Una veintena de vecinos de la Avinguda de la Riera de Cassoles de Barcelona estalla contra el descontrol que se produce en los alrededores de un bar de la misma calle. El último incidente ocurrió el pasado viernes, cuando tras varias llamadas a la Guardia Urbana por los ruidos de gente bebiendo en la calle y consumiendo drogas, aseguran, se produjo un ataque contra la entrada de su vivienda.
Varios individuos reventaron los cristales de la puerta. Todos los residentes son jóvenes y viven en régimen de alquiler. Hasta el lugar se desplazó una patrulla de Mossos d’Esquadra y será la empresa propietaria de la finca la encargada de denunciar los daños. Los inquilinos están hartos de los desórdenes en la zona que llevan sufriendo varios años. Gente bebiendo en la calle a altas horas de la madrugada, que les impide descansar.
De botellón en fase 1
Una situación que ha vuelto a repetirse durante la desescalada. Por su parte, el propietario del local, Jial-Lei, asegura que los problemas no provienen de su bar. Él mismo ha llamado a la policía en varias ocasiones y se ha puesto en contacto con el consistorio para denunciar la situación. Lo mismo han hecho los vecinos, que lamentan la total inacción. Uno de ellos, que prefiere no revelar su identidad por miedo a represalias, asegura que se producen peleas constantes, botellones y gritos de madrugada de jueves a sábado.
“En estas calles se juntan un bar, un club de cannabis y varias zonas de fiesta con discotecas. Cada fin de semana lo mismo: drogas, gente bebiendo en la calle”, señala este vecino. “La gente se pone agresiva por el estado en el que van y han llegado a tirarnos piedras a las ventanas”, relata. El pasado año llegaron a reventarles los telefonillos después de que algún residente, cansado de la situación, les lanzase huevos. “Lo mismo pasó el viernes, pasadas las dos de la mañana seguían bebiendo en la calle, cuando el bar ya había cerrado. Algún vecino, ni si quiera sabemos si de la misma finca o de otra, tiró un huevo, le dio a uno de ellos, y comenzaron a dar patadas a la puerta del portal hasta que rompieron los cristales”, añade.
Lanzamiento de huevos
Algo que atestigua Jial-Lei, que también vio como uno de los huevos impactó contra una de las mesas de su local. Su propietario asegura que los incívicos no guardan relación con el bar, y que él mismo está cansado de llamar a la policía. Asegura que respeta los horarios que fija la ley en cuanto a apertura y cierre, y lamenta el señalamiento por parte de los vecinos.
Estos han presentado una denuncia ante los Mossos d’Esquadra por los desperfectos en la entrada del edificio tras el ataque. Todos los residentes en la finca tienen un contrato de alquiler, y han reclamado a la empresa propietaria la instalación de verjas y de una cámara de seguridad para poder identificar a los atacantes. También por su seguridad. “No te puedes enfrentar a ellos. Son cuadrillas de gente borracha o colocada y no te atreves a decirles nada. De día la zona es tranquila, pero jueves, viernes y sábado es cuando se junta todo lo peor a partir de las diez, once de la noche”, cuenta uno de los afectados.
Denuncia al ayuntamiento
Relata, además, que pese a sus continuas llamadas a la Guardia Urbana, nadie se presenta en la zona. “Cuando recurrimos a los Mossos nos dijeron que conocen la situación conclictiva y que es competencia del consistorio vigilar la vía pública para que se cumpla el horario de terraza y no se organicen botellones en plena calle, pero si no lo hacen, ya no sabemos qué hacer”, lamenta. Por eso no descartan, si en los próximos días no mejora la situación, presentar una denuncia contra el ayuntamiento. “No podemos pasar otro verano así, con botellones en mitad de la calle y gritos y que nadie haga nada”, concluye.
El presidente de los vecinos de la zona, Víctor Caleya, que reside en Príncep d'Astùries, subraya que de los incidentes que denuncian, el 5% se podrían atribuir a clientes del bar, y el 95% restante no guardan relación. "Hay un local donde se vende marihuana, uno entra, compra, y otros esperan fuera. Se sientan en los rellanos de las ventanas de los edificios y allí se quedan consumiendo y bebiendo, y algunos inquilinos tiran cubos de agua y huevos que también perjudican al local", relata. Su dueño, atestigua, ha llamado también en numerosas ocasiones a la policía para denunciar el incivismo.
Este medio se ha puesto en contacto con el ayuntamiento pero ha declinado responder los requerimientos. Sin embargo, poco después sí ha informado a los vecinos de que “tienen constancia de la situación conflictiva en la zona" y "abrirán una investigación". Pero los residentes insisten en que si no observan ninguna mejoría, denunciarán al consistorio. Por su parte, desde el cuerpo de Mossos confirman la recepción de la denuncia "por daños leves" en la puerta de entrada del inmueble el pasado 30 de mayo, poco después de medianoche. No les consta ningún incidente de salud pública pero sí "problemas de ruidos y conflictos entre vecinos". Para ello los agentes realizan patrullaje por la zona.