La calle d'en Robador del Raval es el último reducto de lo que fuera el barrio chino barcelonés. Vecinos y comerciantes conviven cada día con escenas de prostitución y consumo de drogas. A pesar de las constantes intervenciones de Mossos d'Esquadra y Guardia Urbana para desmantelar puntos de venta de estupefacientes, los agentes no pueden impedir que el parque de la plaza Salvador Seguí se llene de jeringuillas que utilizan los adictos que acuden a recoger su kit a un centro de reducción de daños, lo que pone en peligro la integridad de los menores.

Jeringuillas bajo el tobogán del parque del Raval / CG

Así lo denuncia el presidente de la asociación de vecinos de la Illa Robador, Iván Rivera. "El centro, que gestiona la entidad privada Ambits Prevenció, reparte el material para el consumo intravenoso pero no permite que se utilice allí, y lo hacen en la calle, dejando el espacio público totalmente degradado", cuenta a Crónica Global. Lo que más preocupa a los habitantes de esta zona es la cantidad de agujas que aparecen en el espacio infantil, pensado para menores de entre tres y ocho años. "No son ni una, ni dos, hemos llegado a encontrar medio centenar", denuncia. La consecuencia es que las padres eviten el parque y son vecinos o profesores los que se encargan de retirar las jeringuillas.

Jugar con jeringuillas

Rivera entiende que son personas enfermas --"no lo discuto"--. "Hay que proveerles de toda la ayuda que sea necesaria, pero por encima de ellos están los pequeños que van al parque a jugar, y no puede ser que lo hagan rodeados de jeringuillas, ni que los profesores que traen a sus alumnos a la Filmoteca tengan que advertirles 'cuidado, vigilad'", narra este vecino. 

Un trabajador recoge jeringuillas en Robador / CG

Y es que, a diferencia de este centro de gestión privada que solo reparte material, a 500 metros de allí se encuentra la sala de venopunción Baluard, de reciente construcción y totalmente equipada para el consumo. Por ello, los residentes en Robador piden al consistorio cerrar el primer espacio. "Hay que impedir que se pinchen en la calle", demanda el presidente de la AAVV. "En todos los barrios hay una sola sala, ¿por qué en el Raval sur debemos tener dos?", cuestiona.

Narcopisos

Los restos del consumo en plena calle no son las únicas huellas de la delincuencia en Robador. Sus vecinos denuncian la existencia de narcopisos en varios puntos de la calle. Fincas como la del número 55, un espacio "de gran conflictividad", y ocupada "casi en su totalidad". Por ello los residentes en la zona lamentan que tras "peregrinar durante meses por las administraciones", no han encontrado una solución. La misma situación se da en la adyancente calle Sant Pau.

Intervención policial en uno de los narcopisos de Robador / CG

Remarcan así que se encuentran en una situación desesperada. "Los vecinos huyen en muchos casos de Ciutat Vella porque no pueden vivir en estas condiciones, en situaciones extremas de incivismo e inseguridad", detallan desde la asociación. Por ello reclaman compromiso político para frenar la degradación de la zona. “La calle Robador sufre la sobreocupación del espacio público, la prostitución sigue campando a sus anchas, y a ello se suman los que se vienen a pinchar en plena calle. Estamos hartos. Nos podrían hacer un favor y empezar a despejar nuestra zona", reclama Rivera.