Las puestas de sol suelen ser uno de los momentos más hermosos del día. Los colores que adquiere el cielo cuando el astro rey se oculta tras el horizonte es algo único que, por suerte, se puede ver cada día, pero que se convierte en algo mucho más especial cuando se contempla desde un lugar concreto. Las montañas, el mar o incluso las ciudades esconden pequeños rincones desde donde apreciar una puesta de sol en todo su esplendor, siendo un buen plan para las parejas más románticas.
La playa es uno de los mejores rincones desde los que admirar este fenómeno. No tener obstáculos en el horizonte hace que observar la caída del sol sea un auténtico lujo para terminar un día de verano o para empezar una tarde por las calles de Barcelona. Aunque las nubes suelen ayudar a hacer de las puestas de sol algo mucho más vistoso, el apreciar un cielo libre donde sólo quedan los destellos de luz a la vez que se apaga la brillante esfera puede ser algo que recordar en la memoria para siempre.
Playas para ver el atardecer en Cataluña
Es difícil encontrar un lugar mejor que la Costa Brava para presenciar una puesta de sol de lujo. Un buen lugar son las calas de Cap de Creus en Girona, con un color de agua único y unas formaciones geológicas que acompañan a la perfección la puesta de sol. Si se busca algo más íntimo y donde se puedan tener los pies rozando el agua, la playa de Penya Tallada en Salou puede ser una buena opción por su reducido tamaño.
Cala Sa Tuna / BEGUR
En el municipio de Begur, en Girona, se encuentra la cala Sa Tuna, que convive con los edificios costeros del pueblo. Contemplar la puesta de sol con los barcos, ya sea desde una terraza o bien en la misma playa, deja un bonito recuerdo. Algo muy diferente es lo que ofrece la playa El Torn, en Hospitalet de l’Infant, en Tarragona. Lo mejor de este emplazamiento es la poca construcción que hay a su alrededor, algo casi imposible de encontrar en una playa de estas características en otros lugares de España.
Puestas de sol desde las montañas
Las montañas cuentan con una característica muy negativa para presenciar este fenómeno, y es que hay que bajar una vez presenciado el momento. Es por ello que las estaciones de primavera y verano, junto con las primeras semanas del otoño, son las mejores fechas para acudir a estos paisajes y observar su majestuosidad. Entre todas las localizaciones, las que puede ofrecer el Parque Nacional de Aigüestortes, en Vall de Boí, es de las mejores. Ubicado en la parte central del Pirineo, esta montañas escalan hasta el cielo, dejando un juego de luces y sombras en los atardeceres que merece la pena presenciar. A ello se le suman los pequeños lagos y ríos, que ofrecen una sensación de tranquilidad única.
Paisaje de montaña / PARQUE NACIONAL AIGÜESTORTES
Pero a la hora de hablar de lagos, el que no se puede omitir es el lago de Bañolas, el más grande de toda Cataluña, Aunque es posible disfrutar distintas actividades recreativas, como el kayak o la barca, quedarse a ver el atardecer tras un largo día puede ser la sensación más reconfortante de todas, muy similar al Valle de Núria, ya dentro del Pirineo.