La productora de Ciutat Morta echa el cierre entre acusaciones de "maltrato" entre sus miembros. Metromuster, plataforma audiovisual que defendió al antisistema Rodrigo Lanza, se ha disuelto con quejas ante la "impunidad" con el acoso entre sus miembros.

Lo han anunciado los radicales en un comunicado público emitido hoy viernes, 26 de junio. En la nota, la empresa audiovisual que salió en defensa de los okupas de Sant Pere més Baix de Barcelona, una vivienda tomada en cuyo desalojo resultó gravemente herido un agente de la Guardia Urbana, admite que "desde finales de 2017 y hasta mediados de 2019, Metromuster fue muriendo como organización y el equipo fundacional terminó desintegrándose después de numerosas vivencias de malestar y de dolor".

 

 

Trailer 'Ciutat morta' / YOUTUBE

"Maltrato"

Los activistas han subrayado [ver nota pública aquí] que han sufrido "la desconfianza, el victimismo, el machismo, la difamación, la ocultación de información interesada, la manipulación y el maltrato emocional, incluso la insensibilidad hacia la grave enfermedad de un compañero".

A ello se le ha unido el "desprecio" hacia todos los miembros de la firma audiovisual que logró el premio Ciutat de Barcelona en 2014 por Ciutat Morta. "Es por eso que hemos decidido, tras varios intentos de mediación fallidos y de ninguna asunción de responsabilidad por parte de la persona mencionada, poner punto y final a un proyecto muerto", han agregado los firmantes, entre los que se encuentran Xapo Ortega, uno de los fundadores de Metromuster, y Natalia Sánchez, diputada de la CUP en el Parlamento catalán.

Defensa de Lanza, un polémico activista

Cabe recordar que Metromuster saltó al estrellato en 2016 por su producción del documental Ciutat Morta, que defendía a un grupo de okupas condenados por incidentes durante un desalojo de una casa tomada a la fuerza en 2006, durante el cual resultó herido muy grave, con secuelas de parálisis, un agente de la Guardia Urbana.

Varios antisistema, incluido Rodrigo Lanza, fuero condenados a penas de prisión. Tras los incidentes y las detenciones, en las que denunciaron torturas, una de las radicales, Patricia Heras, se quitó la vida. Lanza, cuando salió de prisión, se mudó a Zaragoza, donde está ahora acusado de otro crimen: el crimen de los tirantes, una pelea de bar con trasfondo ideológico durante la que murió Víctor Laínez.