Un reciente estudio concluye que el consumo moderado de cerveza es compatible con el deporte, ya que los beneficios obtenidos con la práctica de ejercicio físico en ningún caso se ven mermados por la ingesta mesurada de alcohol. Lo afirma el informe BEER-HIIT: Beer of Ethanol Effects on the Body Composition Response to High-Intensity Interval Training, del profesor Manuel Castillo, quien ha compartido sus conclusiones con Crónica Global.

Según Castillo, un entrenamiento de alta intensidad (HIIT) durante diez semanas no ayuda a bajar de peso, pero mejora la composición corporal en cuanto disminuye la grasa y aumenta el músculo. En este contexto, “estos efectos positivos no se ven influenciados por la ingesta de cantidades moderadas de alcohol”, y tampoco el beber cerveza “durante el ejercicio afecta a la distribución de la grasa corporal” (o, lo que es lo mismo, a la aparición de la barriga cervecera).

Comida con alcohol con varios jugadores de fútbol

Así fue el experimento con cerveza y deporte

Para llegar a estas conclusiones, unos cien jóvenes –chicos y chicas– se prestaron a formar parte del experimento. El único requisito es que fueran personas sanas y prácticamente sedentarias. De este modo, se dividieron en distintos grupos en función de si iban a enfrentarse a las sesiones de HIIT o no y de si iban a consumir alcohol o no.

Un primer grupo lo formaron personas dispuestas a realizar un entrenamiento de alta intensidad durante diez semanas, con dos sesiones de cincuenta minutos por semana con cargas individualizadas. A su vez, se dividió en otros cuatro, según si iban a consumir alcohol (dos cervezas al día, o el equivalente en vodka, de lunes a viernes, en el caso de los hombres, y la mitad de dosis en el caso de las mujeres) o no (cerveza 0,0 o agua con gas). Por su parte, un segundo grupo eligió no realizar ejercicio físico durante el mes y medio analizado.

El atleta Andreas Raelert bebiendo cerveza para celebrar el triunfo de una carrera

Los productores de cerveza participan del estudio

Los resultados arrojaron que “no había diferencias” entre los deportistas que consumían alcohol con moderación y los que elegían cerveza sin alcohol o agua, más allá de que en estos últimos el perímetro de su cintura se reducía y en los primeros, no (pero tampoco aumentaba).

Lo que no comenta Castillo es que el estudio, publicado en la revista científica Nutrients, oculta una letra pequeña: “La investigación fue parcialmente financiada por una subvención del Centro de Información Cerveza y Salud (CICS)”. El CICS tiene el apoyo de Cerveceros de España, que agrupa a los productores del país.

Marc Gasol bebiendo en la celebración de un título

Prudencia en el consumo

Sea cual fuere la conclusión del estudio en función de sus financiadores, Castillo pide prudencia en el consumo de bebidas alcohólicas y, si se opta por la cerveza, recuerda que existe la “posibilidad” de beberla también sin alcohol, “siendo esta opción un tipo de bebida particularmente interesante desde el punto de vista nutricional cuando se practican ejercicios altamente demandantes”.

Porque el doctor ha realizado otros análisis con esta bebida (también financiados por el CICS), para demostrar que su ingesta favorecía la rehidratación, a pesar de que es diurética. Y que aporta polifenoles, vitaminas, fibra soluble y lúpulo, entre otros. Y mucha agua. En cambio, este es el primer estudio en el que cruza las variables de HIIT y cerveza.