Un médico firma una receta / PEXELS

Un médico firma una receta / PEXELS

Vida

La falsificación de recetas lleva a un pediatra a la cárcel

El médico defraudó más de 9.800 euros a la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid

20 septiembre, 2018 14:33

Un pediatra de la Comunidad de Madrid irá a prisión durante dos años tras admitir falsificó 309 recetas y facturó 198 de ellas a la Consejería de Sanidad de la región. Sanidad pedía cinco años de cárcel para el médico por un delito continuado de falsedad en documento público en concurso con un delito continuado de estafa. Sin embargo, el facultativo y la Fiscalía llegaron a un acuerdo y la pena será reducida.

El propio médico ha admitido ser culpable de falsificación en el juicio celebrado hoy y previamente había abonado los 9.800 euros defraudados a la institución pública. Además de los dos años de cárcel, el culpable será inhabilitado durante dos años y pagará una multa de cinco euros al día durante los próximos cuatro años.

Compinchado con una farmacia

El pediatra pudo falsificar las recetas a través de un pacto con un auxiliar de una farmacia. Este trabajador también ha sido condenado a un año y seis meses de prisión y una multa diaria de cuatro euros durante tres meses. El fiscal pedía para él tres años de cárcel pero su autoinculpación también hizo que ambas partes llegaran a un acuerdo y la pena fuera más leve.

En un principio, la Consejería de Sanidad de Madrid también habría acusado al dueño de la farmacia. Sin embargo el fiscal ha retirado la acusación al "no existir pruebas" incriminatorias contra él.

Ayudar a la familia

El acusado tenía una plaza fija en un centro de salud en Madrid, concretamente en Mejorada del Campo. En su declaración en la Audiencia Provincial de la región ha admitido los hechos y ha justificado su actuación explicando que necesitaba los medicamentos para sus familiares. El médico es de procedencia libanesa y ha explicado que “no tenia otro modo” de conseguir las medicinas para ellos.

Las 309 recetas expedidas se clasificaban dentro de la denominación de "pensionistas" y correspondían a tratamientos "para situaciones clínicas propias de la edad adulta". Eran facturadas y cobradas a la Consejería madrileña de Sanidad y se atribuían a pacientes que nunca habían recibido esa medicación.