La avispa asiática llegó hace ya más de un año a Barcelona y su presencia no ha logrado erradicarse desde que trascendió por primera vez a la luz pública la existencia de uno de sus nidos en julio de 2018, en un jardín interior del edificio histórico de la Universidad de Barcelona (UB). La lucha contra su expansión continúa, y en los últimos días se han detectado al menos dos nuevos avisperos en la ciudad.
Aunque, según explican a este medio fuentes del ayuntamiento, el número de casos no haya llegado a la docena desde esa fecha, esta misma semana el consistorio tenía previstas dos intervenciones en programación para actuar contra estos nidos en el distrito de Horta-Guinardó, sin ofrecer datos sobre su localización. Sin embargo, en los últimos días, vecinos del barrio de Can Baró han localizado un avispero de grandes dimensiones a los pies del Turó de la Rovira, a escasos metros de un área de juego infantil y de una zona de recreo con pistas polideportivas al aire libre. Fuentes de la Consejería de Agricultura de la Generalitat han confirmado a Crónica Global que las fotografías se corresponden con las de un nido de la también conocida como vespa velutina.
Los vecinos llevan llamando desde el martes al teléfono de emergencias 112, y han avisado varias veces --incluso a los bomberos, aseguran--, pero el avispero todavía permanece en el mismo lugar. La zona de juego infantil ha sido acordonada con una cinta de la Guardia Urbana, aunque está rota, de manera que los niños continúan entrando y jugando en ella, así como en las pistas anexas, con el evidente riesgo de picadura que ello supone. Este viernes por la noche, la concejala de Horta-Guinardó, Rosa Alarcón ha explicado a través de Twitter que la retirada del avispero se realizará el lunes a las once de la noche por indicaciones de un apicultor. Es decir, casi una semana después de su detección por parte de los vecinos. La operación, según explica, empezó a prepararse el jueves.
Conflicto de competencias
Los dos casos de avisperos pendientes de actuación en el Distrito están en manos del ayuntamiento barcelonés, dado que el departamento de Agricultura y los agentes rurales dependientes del gobierno catalán delegan la responsabilidad en los municipios cuando ya se han detectado tres o más nidos y se considera que la plaga está consolidada en una localidad. En este sentido, la comparan con la del mosquito tigre.
Fuentes del ayuntamiento confirman que las dos intervenciones previstas han sido activadas por agentes rurales y la Guardia Urbana. El consistorio barcelonés ha contactado con esta última, y también con el apicultor responsable de incidencias municipales de avispa asiática para programarlas.
Aunque estas fuentes municipales subrayan que el ayuntamiento siempre da respuesta a los agentes rurales, y que atienden sus peticiones sin problemas, aclaran que su actuación está teniendo un carácter excepcional. A su entender, la competencia en el control de las especies exóticas invasoras corresponde a la Generalitat, y debería ir a cargo de sus agentes rurales.
'Asesinas' de abejas
La avispa asiática, también llamada vespa velutina, está considerada una de las especies más invasoras del mundo, y su expansión en Europa occidental representa una amenaza para la biodiversidad autóctona y la apicultura, puesto que suele alimentarse de abejas de la miel comunes. De ahí su sobrenombre de avispa asesina. Asimismo, también supone un riesgo para la salud, aunque su picadura es similar y equiparable a la de las avispas autóctonas. Y, como en el caso de estas últimas, puede llegar a ser mortal para quienes les tienen alergia. Un 3% de los españoles la sufren, según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC)
¿Y en qué se más se diferencian de la avispa común europea? Sobre todo, en que su tamaño es bastante mayor: en el caso de las asiáticas, las obreras miden unos tres centímetros, mientras que las reinas pueden llegar hasta los 4,5. Su color es castaño oscuro, y en su tórax lo combinan con el amarillo anaranjado. También son distintas en el aspecto y las enormes dimensiones de sus nidos, que pueden llegar a albergar hasta 2.000 ejemplares y alcanzar un volumen superior al de un balón. Los avisperos alcanzan su mayor tamaño y capacidad en septiembre y octubre.
Expansión en los últimos años
Asentada desde hace siete años en Cataluña, la avispa de origen asiático llegó a España hacia 2010 y es desde hace una década una auténtica pesadilla para los apicultores de nuestro país, puesto que su población no deja de aumentar y cada una de ellas puede llegar a capturar entre 25 y 50 abejas comunes al día, destruyendo así sus poblaciones, según la investigación del ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente para la Estrategia de Gestión, Control y posible erradicación de Avispón Asiático. Su expansión ha sido enorme en el tercio norte de la península, sobre todo en las comunidades de Galicia --donde, sólo en 2018, se destruyeron 26.000 nidos--, Asturias, Cantabria, País Vasco y Navarra; y, en el caso catalán, en especial en las provincias de Barcelona y Girona.
En el caso de Barcelona ciudad, los datos más recientes de los agentes rurales de la Generalitat confirman la presencia de vespa velutina a fecha de 20 de septiembre de 2019. Los dos primeros casos de ejemplares de estos insectos detectados por este organismo fueron hace ya más de dos años. Concretamente, el 28 de septiembre de 2017, en el Parc Científic, y el 4 de octubre, en la zona de Can Masdeu. Ya en 2018, se anotaron ocho registros más. El primer nido del que tiene constancia el cuerpo, en estado primario, fue en julio de ese año, en La Marina. A partir de agosto, y hasta finales de noviembre, se contabilizaron cinco más. Desde entonces, no se han hecho más registros. La institución considera que la erradicación corresponde al ayuntamiento, y da por hecho la presencia confirmada en la ciudad, como se aprecia en el gráfico.
Uno de los pocos enemigos naturales de este tipo de avispones en el medio ambiente es el halcón abejero, una rapaz autóctona --la única conocida-- capaz de depredar nidos de avispas asiáticas, según acaba de descubrir un equipo del Instituto de Biología Evolutiva (IBE-CSIC-UPF) durante el periodo de máximo crecimiento y producción de sus colonias. Como su nombre indica, estos halcones se alimentan sobre todo de sus larvas.