El consumo de cocaína vuelve a crecer y los estudios lo atribuyen a dos factores: la salida de la crisis económica y el auge de las redes sociales.
Organizaciones como Proyecto Hombre confirman una realidad que viven en sus centros. En Cataluña, esta droga representa el 50% de las demandas de ayuda para tratar la adicción, una cifra que en los últimos años está en aumento. Solo desde 2018, ha crecido un 5%.
Crisis económica
El director de la organización en el territorio catalán, Oriol Escolies, lamenta que hace 15 años “había una percepción más clara del riesgo que suponía” la cocaína. Las campañas que se hicieron a lo largo de los años 90 y principios del 2000 ayudaron y la crisis económica acabó de rebajar su uso. “La cocaína es una droga cara, por lo que la crisis ayudó también a reducir su consumo”, afirma. También recuerda que se trata de una sustancia que “tiene un gran potencial adictivo”.
“No se puede bajar la guardia”, advierten desde Proyecto Hombre, “porque entonces se le pierde el miedo y el consumo de cocaína vuelve a remontar”. Escolies lo tiene claro: “Este repunte se debe, en parte, a la recuperación económica”.
Servicio a domicilio
Las razones monetarias han sido decisivas pero también hay otro factor que ha ayudado a que el auge del consumo se produzca: “Cada vez es más fácil adquirir cocaína”, y no solo por el precio. “Las nuevas tecnologías, el telemarketing y las redes sociales” ayudan a expandirla.
Escolies alerta de que hay muchos adictos a esta droga que ya no tienen ni que salir de casa para ir a buscarla. “La piden a través de redes sociales y se las traen hasta casa”, indica.
Consumo
El director de Proyecto Hombre Cataluña recuerda que las cifras del Informe Europeo de Drogas 2019 confirma el aumento en el consumo de esta droga. Un estudio reciente de las aguas residuales de las principales ciudades europeas indica que Barcelona es la ciudad con mayor presencia en ellas de esta sustancia en todo el continente.
Las cifras internas de la organización también son indicativas. En 2019, ha asistido de forma presencial a un total de 1.283 personas con drogodependencias u otras conductas adictivas. De todas ellas, la mitad han acudido por problemas con la cocaína, hecho que confirma una tendencia al alza de esta adicción.
Mujeres, más consumidoras
Lejos de lo que se pueda creer, la mediana de edad del consumidor de cocaína que acude a desintoxicarse a Proyecto Hombre es de una franja de edad de entre 38 y 40 años. Es decir, con un poder adquisitivo un poco más elevado que los jóvenes, “aunque también hay chicos de 15 años”, recalca.
Su responsable habla en masculino porque asegura que, más allá del consumo, el 82% de los atendidos en la organización son hombres. Eso, subraya, no significa que las mujeres se droguen menos. Para empezar, mantiene que entre los jóvenes la brecha de género está más nivelada. Pero en la edad adulta, la mujer adicta tiene un “doble estigma”. No solo por el concepto machista de que una fémina adulta e incluso con hijos “no puede drogarse”, sino porque esta equivocada percepción hace que le cueste más pedir ayuda. Esto provoca que “muchas mujeres acudan peor que algunos hombres” a la hora de pedir ayuda respecto a su estado de salud.
Alcohol
Más allá de la cocaína, las cifras que maneja Proyecto Hombre Cataluña sostienen que el alcohol es la segunda droga con más demanda de tratamiento (36% de los casos), seguida del cannabis (5%), las ludopatías (4%) y la heroína (4%).
Escolies remarca que aunque la cocaína reclama de mayor ayuda, “por su potencial adictivo”, es la cuarta más consumida en España, por detrás del alcohol, la más ingerida “con diferencia”. En segundo y tercera posición, y excluyendo de la ecuación al tabaco, son el cannabis y los psicofármacos.
Adolescencia
Pese a que el alcohol parece que está más controlado, el consumo en España es el que se le denomina mediterráneo. Es decir, una o dos copas en cada comida porque “es un factor de relación social muy importante” en estas zonas. Pero Escolies advierte de que los jóvenes, en cambio, incorporan un “patrón anglosajón”, como se le suele llamar. Es decir, ingerir grandes cantidades de alcohol en el menor tiempo posible. Es el binge drinking o el “atracón”, en castellano.
El director de Proyecto Hombre en Cataluña alerta de que el resultado de estas prácticas tan peligrosas es el de “chicos y chicas que se convierten en bebedores habituales de cierta intensidad”.
Cuestión política
En este sentido, la organización acusa a la “inestabilidad política” que se ha vivido desde hace meses en la principal causante de “imposibilitar” la redacción de un nuevo límite de acceso a este tipo de bebidas. Se trata de un proyecto que está sobre la mesa y que se espera que el nuevo Gobierno en ciernes ejecute.
La voluntad de la organización es “limitar totalmente la presencia del alcohol en la publicidad y limitar las bebidas administradas por los vendedores”. A esto se le suma una mayor carga impositiva porque “España es uno de los países de Europa con el alcohol más barato”, asegura.
Heroína
Este es el objetivo, pero Escolies señala la dificultad de conseguirlo al plantar cara a un “lobby con mucho poder”. Señala que tiene presencia en los grandes eventos deportivos e incluso culturales de la mayoría de municipios a diferencia de lo que ocurre con las empresas del tabaco.
Sobre el resto de drogas, Proyecto Hombre afirma que el consumo se mantiene estable. Incluido el del cannabis y la heroína, por mucho que sean los que centren la atención por algunos sucesos. “No se ve más consumo de heroína que en sus inicios”, afirma Escolies, aunque sí admite que hay ciertos focos donde su consumo es mayor.
Advertencia
El director de la organización en Cataluña advierte de que es necesario “estar muy atentos”, especialmente por el repunte que existe en Estados Unidos. El aumento del consumo de heroína en ese país se debe a la poca regulación de la administración médica de opiáceos.
En España, en cambio, está regulado desde el código hipocrático. Proyecto Hombre certifica un repunte de prescripciones que propicia que también se ponga bajo control.