Los apartamentos turísticos no son un problema exclusivo de Barcelona. Varias ciudades del litoral catalán y las capitales de provincia se han visto afectadas por la proliferación.
Girona es uno de estos casos. La ciudad ha multiplicado por 15 el número de pisos turísticos en cinco años. Ha pasado de los 18 que registraba en 2013 a los 256 actuales. El Barri Vell, donde vive el 3% de la población es donde se concentran el 57% de estas residencias. La Asociación Turística de Apartamentos Costa Brava-Pirineu de Girona (ATA) calcula que un 40% del total son de carácter ilegal.
La situación preocupa a los gerundenses. Temen que se destruyan los barrios y que “cierren los comercios de toda la vida”. Aseguran que la ciudad “está masificada”. De esta forma lo explica Amelia González, presidenta de la asociación de vecinos del Eixample de Girona, quién indica que “es un problema muy grave” para la ciudad.
Girona tiene la etiqueta de ser una ciudad tranquila de menos de 100.000 habitantes. El turismo empieza a amenazar: “Antes podíamos pasear sin problemas por el Barri Vell, ahora estamos ahogados y hay mucho ruido”, cuenta la representante vecinal a Crónica Global.
El ayuntamiento no ve "alarma"
Los ciudadanos aseguran que al ayuntamiento le consta lo que se está perpetuando. El consistorio ve “injustificada” esta alarma turística. La edil de turismo, Glòria Plana (CiU) explica que los visitantes que llegan a Girona suelen ser “familias y deportistas que no alteran la convivencia”. La ATA comparte la misma opinión: “Es un turismo de calidad que no molesta”.
La otra voz crítica de los pisos turísticos es la oposición. La CUP y ERC hablan de “primeras actuaciones especulativas” al nivel de lo que se vive en Barcelona. Algunos vecinos del Barri Vell indican que “los precios del alquiler están subiendo” y que “varias familias se han tenido que marchar porque no les han renovado el contrato”. Una práctica similar a la de Barcelona.
En Girona, el alquiler ha subido un 10% en un año. Según un estudio del Gremi de Promotors i Constructors i l’Associació de Promotors Inmobiliaris (API), un piso nuevo de 74 metros cuadrados puede llegar a costar 240.000 euros, un 7% más que en 2016. Su presidente, Ramón Corominas, atribuye el aumento del precio de la vivienda --entre otras causas-- a la voluntad de destinar estos pisos al “alquiler turístico”. Asegura que la finalidad de la mayoría de operaciones registradas en inmobiliarias de la ciudad “se deben a ese fin”.
Un avión de Ryanair en el aeropuerto de Girona-Costa Brava / CG
Promoción y Ryanair
Los vecinos de Girona consideran que este problema tiene su origen en la promoción turística que ha llevado a cabo el consistorio “por diferentes ferias turísticas en los últimos años” y “al fenómeno de Ryanair”. La aerolínea irlandesa aprovecha su base en el aeropuerto de la Costa Brava para trasladar turistas británicos a bajo coste. “Es un turismo de zapatilla, vienen aquí antes de visitar Barcelona”, indica Fernández. Cada vez son más las tiendas de souvenirs que se emplazan en los barrios más antiguos de la ciudad para captar la atención de los visitantes. Un contratiempo que Girona encara en pleno Temps de Flors y con el verano a la vuelta de la esquina.