Eva Moreno (Santa Coloma de Gramenet, Barcelona) es sexóloga, terapeuta de pareja y especialista en juguetería para adultos. Se licenció en Ciencias de la Comunicación por la UAB y se dedicó a este ámbito hasta que en 1999 decidió abrir su propio negocio: una tienda erótica. Un establecimiento precursor donde fundó el Tapersex, nombre con el que bautizó las reuniones a domicilio que aproximan los juguetes eróticos. Autora de varios libros sobre erotismo, explica a Crónica Global que, durante el encierro por la emergencia sanitaria, “el deseo fluctuará como fluctúan las emociones”.
--Pregunta. ¿Se avecina una ola de separaciones cuando acabe la reclusión?
Respuesta. En China ha sido así. Tiene mucho que ver con lo que sucede después de las vacaciones de verano, porque no nos queda más remedio que pasar 24 horas juntos. Durante el año hacemos tantas cosas que, en ocasiones, nos sirve para evitar mirar lo que tenemos en casa. Y el confinamiento nos ha obligado no solo a mirar, sino a vivir y sentir la relación de pareja que tenemos.
--P. No tiene por qué ser algo negativo…
R. Muchas parejas se lo han tomado como una oportunidad y realmente son conscientes de que puede significar un crecimiento para la relación y están trabajando en ello. En cambio, otras están ya muy desgastadas. También dependerá de si conviven solos, si tienen hijos --y de qué edades--, u otros familiares a su cargo que necesiten cuidados.
--¿Algún truco para sobrevivir al confinamiento?
A las parejas que atiendo les digo que lo principal es tratarse con respeto y educación. Igual que si en el trabajo algún compañero nos cae peor, tratamos de mantener las formas y ser educados. Eso nos ayudará a mantener un equilibrio, porque si alguien sube el tono de voz y nos alteramos, eso puede desembocar en una gran pelea.
--¿Rehuir el conflicto?
Se trata de negociar, sentarse y estudiar el planning del día. Qué tenéis previsto, y de qué se va a ocupar cada uno. Ese reparto de tareas ayuda a no desestabilizar el engranaje. Ser equipo; tener esa motivación. Con disciplina pero también con flexibilidad si alguien tiene un mal día.
--¿Cuál suele ser el punto de inflexión?
Los reproches sólo aumentarán la fricción. Hablemos del presente y miremos hacia delante. Vamos a construir, a pensar en lo que nos apetece hacer cuando esto acabe. Mirar hacia atrás solo va a enturbiar el equilibrio que estamos tratando de mantener. Especialmente en parejas que pueden estar atravesando una situación de desgaste o están en equilibrio pero pueden ver peligrar su economía, su trabajo; elementos de ansiedad y de tensión para la convivencia.
--24 horas bajo el mismo techo, día tras día. ¿Es posible?
Es fundamental separar espacios. Estar confinados no quiere decir estar juntos todo el día. Si yo estoy hablando con mis amigas y estamos tomando algo, ¿por qué tiene que estar mi pareja escuchando? Me puedo meter en el baño, en la habitación, a pesar de que el piso sea pequeño.
--¿Qué ocurre con el deseo?
Las parejas pueden pasar por todo tipo de estados. Días en que tengan muchas más ganas y otros en los que se sientan más tristes, cansados de la relación y también aburridos de tener que mantener relaciones sexuales de esa manera, por lo que nos hacen hacer por obligación, y este es un encierro obligado. El deseo sexual fluctuará estos días igual que fluctúan las emociones. No pasa nada, hay que escucharse y hablar de ello. La comunicación es fundamental.
--¿Mantener ese deseo es más fácil para las parejas que viven el encierro separadas?
Pueden aumentar su comunicación erótica y buscar alternativas al encuentro vivencial como el sexting --envío de imágenes-- o al teléfono; contarse las cosas activando el lenguaje erótico. Cómo expreso lo que estoy haciendo, el tono de voz, cómo lo recibe la otra persona; activarse a través del oído...
--¿El encierro puede ser una buena oportunidad para las parejas?
Antes del confinamiento, lo normal era abordar la gestión del día a día, del qué hemos hecho a lo que tenemos que hacer. Una rutina valiosa, igual que estos días tenemos que buscar otra para ordenar nuestra cabeza. Pero en ese 'hacer' a veces se olvidan de sentir, y ahora tienen la oportunidad de sentirse y de expresarse, y me parece un momento precioso para aprovecharlo.