Freno a los nuevos rascacielos de Hospitalet de Llobregat
La alcaldesa, Nuria Marín, no consigue suficiente apoyo para el avance del Plan Director Urbanístico de la ciudad
6 febrero, 2017 00:00Ni los vecinos, ni parece que el propio Área Metropolitana de Barcelona (AMB) lo quieren. Al menos, por el momento. El Plan Director Urbanístico (PDU) Gran Vía-Llobregat propuesto por la alcaldesa de L’Hospitalet, la socialista Nuria Marín, no cuaja y por eso se retiró de la orden del día, en el último pleno del Consejo Metropolitano, el punto correspondiente a la aprobación del proyecto.
La alcaldesa de la segunda ciudad más poblada de Cataluña buscaba un consenso casi a la desesperada para poner en marcha un plan que, entre otras cuestiones, repoblaría el municipio con 26 rascacielos. De hecho, fuentes cercanas al caso han informado a Crónica Global que, tras el pleno, llamó a los líderes municipales de cada partido para transmitirles que convocaría una junta de portavoces urgente.
Adiós a la zona agrícola
El rechazo se basa en que el terreno afectado es la última zona agrícola de L’Hospitalet, donde se encuentra más del 80% de la diversidad biológica de la zona. Otra de las zonas afectadas, Can Trabal --con una superficie total de 415.899 metros cuadrados--, se incluyó en 2011 en el libro blanco de las zonas a proteger a nivel europeo.
Una alegación presentada por el PP de la localidad asegura que el PDU provocaría “graves perjuicios” para el medio ambiente, como son la pérdida del área agrícola, reducción de fauna, contaminación acústica y lumínica, además de afectaciones al acuífero de la Vall Baixa y el Delta del Llobregat.
Sumar potencialidad
El PDU de la discordia, que recibe el apoyo de la Generalitat de Cataluña, persigue tres objetivos: implantar nuevas áreas de actividad económica, crear el parque de Can Trabal y reformar la Gran Vía (autovía C-32) para convertirla en una avenida urbana. Un proyecto que afecta a 994.000 metros cuadrados y cuyos costes urbanísticos ascienden a 141,6 millones de euros, sin IVA.
Según el mapa de proyectos estratégicos del Pla Estratègic Metropolità de Barcelona, se quiere localizar empresas y servicios biomédicos para sumar potencialidad alrededor de los hospitales de Bellvitge y Duran i Reynals. Pretende atraerse prioritariamente a oficinas privadas; sedes corporativas; instituciones y organismos públicos; instalaciones de investigación, además de industrias ligeras, comerciales y hoteleras.
Protesta vecinal
“El ayuntamiento dice que lo hace para completar la ciudad, pero habría que plantearse hasta qué punto una zona no edificada está incompleta” explica a este medio Adrián V., uno de los portavoces de la asamblea No Més Blocs-Salvem L’Hospitalet. Otro de los miembros, Javier M., recuerda que prometieron dar trabajo a los vecinos en las empresas recién llegadas al barrio, pero no fue así: “No generan empleo porque se trasladan las sedes con los trabajadores que tenían antes”, explica.
La plataforma muestra su rechazo al proyecto tras haber presentado un total de 1.049 alegaciones, a las que no han obtenido respuesta por parte del consistorio. Sostienen que se trata de un proyecto opaco sin derecho a réplica, que perjudica más que beneficia y que se enmarca en un clima de olvido general en el que se sumerge la ciudad.