La ganadera Anna Plana, en una imagen de archivo, pastoreando a su rebaño de ovejas.

La ganadera Anna Plana, en una imagen de archivo, pastoreando a su rebaño de ovejas.

Vida

La 'Heidi' catalana hecha a sí misma

La joven Anna Plana dejó Menorca hace seis años para hacer de pastora en los Pirineos y ahora ya tiene su propio rebaño de 400 ovejas

20 mayo, 2016 00:00

Mucha gente sueña con irse a vivir a la montaña, pero son pocos los que se atreven a dar el paso. La vida en medio de la naturaleza no solo es bella y armónica, también es dura y sujeta a las inclemencias del tiempo. Quien lo sabe bien es Anna Plana, una mujer de 29 años que, frente a las advertencias de los que le decían que era "demasiado joven" y pronosticaban que "pronto se cansaría", se fue a vivir al Alt Pirineu para aprender el oficio de pastora.

Anna lleva ya más de seis años en los Pirineos y ha criado a su hijo de tres años en este escenario. En su primer año, la pastoreta, tal y como la conocen los vecinos de la zona, estuvo trabajando con un ganadero del pueblo para aprender este ancestral oficio.

Duro inicio

La joven, nacida en el Empordà, confiesa que los inicios fueron muy duros porque "ni siquiera sabía caminar por la nieve, con el frío y el viento". Pero la pastoreta, con su voluntad de hierro, empezó su aventura profesional con 40 ovejas y una pequeña borda, una cabaña para el ganado. Ahora, hecha a sí misma, tiene un rebaño de más de 400 ovejas, una decena de cabras y siete perros que la ayudan a pastorear durante los siete días de la semana que dura su trabajo. "Trabajar en el Alt Pirineu es un lujo, aún hoy me embeleso con el paisaje cuando salgo a pastorear", relata Anna.

Su negocio es mucho más que un trabajo, es un estilo de vida, y un estilo de vida acorde con el medio ambiente. Es por eso que Anna estudia fórmulas para poder desplazarse a pastorear que eviten utilizar jeep --lo ha hecho siempre andando, pero a medida que le crece el rebaño es más difícil-- y también busca la manera de poder elaborar un queso sostenible y artesanal.

Su modo de vida ha despertado la curiosidad de tantos que incluso la empresa envasadora de agua Veri ha estrenado una nueva campaña de publicidad en la que la protagonista es ella. "Cuanto más alto, más puro", reza el eslogan de una campaña que se basa en los valores auténticos, nada impostados, como la vida misma de Anna.

Cambio de vida radical

Esta joven pastora confiesa que, durante muchos años, no tuvo claro que quisiera dedicarse a ello. Pese a su corta edad, Anna acumula una amplia experiencia profesional. Unos años después de cumplir la mayoría de edad, se desplazó desde su Empordà natal a Menorca para trabajar en una peluquería y, antes de descubrir su verdadera vocación, combinó otros empleos como tener un bar o trabajar en una floristería.

Esta joven pastora confiesa que, durante muchos años, no tuvo claro que quisiera dedicarse a ello. Pese a su corta edad, Anna acumula una amplia experiencia profesional. Unos años después de cumplir la mayoría de edad, se desplazó desde su Empordà natal a Menorca para trabajar en una peluquería y, antes de descubrir su verdadera vocación, combinó otros empleos como tener un bar o trabajar en una floristería.

La pastoreta se refiere a aquella época como un momento de búsqueda. "Poco a poco me hice mi nueva vida", explica. Y es que, para una chica nacida en el Empordà, irse a vivir entre ovejas y a 1.500 metros de altitud representaba un cambio de vida radical. Ahora, sin embargo, se muestra orgullosa de haber criado a su hijo en ese nuevo entorno.

Vocacional

Anna ya se ha hecho un nombre entre los 60 habitantes que pueblan su localidad, Llessiu. Es la joven pastora que decidió, contra todo pronóstico, instalarse en este municipio en el Pallars Subirá y demostrar a todos, pero principalmente a ella misma, que con fuerza de voluntad se pueden hacer realidad los sueños.

"Si realmente es lo que quieres, la fuerza te sale de dentro", admite Anna en forma de consejo para todos aquellos jóvenes que, como ella en el pasado, siguen buscando aquello por lo que levantarse cada mañana a pesar del viento, el frío o la nieve.