Una revuelta de menores extranjeros no acompañados (MENAs) se ha cargado a una directora de acogida en Barcelona. Los jóvenes del centro Kirikú de Sant Just Desvern (Barcelona) se han cobrado la cabeza de la responsable del punto de acogida tras al menos tres días de amotinamiento en el hotel City Park del municipio, donde se alojan unos 80 niños y adolescentes desde hace un año.
Preguntada por la cuestión, la polémica cooperativa Eduvic no ha querido hacer comentarios sobre la nueva situación del proyecto. Por su parte, el Departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias se ha remitido a la entidad social, que gestiona esta pata del sistema de acogida en virtud de una concesión directa. Sí han hablado fuentes del sector, que han indicado que la presión de los MENAs se ha cobrado la cabeza de la directora de centro, el enlace de esta institución con la Dirección General de Infancia y Adolescencia (DGAIA) del Gobierno catalán.
Movilización policial
De hecho, el levantamiento de los menores de Sant Just trascendió en forma de manifestación por la localidad el 13 de agosto. Los jóvenes se concentraron ante el hotel en el que viven desde hace un año con pancartas contrarias a la directora y en demanda de papeles para todos y mejoras de sus condiciones de vida. Denunciaron también presuntas coacciones de los cargos de la cooperativa hacia los chavales.
Lo que no trascendió de aquella protesta es que, por un lado, se dilató en el tiempo y que, por el otro, tensionó al máximo los cuerpos policiales de la zona sur de Barcelona. Tampoco se reportó que la marcha pacífica de los menores del centro Kirikú fueron en realidad tres días de tensiones. "Los agentes de Sant Just tuvieron que llamar a efectivos de Esplugues, Cornellà y Sant Feliu --capital comarcal-- para reforzar y montar guardia ante las algaradas", han indicado voces conocedoras al conflicto. Finalmente, el motín de los MENAs de Sant Just ha terminado con la directora del centro apartada.
"Protesta sin fundamento"
Una versión más tamizada ofrece el Departamento de Trabajo. Una portavoz recuerda que la protesta de los MENAs de Sant Just carecía de fundamento, ya que la Generalitat de Cataluña, que tiene competencias en acogida, no tiene poderes en Extranjería, que se trata de una materia del Gobierno. "Pueden pedir papeles para todos, pero los procedimientos tienen unos plazos. Consta que la entidad informó debidamente a los menores tras el caso de la semana pasada y aclaró dudas", ha señalado. Con respuesta a otra de las demandas de los chavales, Trabajo subraya que "se cumplen las ratios de personal que les atiende".
Se cumpliera o no la calidad en la acogida, el caso de los MENAs de Sant Just Desvern fue el último de grietas en el sistema de acogida de menores extranjeros no acompañados en Cataluña. Antes de ello se produjeron casos de migrantes que dormían en comisarías de los Mossos d'Esquadra por falta de recursos; enfrentamientos entre acogidos y vecinos de Castelldefels y Canet de Mar; rechazo de vecinos de Rubí a la apertura de un centro de refugio; un levantamiento ultra en El Masnou contra el albergue temporal tras una agresión sexual, y la apertura de un equipamiento de emergencia en plena montaña cerca de Sant Cugat del Vallès para evitar más choques.