Decir que la mayoría de personas alimenta una relación de dependencia con su teléfono móvil y las redes sociales es algo que no pilla por sorpresa. Internet y el desarrollo de dispositivos inteligentes han cambiado la forma en que las personas consumen información, se comunican y, en definitiva, viven.
Sin embargo, la preocupación comienza a extenderse. Sobre todo en el público de los nativos digitales. Aquellas personas que han crecido con este nivel de tecnología en sus vidas y que no conocen otra forma de vivir. Por esta misma razón, las grandes corporaciones como Facebook, Google o Apple han comenzado a tomar una serie de medidas para que los usuarios de tecnología controlen y limiten el uso del dispositivo móvil.
El 56%, dependientes del smartphone
Los datos hablan por sí solos: según un estudio realizado por Pew Research Center, en Estados Unidos el 56% de los jóvenes reconoce tener dependencia del teléfono móvil y las redes sociales. Asimismo, alega ciertos trastornos que esta relación dependiente conlleva: ansiedad, trastorno del sueño, incapacidad para relacionarse e incluso, y aunque parezca extraño, ansiedad.
Un usuario utilizando Instagram en su smartphone / CREATIVE COMMONS
Los resultados de este estudio bien podrían extrapolarse a ciudadanos de otros países. En líneas generales, se estipula que al menos cuatro de cada diez jóvenes reconocen experimentar situaciones de ansiedad cuando se encuentran alejados de su teléfono móvil.
Limitar el uso del teléfono móvil
No obstante, cada vez más personas tienen conciencia de los graves trastornos que la dependencia a los dispositivos móviles inteligentes puede ocasionar. Así, más de la mitad de los encuestados reconocen que entre sus propósitos está el limitar cada vez más el uso del teléfono móvil, las redes sociales, internet y los videojuegos.
Asimismo, el estudio revela que el enganche al teléfono móvil no es ni mucho menos solo cosa de los jóvenes. Más del 50% de los encuestados aseguran que sus padres se distraen con facilidad y de manera asidua cuando intentan hablar con ellos. Un porcentaje muy alto y significativo, que viene a explicar que la adicción a las nuevas tecnologías apenas entiende de edades.