Si Miguel Bosé y Enrique Bunbury ‘alertan’ de que Bill Gates está pidiendo ayuda para meternos nanochips a través de la vacuna del Covid-19, con el objetivo de controlar nuestros cerebros, ahora es la Iglesia que se suma a una nueva teoría conspiranoica: usan fetos abortados para poderla conseguir.
Así lo defiende el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, que en la homilía de este domingo se ha dirigido a los feligreses para ‘advertir’ a los allí presentes y a los que le escuchan de que “una de las vacunas [contra el Covid] se fabrica a base de células de fetos abortados”.
"Dolorosísima noticia"
Con una catedral de Valencia ocupada al 50%, tal y como indica la normativa aplicada durante la desescalada, y delante de fieles y autoridades, el responsable de la Iglesia, sostiene que “el demonio existe en plena pandemia, intentando llevar a cabo investigaciones para vacunas y para curaciones”. Y ha sido entonces cuando ha revelado que “nos encontramos con la dolorosísima noticia de que una de las vacunas se fabrica a base de células de fetos abortados”. “Así de claro”, sentencia.
El cardenal, que en diversas ocasiones ya se ha mostrado contrario al aborto, ha relacionado así la medicina, la investigación científica y el aborto con el demonio. Y ha criticado la supuesta práctica para conseguir la vacuna de “inhumana” y “cruel”, por lo que llama a condenarlo, “ante eso no podemos alabarlo ni bendecirlo, todo lo contrario".
Solución: La eucaristía
Cañizares defiende que ante la enfermedad provocada por el coronavirus SARS-CoV-2, que ha causado más de 433.000 muertes y ha contagiado a cerca de 8 millones de personas en todo el mundo, "podemos luchar con otras maneras de actuar, a favor del hombre, no contra el hombre”.
Sostiene que la manera en que él dice que se está trabajando para conseguir una cura al Covid-19 “es ir en contra del hombre, eso es despreciar al hombre mismo, primero se le mata con el aborto y después se le manipula para... ¡ay qué bueno, mira qué bien! ¡Ya tenemos una vacuna!”. Para Cañizares, conseguirla no sería una buena noticia. "No señor, tenemos una desgracia más, obra del diablo. Eso es lo que quiere el diablo. La ecucaristía es la solución contra el diablo", concluye. El bulo que defiende el cardenal ha sido desmentido en diversas ocasiones por la comunidad médica y científica.