Vida

Los muertos vivos: Juan Gabriel en Villa Elvis

Un exasistente del cantante mexicano afirma que fingió su muerte para huir de sus hijos. Renovación de la leyenda póstuma de Pedro Infante. Dos casos distintos: Gil y Gil y Paesa

25 marzo, 2018 15:38

Una tremenda murmuración recorre México. Dicen que Juan Gabriel está vivo. El divo de Juárez habría fingido su muerte hace ahora año y medio para escapar de una prole de garrapatas que lo exprimía sin miramientos. Eso asegura un exasistente del grandioso artista, Joaquín Muñoz, que acaba de publicar su segundo libro sobre la figura de Juanga para los fans, Alberto Aguilera en la partida de defunción estadounidense que no ha visto nadie. Que el mítico cantante está de parranda es lo que sostiene también el célebre Cepillín, un dentista que se disfrazaba de payaso para que los niños no le tuvieran miedo y acabó en la tele y montando un circo ambulante.

La versión oficial apunta a que Juan Gabriel sufrió un infarto en Santa Mónica, Estados Unidos, durante la gira del espectáculo "México es todo". La familia decidió que el cuerpo se quemara. No hubo pues capilla ardiente con exposición del cadáver y el buen pueblo mexicano no pudo rendir culto a la muerte según sus hábitos. Juan Gabriel fue reducido a cenizas y sus descendientes pugnan por la herencia mientras el tal Joaquín Muñoz difunde supuestos mensajes de voz del artista en los que se refiere al antedicho como su "gran amor". 

Los medios mexicanos recuerdan la historia de Pedro Infante, la leyenda de que sobrevivió a un accidente aéreo sostenida en el hecho de que el actor, fanático de la aviación, ya había sufrido otros dos percances sin más consecuencias que una cicatriz en la barbilla y una placa de platino en la cabeza. Y se ríen de la especie de la huida de Juanga, que era una estrella aún más mundial y no pasaría desapercibido ni en una pequeña aldea de una remota isla. Claro que no contemplan que se haya refugiado en Villa Elvis, donde también residen Jim Morrison y Amy Winehouse.

Se dan muchos casos de desapariciones voluntarias con cambio de identidad, pero no es fácil para los famosos. Patrick McDermott, un cámara de televisión de origen coreano que era medio conocido porque desapareció cuando era el novio de Olivia Newton-John, consiguió ser dado por muerto, pero fue localizado once años después de haberse ido a por tabaco acuciado por las deudas y el monto de la pensión de una exesposa y su hijo. Corría el año 2005 y el tipo embarcó en un velero llamado "Freedom" para lo que tenía que ser una agradable jornada de pesca deportiva y no regresó a tierra. Ninguno de sus 22 acompañantes le vio caer por la borda. En 2016 fue localizado cerca de Puerto Vallarta en compañía de una joven novia alemana. La bella de Grease, que había llorado como una viuda, se quedó de piedra. El colega, contra el que no había nada más que las molestias burocráticas de darle por muerto en 2008, pidió a los medios que le dejaran en paz y así sigue.

En España hay quien cree que Jesús Gil y Gil sigue vivo y es un hecho que Francisco Paesa reside en París tan ricamente. Contra el ciudadano Paco Paesa, el espía español por antonomasia, no hay ninguna causa judicial abierta, pero en su día se le acusó de haberse quedado el dinero que robó Roldán. El hombre se inventó su muerte en Bangkok en 1998 y mandó publicar una esquela en El País con el recado de catorce misas gregorianas. Hace un año contaba en el Vanity Fair que lo que pasó en Tailandia fue una operación antiterrorista de la inteligencia argentina en la que resultó herido de bala y trasladado a un barco en el que pasó medio año en coma. Qué arte y qué grande Paesa, un playboy que estuvo preso en Suiza por estafa y que haciéndose pasar por traficante de armas le endosó a los etarras dos misiles tierra aire con sendos localizadores para el preceptivo seguimiento policial. 

Por lo demás, hay gente que ha visto a Michael Jackson después de muerto. Es la misma que sostiene que Paul McCartney no está vivo.