Fue el 21 de marzo cuando dos amigas de Mataró, Laura Escrich (43 años) y Marta Jiménez (30), comenzaron a fabricar pantallas protectoras. La primera, administrativa de una empresa textil con un ERTE, y la segunda, enfermera del hospital de la localidad, ante la falta de material para los sanitarios, decidieron ponerse manos a la obra. Solo durante la primera semana repartieron 4.000, y ahora ya han superado las 22.000.
Ensamblar las piezas
Ese mismo día construyeron las diez primeras. A partir de ahí comienza su periplo por tallares de Mataró --“fuimos picando puertas”-- para pedir material y convertir su prototipo en una realidad. Por aquellas fechas, recuerda Laura, las empresas permanecían cerradas y tuvieron que tirar “de contactos”. Así, abrían sus talleres y las “ayudaban de forma altruista”. Algunos han donado planchas de aluminio, otros las cortaban y un tercero se encargaba de hacer los agujeros para enganchar la goma. Ahora ya colaboran más de 50 negocios.
Pero aún queda lo más importante: ensamblar las piezas para dar forma a la máscara. De ello se encargan 25 familias de la capital del Maresme. “Les llevamos el material, las montan y luego las recogemos. Ellos encantados de poder ayudar a los demás”, explica su impulsora. Rosa --“la súper ayudanta”-- se encarga de recogerlas y entregarlas a los centros. En un principio todas se destinaron al Hospital de Mataró --“no tenían nada para protegerse”, recuerda Laura--, luego a residencias de ancianos, centros de atención primaria y farmacias.
Protección frente al virus
“Una vez se corrió la voz venían a pedírnosla más colectivos, como agentes de policía. Ellos mismos vienen a recogerlas y se las llevan, ya no hace falta ofrecerlas”, detalla Escrich. Y es que durante los primeros días se enteró de que hubo quién intentó venderlas, por ello adjuntan un documento con cada pantalla, en el que aclaran que es una iniciativa altruista que se elabora gracias a donaciones. “No se pueden cobrar”, subraya.
Como crear mampara protectora con tira de aluminio / YOUTUBE
Así, gracias a donaciones --“un rollo de espuma, 100 plásticos o una chapa de aluminio”-- estas dos amigas llevan ocho semanas fabricando material de protección frente al virus, y piensan seguir haciéndolo hasta que sea necesario. Además, para todo aquel que quiera replicar la iniciativa, han hecho público el proceso de montaje. “Si nosotras en una semana conseguimos hacer 4.000 pantallas para Mataró y alrededores, pensamos que en Barcelona podrían hacer lo mismo”, señala Laura. A cambio solo piden una foto, “para que las empresas que nos han ayudado vean que el material llega a sus receptores”, cuenta.