Sabores y paisajes para una escapada perfecta desde Barcelona
Dos parques naturales y productos gastronómicos tradicionales son los reclamos en esta ruta gastro-natural
21 junio, 2020 00:00No hace falta irse muy lejos para conectar con la naturaleza en busca de la tranquilidad. Muy cerca de la capital catalana nos encontramos con numerosos atractivos, tantos como para no parar un solo instante y rendirnos al disfrute y a la contemplación, en un entorno privilegiado entre pliegues montañosos y sinuosos valles.
Nos escapamos a territorios que huelen a pino y encina, a romero y brezo, a tomillo y prado y que saben a tradición y buen vino. Lugares desde cuyas cumbres apenas se insinúa la belleza que nos espera en su interior.
Parque Natural Sant Llorenç del Munt i l’Obac
Muy próximo a Barcelona, localizado entre las comarcas del Bages y del Vallès Occidental, se encuentra el Parque Natural Sant Llorenç del Munt i l’Obac. Un paisaje de agrestes paredes, que asemejan crestas, convive con otros de relieves más suaves y abundantes siluetas montserratinas. Todo ello en un espacio protegido que abarca más de 13.000 hectáreas.
Una maravilla de la naturaleza que, orgullosa, se corona con dos principales cimas: la de la Mola (1.104 m) y la del Montcau (1.052 m). Nos hallamos en el escenario perfecto para practicar senderismo por las variadas rutas que lo recorren. Una de las más concurridas es la que llega hasta el monasterio de Sant Llorenç del Munt, en la cúspide la Mola. Una joya del románico construido con la piedra de la misma montaña. Del recinto original apenas quedan el campanario, el templo y una galilea (tipo de capilla o pórtico) en la fachada sur. La ascensión merece la pena, no solo para la contemplación de las hermosas vistas y por conocer en profundidad la historia de este excepcional patrimonio, sino porque el recinto cobija un restaurante en el que podremos reponer fuerzas mientras disfrutamos de los sabores más tradicionales de la cocina catalana: ensaladas, carnes y verduras a la brasa, butifarras, postres…
La esencia del territorio en la D.O. Pla de Bages
Históricamente el Bages ha sido una de las comarcas catalanas que más vino ha producido. Lamentablemente la irrupción de la filoxera hacia 1890 en estas tierras trastocó no solo el paisaje, sino además un modo de vida. Esta herencia vitivinícola ha dejado un interesante rastro en otro de los itinerarios más populares de este paraíso natural, la ruta de las Tinas en el valle del Flequer. Enoturismo e historia son el tándem perfecto para una jornada paseando a lo largo de 6 km salpicados de estos originales depósitos, construidos durante el siglo XIX en piedra, a pie de viña.
Afortunadamente la marcada identidad del territorio, con un clima mediterráneo continental, unos suelos arcillosos y calcáreos y la baja pluviosidad, ha propiciado la elaboración de vinos muy apreciados y de gran personalidad: los acogidos a la D.O. Pla de Bages. Hasta nueve variedades de uva negra y seis de uva blanca se emplean para su obtención.
Son numerosas las bodegas que ofrecen visitas con catas como en Celler El Molí, que apuesta por la producción ecológica; la centenaria Grau i Grau; Vins Colltor con vistas a Montserrat y los Pirineos; o la bodega Abadal con más de ocho siglos de historia a sus espaldas.
Parque Natural del Montseny
El Montseny es un paraje muy querido por los barceloneses por su proximidad a la capital (escasa media hora en coche) y por la belleza que lo envuelve. Declarado Reserva de la Biosfera de la UNESCO, este vergel montañoso es el lugar ideal para desconectar y practicar el turismo activo.
Su diversidad paisajística combina una vegetación propiamente Mediterránea en las zonas más bajas con abetales, castañares, hayedos y verdes prados más propios de paisajes centroeuropeos en cotas más altas. Aquí encontramos el árbol más grande de toda Cataluña un castaño de casi 12 metros de perímetro y 15 metros de altura. Un variado mosaico de colores y texturas que varía con las estaciones y que habita una abundante y variada fauna de mamíferos, aves, peces, insectos y reptiles.
Dicen que es un lugar mágico y misterioso plagado de seres fantásticos. Brujas, diablos, fantasmas, dragones o bandidos alimentan mitos y leyendas y estimulan la imaginación.
Una treintena de rutas, con varios niveles de dificultad, surcan este extraordinario territorio por valles, laderas, ríos y también, para los más aguerridos, alcanzan sus altivas cumbres. Un recorrido entre las más elevadas el Turó de l’Home (1.706 m) y Les Agudes (1.703 m) les regalará unas extraordinarias vistas de los Pirineos y del cercano Mediterráneo.
Llonganissa en Vic y queso en Espinelves
Todo esfuerzo merece una gran recompensa y en la cercana localidad de Vic nos espera el mejor premio. Un producto artesanal y único, íntimamente ligado al municipio y célebre por doquier, la popular llonganissa, el salchichón de Vic, un embutido con Indicación Geográfica Protegida (IGP). Un alimento inequívocamente antiguo ya que existen referencias escritas desde mediados del siglo XV. Su origen ancestral ligado a las costumbres de la tierra y de sus gentes e ingredientes de calidad, sumado a un controlado y exhaustivo proceso de elaboración, lo han convertido en uno de los embutidos favoritos de nuestro país.
Los amantes del queso también están de enhorabuena. En el pueblo de Espinelves (provincia de Girona), a unos 19 km de Vic, se produce uno de los mejores quesos de Cataluña. Elaborado con leche de cabra y madurado en una antigua mina durante seis meses aproximadamente. El resultado es el famoso “queso minero”, complejo y muy sabroso.
Además de esta delicatessen, que bien merece una parada, la encantadora y pequeña villa invita al paseo. Estrechas calles con casas de piedra que nos conducen hasta la iglesia románica de Sant Vicenç.
En invierno, los días previos a la Navidad, celebran la Feria del Abeto, con centenares de árboles dispuestos a engalanar nuestros hogares durante las fiestas. Y si pueden no dejen de visitar el Arboretum de Mas Joan. Aunque se trata de un espacio privado, disfrutarán de un agradable y terapéutico paseo entre árboles centenarios: pinos, cedros, abetos, secuoyas gigantes… un espectáculo que solo la naturaleza puede ofrecer.