Los jueces entienden que el miedo no figura en el código penal.

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Vida

"Vio que no se movía, le entró pánico y se marchó"

La Audiencia de Barcelona absuelve a un vecino de Granollers que despertó junto a su novia y al constatar que estaba pálida, fría e inerte, huyó del domicilio por miedo

26 julio, 2016 23:50

Los hechos sucedieron entre las 20:00 horas del día 25 de noviembre del 2013 y las 8:00 horas del día siguiente en un piso de Corró d'Avall, en el Vallés Oriental.

El acusado Ismael C. S. dormía junto a la que era su compañera sentimental, María Isabel M. A. Cuando despertó, comprobó que la mujer estaba pálida, fría y que no se movía. Durante el juicio al que compareció como acusado de un delito de denegación de auxilio, Ismael C. S. explicó que se puso muy nervioso y que, al verla en aquel estado, se fue del piso. 

Muerte por sobredosis

Añadió que ésta tomaba drogas y distintos fármacos y que sobre la mesita de noche había restos de lo que parecía ser cocaína. Ante aquella situación, y como quiera que ella le había denunciado en alguna anterior ocasión por delitos de maltrato, el acusado se puso nervioso y se fue del piso.

María Isabel M. A., efectivamente, había muerto por una sobredosis, tras la ingesta de cocaína y pastillas. La Policía detuvo a su novio horas después y la juez le imputó.

No hay causa-efecto

Sin embargo, las diligencias de investigación practicadas por el juez de Granollers que inicialmente vio de la causa, no pudieron constatar que la huida del novio dejase a la mujer sin posibilidad de supervivencia.

El juzgado archivó la causa, pero la familia de la fallecida recurrió ese auto. Ahora, la audiencia ha ratificado el archivo porque todo hace indicar que la mujer estaba ya muerta cuando el acusado despertó y la vio y, por lo tanto, su “huida” en nada afectó al fatal devenir de los acontecimientos.

La familia no se fía

La familia de la mujer, sin embargo, dice que él la maltrataba y que la indujo a tomar metadona en unas cantidades que le causaron la muerte. La audiencia no ve acreditadas estas afirmaciones y, por el contrario, sostiene que el acusado, nervioso y desconcertado ante aquel panorama, huyó por miedo ante la sola perspectiva de que su novia estuviera muerta. Por ello, le absuelve.