Es el italiano que compró una isla de la Costa Brava para hacer fiestas. El Ayuntamiento de Cadaqués (Girona) y la Generalitat han sancionado al empresario Stefano Romizi por, según dicen, celebrar bodas en un peñón situado ante el idílico destino de playa.
El súbdito transalpino se enfrenta a la ira de las dos administraciones. Los técnicos han visto como una roca situada en la idílica bahía se convertía en un lugar en el que van y vienen invitados de fiestas privadas.
Imagen de una boda en la isla de S'Arenella, en Cadaqués / Francis Rosso
"Acuden hasta 300 personas. Al ser una isla, los invitados, el cáterin y el material se transportan en bote. ¿Es seguro que 300 personas que han comido y bebido en abundancia transiten de madrugada por la bahía? No".
Quien habla es Santiago Sanés, concejal de Obras, Servicios y Urbanismo del Ayuntamiento de Cadaqués. El consistorio acaba de abrir expediente a los propietarios de la roca, al descubrir que sus propietarios habían instalado una cañería de agua potable.
"Es un sitio privado y parte del pueblo"
En la diana está Stefano Romizi. Este italiano es la punta de lanza de una comunidad que compró el promontorio a la familia Rivière, dueños de la industria química homónima, en 1999.
"Fuimos tres socios. Legalizamos un apartamento vacacional con capacidad para 17 personas en 2013 y empezamos a regularizar la situación. Ahora queremos que los huéspedes tengan agua corriente", explica a este medio.
"Tenemos derecho a ello, ya que la isla se considera parte del núcleo habitado", ha defendido el empresario.
¿Han colado los propietarios de S'Arenella el paradisíaco lugar en la lucrativa industria de las bodas, como anuncia su página web [ver aquí]? "Si hay fiestas privadas nadie tiene que decir nada. No es un lugar de concurrencia pública. Es como el jardín de una casa", responde.
"Está en zona protegida"
No lo ven así los ecologistas. El ir y venir de botes a s'Arenella no gusta a los ambientalistas. Aunque la roca —ni la bahía de Cadaqués— no forma parte del Parque Natural del Cap de Creus, sí es una zona sensible.
Vista aérea de S'Arenella y la bahía de Cadaqués / CG
"Aunque sea una propiedad privada, tú no puedes hacer lo que quieras. No tienes derecho a la explotación intensiva si estás rodeado de espacios naturales", señala la Associació de Naturalistes de Girona.
La entidad, así como Iaeden-Salvem l'Empordà, otra oenegé verde, exigen a las instituciones aumentar los controles para evitar la degradación de la isleta.
Expediente sancionador
Por lo pronto, la Dirección General de Tributos y Juegos del Gobierno catalán ya ha abierto expediente al empresario por, presuntamente, celebrar casorios sin tener el preceptivo permiso para ello.
Uno de los que pasó por la vicaría en S'Arenella fue Pablo Bofill, hijo del famoso arquitecto, en 2014. Fuentes municipales cifran en una cincuentena las nupcias que se celebran anualmente en la ínsula.
Sus dueños, a su vez, defienden que "son fiestas privadas igual que se realizan cursos de yoga". Agregan que el pueblo "se beneficia, pues se llenan hoteles y restaurantes".
Según ellos, sólo alquilan S'Arenella dos meses al año. "La normativa que rige es ridícula", apostilla Romizi.