Cementiris tardó cuatro años en saber que el memorial del Barça era ilegal
La sociedad municipal de Barcelona asegura que conoció que los columbarios del Camp Nou carecían de licencia en 2016
20 junio, 2017 00:00Cementiris de Barcelona tardó cuatro años en enterarse de que el proyecto de los columbarios del FC Barcelona era ilegal. La sociedad municipal firmó un contrato en 2012, pero no fue hasta en 2016, asegura, que se dio cuenta de que el memorial carecía del permiso municipal.
Según la documentación entregada por Cementiris al Juzgado de Instrucción número 7 de Barcelona, que investiga al club azulgrana, a su presidente, a un exdirectivo y a la empresa GIEM Sports, la firma 100% pública no accedió a los dos informes municipales contrarios a la obra hasta 2016.
Así lo reiteró el abogado que representa a la empresa municipal, Oriol Rusca, en una vista celebrada en Barcelona la semana pasada.
"¿Por qué tardaron cuatro años en enterarse?"
Preguntado por la cuestión, un portavoz de Cementiris ha indicado que "no comentará la estrategia procesal prevista".
Quienes sí han arrojado más luz son fuentes cercanas al procedimiento judicial. "No parece lógico que la sociedad ignorara durante cuatro años la imposibilidad de acometer un proyecto para el que firmó un contrato en 2012", han indicado.
Las mismas fuentes han subrayado que el propio ayuntamiento, que participa al 100% en Cementiris por la vía de Barcelona: Serveis Municipals, emitió dos informes contrarios a la obra en 2013 y 2016. "Con estos informes, ¿cómo pudo tardar la empresa cuatro años en enterarse?", se han preguntado las mismas fuentes.
Acusación particular
El supuesto desconocimiento de Cementiris respecto a las legalidad del proyecto de GIEM Sports es uno de los argumentos que esgrime la sociedad que dirige Jordi Valmaña en el procedimiento por presunta estafa.
Antes, el 9 de junio, el ente que gestiona los nueve camposantos de Barcelona pidió personarse en la causa como parte interesada.
Cabe recordar que GIEM Sports, promotora del fallido proyecto, dejó a deber 54.000 euros a la sociedad por una iniciativa que jamás vio la luz.