El embarazo y el alcohol han sido dos conceptos que tradicionalmente han estado enfrentados. Pero un estudio realizado por BCNatal ha concluido que, a pesar de que hasta el 40% de las mujeres embarazadas podrían consumir alcohol en una cantidad que distintas entidades internacionales califican como “consumo social” --una copa de vino a la semana--, apenas entre el 2 y el 3 % de este colectivo es consciente de ello cuando los profesionales se lo preguntan a través de encuestas.
En el estudio, publicado en la revista internacional Alcohol y llevado a cabo, entre otros, por la doctora Gómez-Roig y los doctores García-Algar y Eduard Gratacós, participaron 153 mujeres embarazadas, la mayoría de ellas con embarazos normales, y un grupo de mujeres con retraso de crecimiento fetal, que habían dado a luz en BCNatal --Hospital Sant Joan de Déu y Hospital Clínic de Barcelona--.
Análisis del cabello
Tras tener a sus bebés, los profesionales preguntaron a las mujeres sobre su consumo de tabaco y alcohol durante el embarazo a través de cuestionarios estandarizados para este tipo de estudios. Asimismo, se les tomó una muestra de pelo de nueve centímetros --un centímetro de cabello corresponde a un mes-- para detectar la presencia de marcadores del consumo de tabaco o alcohol durante el embarazo --nicotina y etilglucurónido, respectivamente--, cuyos valores se clasificaron en los tres niveles que especifica la Society of Hair Testing (SoHT): abstinencia, consumo social y consumo excesivo crónico.
Mujer consumiendo alcohol durante su embarazo / PIXABAY
Los resultados entre los cuestionarios y el análisis de las muestras de pelo fueron muy parecidos en lo referente al consumo de tabaco --el 16%--. Sin embargo, en el consumo de alcohol se apreciaron diferencias “muy importantes” entre las encuestas y los análisis. “Hasta el 42 % de las embarazadas registraban valores de alcohol en cabello que la SoHT califica como consumo social”, explican desde BCNatal, aunque añaden que es muy difícil establecer una equivalencia entre el análisis en cabello y el consumo real en cada momento. “Las concentraciones en el pelo de etilglucurónido que entran dentro de esta definición son muy amplias, desde 7 hasta 45 picogramos por miligramo de cabello”.
La creencia popular no se corresponde con la realidad
La investigación también analizó el consumo de alcohol medio en el embarazo de las participantes. “Pero los datos permiten asegurar que en un grupo de embarazadas existió consumo ocasional de alcohol durante la gestación”, señalan. Unos datos que coinciden con otros estudios realizados en otras sociedades del mundo desarrollado y también con un estudio previo más reducido que se llevó a cabo igualmente con mujeres atendidas en el Hospital Sant Joan de Déu.
A la vista de los resultados, los responsables del trabajo certifican que actualmente existe “una discrepancia importante” entre la percepción de muchas mujeres y la realidad sobre el consumo de alcohol durante el embarazo. “Posiblemente este hecho refleje algunas ideas imperantes en nuestra sociedad --donde el consumo de alcohol está muy integrado en la vida cotidiana--, según las cuales pequeñas cantidades de alcohol son inofensivas y quizá no representen ni siquiera un ‘consumo de verdad’”, comentan desde BCNatal, que añaden que “los datos científicos concluyen claramente que pequeñas cantidades de alcohol pueden tener efectos negativos sobre el desarrollo del feto”.
El peligro de consumir alcohol durante el embarazo
Los expertos explican que el alcohol consumido durante el embarazo pasa directamente al feto, donde es tóxico para el tejido neurológico. “En su forma más grave y con consumos altos, provoca el síndrome alcohólico fetal (SAF), con retraso intelectual y malformaciones. Obviamente, no todos los casos son graves, pero, al igual que con el tabaco, estudios experimentales han demostrado que cantidades pequeñas de alcohol pueden interferir en la formación del cerebro fetal y producir problemas de comportamiento y aprendizaje futuros”. Además, el alcohol puede alterar la absorción de nutrientes, el metabolismo materno-fetal y el crecimiento fetal, con un mayor riesgo de problemas de salud en el adulto. Asimismo, también se asocia a una mayor prematuridad.
Los profesionales médicos establecen, de esta forma, que la única dosis segura de consumo de alcohol en el embarazo y la lactancia es “cero”. Como subrayan los responsables de la investigación, “estos resultados demuestran que es urgente estudiar la forma de tomar medidas al respecto, como las llevadas a cabo con éxito para prevenir el consumo de tabaco, con el objetivo de sensibilizar a las embarazadas sobre los graves efectos del alcohol sobre el feto y, en consecuencia, sobre la importancia de no consumir ninguna cantidad de alcohol durante la gestación”.