La nueva cultura de la cerveza se abre paso frente a la industria
La fabricación artesanal se convierte en el mayor reclamo para atraer a clientes que buscan nuevos sabores y textura, y están dispuestos a pagarlo
25 febrero, 2017 00:00Los amantes de la cerveza tienen algo nuevo que explorar. La industria cervecera, una bebida de cultura milenaria, vive una etapa de redescubrimiento. La vuelta a los orígenes, a lo natural, abre una nueva etapa que unifica una bebida, un alimento y una afición; y además puede ser artesanal, es decir eludir los circuitos comerciales.
Quién no ha tomado unas birras después de salir del trabajo, viendo un partido de fútbol o en una cena de fin de semana. La tendencia ha cambiado visiblemente, lo que hace una década empezó como algo más selecto en busca de un cliente más exquisito, se ha extendido hasta el punto de convertirse en algo cotidiano.
Ciudades como Madrid y Barcelona han sido pioneras en la apertura de cervecerías que producen su propia bebida de forma artesanal, que por un poco más del precio habitual de un euro por caña, aseguran poder disfrutar de diversos tipos de cervezas más gustosas, con diferentes texturas y totalmente naturales.
Los expertos
En Barcelona hay más de 30 cervecerías artesanales que ofrecen hasta 40 tipos de cerveza, cada una con su tirador. Además, la mayoría de los bares introducen nuevos tipos de cerveza frecuentemente, que ellos mismos fabrican en sus instalaciones para mantener un atractivo singular de cara a los clientes y descubrir nuevos sabores.
Una de las más famosas en la ciudad condal es BierCap, muy cerca del centro de Barcelona dispone de 30 grifos de cerveza artesanal y de importación. Abrieron hace tres años y clasifican sus cervezas por estilos. Su gerente, Manuel Baltasar, explica que “la diferencia de un local como éste es que tenemos público todos los días de la semana, de lunes a domingo, porque ofrecemos otro tipo de producto”. La mayor parte de la "clientela es local pero nuestra ubicación en el centro acerca a muchos turistas”, aunque aclara que “no es un turista cualquiera, sino un turista definido que viene a probar cervezas locales y artesanales que no puede encontrar en su país”, entre los que destaca norteamericanos y europeos del Norte.
En Poble Sec
En el barrio de Poble Sec se encuentra una de las primeras cervecerías artesanales de Barcelona, el Abirradero. Cuenta con 40 tipos de cerveza, cantidad que la convierte en la cervecería con más variedad de Europa. Daniel Fermun es el encargado del bar y también el director de producción del Instituto de la Cerveza Artesana. La fabrica se encuentra a escasos metros del local y allí se producen los 40 diferentes tipos de cerveza propios, además de los que ofrecen para otros locales.
Dani cuenta que “lo que busca nuestra clientela es el valor añadido, saber que vas a pagar algo más por un producto que es mucho más sano, y que puede tener exactamente el sabor que te gusta”.
El creador de las rubias de el Abirradero explica que “mucha gente cree que la cerveza nació en el norte de Europa, pero en 1999 se encontraron en Begues (Cataluña) los restos de cerveza más antiguos de Europa, y es por eso que queremos recuperar la cultura histórica con un producto de casa”.
Aun así el negocio no se encuentra solo en la cerveza: en todos los establecimientos puedes encontrar una gran variedad culinaria con tapas y platos más elaborados para saciar el apetito de los clientes, normalmente a precios contenidos.
El negocio, en la fábrica
Es cierto que el precio de estas cervezas no es barato: oscila entre los tres y los seis euros, dependiendo del local y del tamaño de la copa, un precio mucho más elevado que el de un quinto o una mediana.
El precio está justificado por su calidad y su elaboración, uno de sus grandes reclamos. Además, la mayoría de locales ofrecen sus productos embotellados para llevar, como es el caso de BierCap o el Abirradero. Ambos locales embotellan cerveza para llevar y, en el caso de la fabrica de Dani, ofrecen una cerveza llamada ICA Encantada, que se fabrica sin lúpulo y es el legado de Begues, que se vende a barril y también embotellada para financiar el descubrimiento de nuevos hallazgos y la documentación y análisis de los ya encontrados.
El negocio ha sido tan exitoso que algunas de estas empresas ya juegan en la primera liga del sector. Es el caso de la Companyia Cervesera del Montseny que cerró el año 2016 con un crecimiento del 26% y una facturación de más de un millón de euros, además de ser coronada en el Barcelona Beer Festival (BBF) con el premio a la “mejor cervecera” del año.
El nuevo negocio se extiende y las cerveceras clásicas como Damm, Heineken o Cruzcampo se enfrentan a un nuevo competidor con una única ventaja, el precio. Ambos expertos cerveceros, Manuel y Dani, coinciden en que aunque el target de mercado sea el mismo, el producto artesanal tiene más calidad en los componentes y en la elaboración. “Nunca podremos competir con esas multinacionales, pero tampoco lo pretendemos porque eso es lo que nos diferencia, nuestro valor añadido”, sentencia Dani.