Los antidisturbios repudiados por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, frenaron a los hooligans del Liverpool ayer en la Ciudad Condal. La Unidad de Apoyo Policial (USP, por sus siglas en catalán), atajaron de raíz los disturbios provocados por los radicales del club inglés, que llegaron a arrojar a un turista asiático y a un latero a una fuente.
Los incidentes ocurrieron en la Plaza Real de Barcelona, donde se congregaron unos 300 aficionados de la facción más extremista de los reds. Según han informado fuentes policiales, la presencia de la turba obligó a intervenir a la USP, que los disolvió por las calles adyacentes. Antes de ello, los ultras empujaron a un visitante asiático a la fuente de esta zona turística. Hicieron lo mismo con un latero.
Seis detenidos
Según las mismas voces, los incidentes se produjeron por la tarde con un núcleo de fans que había tomado grandes cantidades de alcohol y sustancias estupefacientes. Los radicales destrozaron mobiliario urbano, amenazaron con asaltar la comisaría de la Guardia Urbana de Las Ramblas, insultaron y humillaron al personal municipal de limpieza y se cebaron con un turista asiático y un latero. Tras ello la cuerpo municipal de seguridad se vio obligado a efectar cargas policiales y a detener a seis personas.
Cuando llegaron al lugar de las algaradas las furgonetas de la Brigada Móvil de los Mossos d'Esquadra, la zona ha yabía sido despejada por la Urbana. "Hacía tiempo que el cuerpo no realizaba una actuación de orden público tan delicada", han manifestado las fuentes consultadas.
"Falta de recursos"
De hecho, las críticas desde los sindicatos policiales no se han hecho esperar. CSIF, agrupación mayoritaria en la Guardia Urbana, ha lamentado "la falta de recursos humanos y medios para hacer frente a tantos frentes que tiene esta ciudad, debido a las políticas de Ada Colau". Según la representación de la parte social, "una vez más la Guardia Urbana resuelve un conflicto de orden público; una vez más los Mossos acuden cuando el problema ha sido resuelto por la Urbana".
Cualquiera que sea la valoración, lo cierto es que la USP se ha situado en la diana del Ayuntamiento de Barcelona en los últimos meses. La alcaldesa Colau cambió el nombre de la unidad por decreto de gobierno en marzo. Le arrebató competencias, le atribuyó otras nuevas funciones --como medio ambiente-- y le colgó la etiqueta de Unidad de Refuerzo de las Emergencias y Proximidad (URPE) para enfatizar que se trata de "policía de proximidad", ante la ira de los sindicatos.