Desde la puesta en marcha de la desescalada, España avanza poco a poco hacia la denominada nueva normalidad. Ya sea para ir a trabajar o por ocio, miles de personas están volviendo a hacer vida en las calles y retoman la rutina que pausaron durante más de dos meses.
Ahora, la preocupación de muchos españoles es saber si están infectados o no con el SARS-CoV-2, dado que el aumento del contacto social incrementa las posibilidades de contagio. De momento, en España se comercializan tres tipos de test que sirven para detectar el virus y los anticuerpos que hay en el organismo del individuo.
Patógeno o anticuerpos
A grandes rasgos, los test se pueden clasificar según lo que persiguen. “Unos test buscan la presencia del agente patógeno; por ejemplo, saber si una persona está infectada porque detecta la presencia del virus. Esta es la que llamamos la forma directa”, explica a este medio Belén Barreiro, vicepresidenta de la Asociación Española de Bioempresas (AseBio).
Según explica la científica, quien también es directora general de la empresa Ingenasa, otros test no detectan la presencia del virus, sino que buscan una posible respuesta inmune. “Deduces que ha habido o hay una infección porque el cuerpo ha reaccionado generando anticuerpos”, asegura Barreiro. “Es como si se grabara una película para detectar si te han robado; tal vez no pilles al ladrón, pero verás los estragos”, añade.
Test rápidos
Por otra parte, se pueden clasificar por la metodología; se conocen tres tipos. Los test rápidos son los más utilizados por su bajo coste, fácil producción y rapidez en la obtención del resultado. Muestran los resultados en un lapso de cinco a quince minutos y los ofrecen de una manera visual. Estos solo reconocen el patógeno para el que fueron creados, “la camiseta de proteínas que lleva el virus”, según describe la directora de la empresa de biotecnología.
A diferencia de otras técnicas, no es necesario que este test lo manipule personal altamente especializado, y tampoco se requieren instrumentos demasiado complejos. Eso sí, cuando la carga viral es baja puede dar falsos negativos y no aportar la cantidad de virus presente en el organismo. “Se hace prácticamente indetectable cuando la presencia es mínima”, detalla la científica.
Pruebas de nariz y laringe
La prueba más eficiente de momento es la técnica de PCR (Reacción en cadena de la polimerasa). Recoge muestras del interior de la nariz o boca y permite obtener resultados en las primeras fases de infección. “Es extremadamente sensible, ya que detecta la más pequeña cantidad de virus”, relata Barreiro.
Recuerda el caso de una compañera de trabajo que, gracias a la técnica PCR, supo que tenía el virus, incluso después de superarlo hace dos meses. “La presencia del virus era mínima y aún así el test la captó. No tenía ningún síntoma y no es infectiva, dado que no se ha producido ningún contagio en el trabajo ni en su domicilio”, relata.
Fácil de contaminar
La técnica PCR recoge muestra de la laringe, donde habrá mayor contenido de virus, para posteriormente romper la capa de proteínas que lo forman y hacerlo accesible. “Por ello se debe hacer de manera obligatoria por gente experta y en laboratorios certificados, de otra manera se contaminaría”, alerta.
Actualmente, si todas aquellas personas que se quedaron en casa al tener síntomas pero no se hicieron la prueba quisieran comprobar si tienen el patógeno, deberían realizarse el test serológico. “De esta manera sabrían si su cuerpo reaccionó contra el virus al ver los anticuerpos, pero, por ejemplo, la PCR no serviría de nada porque el virus ya no estaría”, señala la vicepresidenta de AseBio.