Pilar Polo, psicóloga y responsable de Relaciones Institucionales de la Fundación Vicky Bernadet

Pilar Polo, psicóloga y responsable de Relaciones Institucionales de la Fundación Vicky Bernadet

Vida

Pilar Polo: "A los hombres víctimas de abusos sexuales en la infancia les cuesta mucho pedir ayuda"

Esta psicóloga de la Fundació Vicki Bernadet señala que el sexo masculino no recibe la atención necesaria porque guardan silencio sobre las agresiones

27 abril, 2019 00:00

"Las estadísticas dicen que las mujeres sufren más abusos sexuales durante su infancia, pero nosotros nos encontramos con otra situación que refleja un problema muy importante en la sociedad: a los hombres les cuesta mucho pedir ayuda. Viven la violencia o el abuso sexual en silencio, de manera que no reciben la atención que necesitan", explica a Crónica Global Pilar Polo, psicológa y responsable de Relaciones Institucionales de la Fundació Vicki Bernadet.

Esta entidad trabaja desde 1997 en la atención integral, la prevención y sensibilización contra los abusos sexuales a menores que se cometen en el ámbito familiar y el entorno de confianza del niño, aunque el 70% de las personas que atiende son adultos. Su fundadora, Vicki Bernadet, fue víctima de abusos durante su infancia, aunque no lo reveló hasta que superó la treintena. "Ella quería contarlo, pero en aquellos años hablar de violencia sexual era casi imposible. Mentar el abuso infantil era más difícil todavía, por eso un grupo de personas nos unimos a su idea y creamos los estatutos de la asociación", señala Polo.

Los niños también sufren abusos

Esta psicóloga y formadora sostiene que la situación a las que se enfrentan los hombres es "muy injusta" ya que, recuerda, también son víctimas de abusos durante su infancia. "Tenemos que empezar a cambiar muchas estructuras mentales. Mucha gente cree que a los hombres no les pasa nada. Motivo por el que muchas víctimas también interiorizan que no les puede haber ocurrido, porque siguen la línea que ha establecido la sociedad. Los niños, no solo las niñas, son vulnerables porque son menores, no tiene nada que ver con su sexo", subraya. 

Aunque explica que la "mayoría de abusadores son hombres", hace hincapié en la importancia "de poder decir en voz alta que los niños también padecen abusos". En los últimos cinco años, la fundación ha atendido cerca de 1.200 nuevos casos anuales de personas que han sufrido esta lacra durante su infancia

70% de adultos

“La mayoría de personas que atendemos son adultos. Es verdad que cada vez, gracias al trabajo de prevención y sensibilización, los niños son capaces de revelarlo antes. Pero las cifras se mantienen en un 70-30%", explica Polo. 

En el caso de las mujeres que acuden a pedir ayuda a la fundación --que tiene sede en Barcelona y Zaragoza-- existe un patrón común: atraviesan por "momentos vitales en los que se ha producido un cambio importante". "Puede ser la maternidad, comenzar a vivir en pareja, o la muerte de alguno de los padres. Se trata de un suceso vital que hace que se remuevan sus recuerdos. Un nuevo ciclo vital, en el que muchas veces tienes que tirar de emociones anteriores para poder afrontar las nuevas", y que muchas veces produce consecuencias asociadas como consumo de drogas, o trastornos alimentarios

Culpa y vergüenza

En otras víctimas el recuerdo del abuso aparece de repente. Lo que sí es común en todas ellas es la sensación de culpa y vergüenza que, en la mayoría de casos les impide contar lo que han sufrido. "Es díficil explicar algo que te avergüenza y de lo que te sientes responsable", sostiene Polo. "Aún más cuando la sociedad aún sigue preguntando en voz alta ¿y por qué hablan ahora? Porque pueden, porque antes no podían”, responde Polo. “Tenemos una sociedad que tiende a señalar a las víctimas y no da credibilidad a lo que dicen. No acabo de entender qué tipo de glamour tiene decir que has padecido abuso sexual infantil”, condena Polo.

¿Cómo se lucha contra la culpa? “Visualizando y sensibilizando”.  Desde la fundación muestran su descontento porque “los políticos no han mentando a la infancia durante la campaña electoral”.  “Solo han nombrado la educación como arma electoral”, lamenta Polo. “Hasta que los abusos sexuales a menores no ocupen un lugar en la agenda pública, la infancia siempre va a estar en una posición de vulnerabilidad. O empezamos a proponer proteger a los niños de manera adecuada y a hablar de los temas que les incumben, como el maltrato infantil, o será muy difícil erradicar esta lacra”, subraya Polo, quien reivindica que "necesitamos una sociedad preparada para afrontar que, a veces, la infancia no es feliz”.

“Aquí no pasa”

Durante una época, cuando miembros de la entidad acudían a escuelas para dar charlas sobre prevención de abusos sexuales, les han cerrado las puertas. “Hemos tenido que escuchar durante muchos años esto aquí no pasa, los padres pensarán que sí sucede y será peor’”, relata Polo. La situación ha cambiado. “Ahora tenemos lista de espera”, explica, después de “20 años picando piedra” para contribuir a que esto suceda, trabajando por la sensibilización y la formación. Pese a los avances, la psicóloga señala que todavía queda mucho camino por recorrer. “La gente sigue pensando que los niños mienten, que no puede ser verdad”, critica. 

Los hogares también tienen un papel fundamental en la protección de los menores. “Las escuelas y las asociaciones de padres y madres tienen que empezar a impartir una buena educación afectivo-sexual, y contribuir a que el abuso sea un problema del que se pueda hablar”. "No deja de sorprenderme que la palabra bullying se haya incluido en la agenda, y la palabra abuso sexual no”. ¿Por qué? “El bullying se da entre niños, mientras que el abuso sexual infantil suele provenir de un adulto”, explica. “A los adultos no nos gusta, porque nos coloca en la posición del agresor y eso es muy desagradable”, sostiene.

Confianza rota

Esta profesional de la psicología explica que, dado que los agresores de menores provienen en muchos casos del entorno familiar, uno de los mayores retos a los que se enfrentan las víctimas es el de “volver a confiar en el mundo”. “Aquí les ofrecemos un espacio psicoterapéutico, donde pueden trabajar el trauma, y si es necesario, también asesoramiento legal. Les acompañamos durante la etapa de cambio personal que experimentan, para que puedan tener una buena calidad de vida, que es lo que todos queremos”, explica esta psicóloga.

Para luchar contra esta lacra, es necesaria una mayor conciencia social. Según apunta Polo, el “boca-oreja” ha contribuido a que los abusos dejen de suponer "un tema incómodo". “Nosotros les acompañamos, ellos hacen el trabajo. Somos el instrumento que les ayuda a hacer cambios”, subraya esta profesional que lleva dos décadas trabajando por la protección de la infancia.