”, prosigue Lucas Amat, fundador de la empresa de grafitis que lleva su nombre.
Solucionar la falta de visibilidad
El equipo de Amat no busca que el grafitero se luzca, sino que el negocio gane con esta inversión de márketing. “Hacemos grafitis centrados en el local para que sus clientes se acuerden de la tienda. No pensamos en artistas y su obra, sino en el negocio”, comenta el artista.
En opinión del emprendedor, los negocios locales sufren la falta de visibilidad y la imposibilidad de destinar grandes cantidades de dinero a campañas de publicidad a gran escala. Por ello, Lucas Amat dice que tiene la solución: grafitis profesionales: “Los pequeños comercios tienen que aprovechar al máximo sus recursos para ser competitivos en el mercado; por ello, realizamos grafitis profesionales en las persianas de los pequeños negocios”.
Grafitis: ¿arte o vandalismo?
Reconoce que “las obras no son tan espectaculares” como les gustaría a los artistas, “pero hacen la función de márketing que los clientes buscan”. De este modo, y a pesar de que los grafitis han pasado a ser parte de la cultura urbana de las ciudades, se mantiene el debate social sobre si estos dibujos son arte o vandalismo. Artistas como Banksy y Boa Mistura son considerados verdaderos artistas, profesionales en el arte de pintar las calles con sus diseños street art.
Algunas ciudades, como Berlín, han dejado que los grafitis formen parte del inmobiliario urbano. Otras, como Madrid, han incrementado hasta en un 81% las actuaciones de limpieza de las obras de los artistas callejeros. Según los datos de Medio Ambiente y Movilidad, la capital española destina más de 10.000 euros al día a eliminar los grafitis que aparecen.