Interior de la discoteca Tito's de Palma

Interior de la discoteca Tito's de Palma

Vida

La mafia policial de Palma amenazaba a prostitutas que se negaban a tener sexo con los agentes

El sumario revela, además, que vertían sustancias en las copas de las profesionales del sexo para que estuvieran más cariñosas

31 mayo, 2017 23:56

“¿Tienes tetas? Luego enseñas las tetas o, si no, a la calle”. Es una de las advertencias que recibían las prostitutas que acudían a una de las macrodiscotecas del empresario del ocio Bartolomé Cursach si se negaban a mantener relaciones sexuales con los numerosos policías locales que frecuentaban la sala vip del local y que, a cambio, protegían al considerado rey de la noche mallorquina.

Así lo han revelado varios extrabajadores del establecimiento nocturno ubicado en el paseo Marítimo de Palma Tito’s, a cuyas declaraciones ha tenido acceso Crónica Global. Todos ellos han comparecido como testigos protegidos ante el juez que investiga la trama urdida en el seno de la Policía Local de la capital balear con la connivencia de altos cargos políticos que también se habrían visto beneficiados de la misma.

"Clientes especialmente tratados"

Uno de los declarantes fue tajante ante el magistrado. Según puso de manifiesto, durante los años en que estuvo trabajando en la zona vip de la discoteca “sólo había como clientes especialmente tratados” un grupo de policías locales a quienes, por orden de los responsables del establecimiento, debía servir las consumiciones alcohólicas que desearan sin cobrar nada.

A medida que avanzaba la noche, relató el testigo, los agentes comenzaban a disfrutar de la compañía de prostitutas que llevaban los dueños de Tito’s y quienes “tenían las instrucciones de no cobrar los servicios a los policías en el sentido de que quien pagaba era el Grupo Cursach”.

No sólo eso. Según explicó ante los investigadores, se percató —y eso fue lo que más influyó para que decidiese comparecer ante el juez— de que en numerosas ocasiones la actuación de las prostitutas, bailarinas y camareras no era voluntaria, sino que cuando alguna de ellas se mostraba reacia a consumir y a mantener relaciones sexuales con los agentes, éstos “vertían en las copas sustancias” que “provocaban en las chicas una especial euforia”. “Se volvían más cariñosas”.

Temor a denunciar

El exempleado no dudó en advertir a las trabajadoras de que “tuvieran cuidado con lo que les metían en las copas”, a lo que aquellas respondían que no estaban en situación de poder denunciarles, principalmente “por temor a los jefes y, en definitiva, a Cursach”. “Todos en la discoteca sabían que contradecir o denunciar a los jefes era muy peligroso”, recordó el testigo.

Según presenció, todas las chicas que se negaban a hacer lo que les exigían los jefes “eran automáticamente despedidas” y, tal y como sabe a través de ellas, “nunca volvieron a encontrar trabajo en la isla y tuvieron que marcharse fuera”.

El extrabajador llegó a recordar el “lamentable estado” en el que varios de los efectivos policiales accedían a la discoteca: “Ya iban pasadísimos”, manifestó, aseverando que llegaron a arrojarle varias de las consumiciones a la cara: “Además de cotillones e incluso alguno llegó a darme empujones y golpes sólo para divertirse”.

Fiestas reservadas a los policías

Otro de los testigos, excamarero de Tito’s, explicó cómo a los policías locales no sólo se les dispensaba un trato de favor sino que en la zona vip “se les preparaban fiestas reservadas para ellos”.

Tanto Cursach como su mano derecha se encuentran en prisión desde el pasado marzo. El juez les imputa más de 15 delitos. Las prácticas ilícitas que se le atribuyen al promotor le habrían servido para mantenerse en la cúspide del ocio nocturno y rodearse de una amplia red de informadores que le han permitido asediar y extorsionar a quienes pudieran ejercer la competencia a sus negocios.