Pudiera ser que Cataluña no fuera España, pero que España es Cataluña no ofrece ninguna duda. En los cuatro periódicos editados en Madrid, la cuestión, el proceso, esto, es el tema principal, el asunto subyacente y la sustancia emulgente, una fuerza telúrica que succiona las agendas oficiales del triángulo Madrid, Roma, Barcelona. O más concretamente, la Moncloa, el Vaticano y la plaza Sant Jaume. A primera vista destaca la oferta de negociación que el ministro de Economía, Luis de Guindos, exhibe en la portada de El Mundo. El medido mensaje es una mano tendida, una muestra de generosidad y un gesto conciliador.
Carlos Segovia y Francisco Núñez firman la entrevista que da pie a la primera página con el siguiente titular: "Hay desafección en Cataluña; estamos dispuestos a negociar". El texto aborda todos los expedientes económicos, desde las previsiones del paro hasta los datos de recuperación, pero la situación, el momento político, se impone y el ministro afirma: "El Gobierno es consciente de que existe una desafección social en Cataluña y dentro de la Constitución estamos dispuestos a negociar con ellos y solucionarlo. Con el mecanismo de proveedores y el FLA les hemos proporcionado a las autonomías y ayuntamientos financiación de unos 80.000 millones y eso les ha supuesto un ahorro de costes de 20.000 millones. Ése es el valor de la solidaridad y de la unión".
También se habla de los empresarios catalanes, de Bankia y Catalunya Banc, de esto y de aquello. Dice el ministro que lo que está claro es que ya no hay recesión. Le preguntan que cuándo acabará la crisis y alega que "crisis", lo que se dice "crisis" es discutible. Ahí va: "Como concepto económico no existe la crisis, sí la recesión, lo que ocurre es que España tiene una tasa de paro del 26% y es necesaria una generación de empleo muy intensa". De Guindos es un hombre muy reputado y respetado, un gran técnico, como por ejemplo Josu Jon Imaz, lo que antes se conocía como "tecnócrata", término en el que estaba implícito el desprecio que esa figura suscitaba en los círculos democráticos del posfranquismo. Ahora, que a un político le llamen tecnócrata es un plus de credibilidad que otorga ciertas licencias. Por ejemplo, podría haber dicho que el paro, como concepto, es cardiaco y todo el mundo pensaría que son las cosas de De Guindos, como antes las boutades del añorado Fabián Estapé. El gremio de los economistas es lo que tiene, que se juntan Xavier Sala i Martín, Santiago Niño, Leopoldo Abadía y Gay de Liébana y resulta que no es el club de la comedia. Sólo falta Andreu Mas-Colell.
Bajando de los cerros, la cosa nostra, el FLA y la DUI (declaración unilateral de independencia), según el ministro: "La cuestión fundamental es que los catalanes necesitan esa financiación para mantener los servicios básicos. El Gobierno español no va a abandonar a los catalanes. Les cuento algo que me sucedió en Nueva York. Fue el Domingo de Ramos, iba andando por la Quinta Avenida cuando una familia catalana me reconoció y me abordó: 'Ministro, no nos dejen, no nos abandonen'. Yo les respondí que por supuesto que el Gobierno nunca va a abandonar a los catalanes".
Simpática anécdota personal, que es el rasero subjetivo e instransferible, el método parabólico del sistema didáctico y la reducción de la realidad a términos periodísticos. Domingo de Ramos en la Quinta Avenida, lo que no es ni un domingo cualquiera en una ciudad como Tarrasa. Esto último, un domingo en Tarrasa, es el tema de portada en La Razón, que ilustra su primera con la fotografía de una diana pintada en la puerta del PSC de Sant Sadurní, allí donde ondea la bandera por imperativo legal. "Sube la tensión: atacan sedes del PP y pintan una diana en una del PSC". Se añade en caracteres menores lo siguiente: "Una asociación de Lérida denuncia ataques en el día de Sant Jordi". Y aún más: "Nos dieron una paliza por poner una bandera española en la carpa". Se trata de una historia que firma desde Madrid Ainhoa Martínez. La asociación se llama "Lleida Identitaria" y los agresores, unos supuestos viejos conocidos de los Mossos, independentistas por más señas, que el año pasado habrían hecho lo mismo, pero en una carpa de Ciudadanos. Para no dormir. El texto sobre los ataques a las sedes de los partidos es de Marcos Pardeiro, que abunda en el ambiente de cristales rotos de las sedes del PP, ampliado ahora a las del PSC. En 2013, el PP, apunta La Razón, sufrió 41 ataques a sus sedes. ¿Que qué es un ataque? Pues va desde una pintada, a una pedrada, a una irrupción violenta en las instalaciones, a una manifestación no autorizada a las puertas, etc, etc.
En el Abc se subraya el lado sindical de la secesión, la extraordinaria y singular sumisión de los sindicatos UGT y Comisiones Obreras a los criterios, dictados y consignas emanadas del proceso; el sometimiento a las técnicas, tácticas y timbales de los asamblearios. Una de las grandes claves del adocenamiento la exponen Àlex Gubern y María Jesús Cañizares en una pieza titulada: "La Generalidad premia con subvenciones el 'patriotismo' sindical". Escriben:
"El idilio entre los dos líderes sindicales y el mundo soberanista coincide además con un momento dulce en la relación entre CC.OO. y la UGT con la Generalidad, significativamente cuando más agresiva ha sido la política de recortes del Ejecutivo [autonómico] de Artur Mas. Hace apenas unas semanas CC.OO. y UGT recibían la distinción de la Cruz de Sant Jordi por, entre otros méritos, su contribución al proceso de «construcción nacional». Curiosa relación por tanto la mantenida entre un Gobierno conservador que poco ha hecho para reducir la cifra de 600.000 parados, y estas plataformas sindicales, que son objeto de sustanciosas subvenciones públicas. Solo en 2012, la Generalidad otorgó 4,5 millones y 5,8 millones de euros a UGT y CC.OO., respectivamente".
Pero no sólo es curiosa la relación, sino perceptibles sus efectos, según los periodistas del Abc: "«Quid pro quo» : nada más conocerse que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha ratificado la obligación de impartir el 25% de las clases en castellano en las escuelas, algo que la Consejería de Educación se niega a acatar, los sindicatos efectuaron una encendida defensa de la escuela en catalán, tal como hicieron en marzo, cuando participaron en un acto en favor del modelo de inmersión lingüística en las escuelas, es decir, del uso del catalán como lengua prioritaria. Este acto estuvo organizado por Somescola.cat y avalado por Òmnium, Plataforma per la Llengua y el sindicato de enseñanza USTEC". Es decir, punto para Mas. El sindicalismo está con el proceso. Cuesta un ojo de la cara, pero...
En El País, el expediente catalán lo abordan desde el plano del puñetazo a Navarro, un reportaje de fondo en el que se recopilan las agresiones e incidentes más sonados de los últimos tiempos. El texto se titula "La presión a los políticos cruza la línea roja" y está firmado por Àngels Piñol, que recoge testimonios a diestra y siniestra y se remonta hasta la manifestación del 12 de marzo de 2004 en Barcelona de la que Rato y Piqué tuvieron que escapar por un aparcamiento subterráneo e incluso más allá, cuando a Pujol le apedrearon el coche a finales del siglo pasado. Ramón Jáuregui dice que no es por comparar, pero que el asunto actual le suena a txistu, que le recuerda algo. Pero también salen los del no pasa nada, Homs, Anasagasti y otros bizarros.
Destaca también el artículo del catedrático Enrique Gil Calvo titulado "Contra el derecho a decicir". Más madera, pero también teca, que no otra cosa es que el autor se muestre partidario de votar ya, de una vez, como para pasar a otro tema, por favor. Dice:
"Pero antes de detallar mis argumentos empezaré por advertir que mi rechazo del derecho a decidir no me impide ser favorable a la famosa “consulta” secesionista, como ya he defendido en público en otras ocasiones. Lo cual no me plantea ninguna contradicción, pues si apoyo el referéndum de autodeterminación como mal menor, según el ejemplo de Quebec o de Escocia, es por puro pragmatismo político: un caso típico de que el fin, la coexistencia cívica, justifica los medios, por irracionales o ilegítimos que me parezcan. Dicho en términos weberianos, rechazo el derecho a decidir desde la ética de las convicciones, pero apoyo la consulta decisionista desde la ética de las consecuencias".
Tras el nacimiento de un nuevo concepto, el de "consulta decisionista", la madera:
"En términos figurados, y hablando metafóricamente, si no resulta admisible el derecho a decidir la pena de muerte tampoco se puede aceptar el derecho a decidir la secesión, que supone la pena de muerte (o de amputación y escisión) de toda una comunidad cívica. Según el Corominas, la etimología del verbo decidir procede del latín decidere: cortar, escindir. De modo que el pretendido derecho a decidir equivale a arrogarse el falaz derecho de dividir Cataluña y a los catalanes en dos: o secesionistas o unionistas. Es el clásico ejemplo del juicio salomónico, que para decidir qué madre quería más a su hijo propuso dividir al infante por la mitad para repartirlo entre ambas. Justo como pretenden los defensores del derecho a decidir, que terminarán por separar Cataluña en dos mitades como si fuera el niño del juicio de Salomón. Pero con efectos mucho más trágicos, pues una vez que el Tribunal Constitucional ha naturalizado y legitimado el derecho a decidir, no parece haber ya posible vuelta atrás. Cuando la flecha ha salido disparada del arco terminará por alcanzar su blanco. Es el destino fatal de todo dilema de elección trágica, como ya vieron Goethe, Nietzsche, Weber y Berlin, cuya decisión última resulta desgarradora y autodestructiva".
¿Está claro? Ahora viene lo de la prensa de Barcelona. En el Ara, que el CGPJ investiga a Vidal y tramita una querella contra la treintena de jueces firmante de un manifiesto independentista cuyo éxito ha sido nulo. En El Punt Avui, interesante reportaje sobre los funcionarios del Estado activistas de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), firmado por Ricard Palou y que da cuenta de la inquietud de estos trabajadores sobre su futuro en la República Catalana. Son como Vidal, que es juez y, en su tiempo libre, redacta constituciones. Debe ser agotador. Por las mañanas, trabajar para España; por las tardes, construir un Estado. Feinada...
El Vaticano, por fin. El Vaticano es más misterioso que el árbol genealógico del dictador de Corea del Norte, más enrevesado que el organigrama del Partido Comunista Chino y más difícil de seguir que Juego de Tronos y Pasión de Gavilanes. La Santa Sede es un misterio casi inextricable, sólo apto para avezados kremlinólogos. El asunto es que al arzobispo de Bacelona, Lluís Martínez Sistach, ha entrado en fase jubilar, hecho biológico que no le impediría ser obispo de Roma pero sí de Barcelona. La silla episcopal condal es caza mayor. En la página "germinansgerminabit.org" tienen los aficionados, curiosos y expertos de la cosa vaticana información a paletadas sobre las vicisitudes sistachsianas, que son de tal naturaleza que abren la portada de La Vanguardia. No es para menos, porque la Iglesia sería una pieza clave para el proceso, no tanto como el apoyo internacional, pero mucho más que el sindical. Y que nadie se soliviante porque estaremos de acuerdo en que no es lo mismo que Álvarez y Gallego te apoyen a que lo haga la conferencia episcopal tarraconense y, puestos a soñar, el Papa Bergoglio.
"El Vaticano sopesa que Cañizares sea arzobispo de Barcelona", titulan en el diario de Godó, uno de cuyos periodistas más acreditados, Enric Juliana, se ocupa del sopesamiento. El contexto, escribe el periodista, es este:
"Después de la Conferencia Episcopal, los arzobispados de Madrid y Barcelona. Una vez renovados los órganos ejecutivos del colegio episcopal español, con la elección del arzobispo Ricardo Blázquez como nuevo presidente, la Santa Sede afrontará en los próximos meses el relevo en las dos principales diócesis del país, cuyos titulares, los cardenales Antonio María Rouco Varela y Lluís Martínez Sistach, han sobrepasado, con creces, la preceptiva edad de jubilación, fijada en los 75 años. El relevo tiene visos de producirse antes de las vacaciones del verano, sería simultáneo y podría introducir un cambio sustantivo en el panorama eclesial catalán, de prosperar una de las hipótesis en estudio".
Y tras el marco, el personaje, la figura de Cañizares, una de las posibilidades, al que se presenta como el perfecto candidato para que las huestes soberanistas recuperen el lema "volem bisbes catalans", y se reactive un poco el proceso, que parece que no rula. Es como un globo sonda predestinado a causar una tormenta de dimensiones dantescas. ¿Que quién es Cañizares? Un españolazo. Ahí va la descripción de Juliana:
"Antonio Cañizares es valenciano, de Utiel. Entiende la lengua catalana, pero no es valenciano hablante, puesto que se crió casi en el linde con la provincia de Cuenca. Hombre de perfil conservador, con demostrada habilidad para el pacto, el cardenal es un ferviente defensor de la unidad de España, siendo uno de los principales inspiradores del documento episcopal que en 2006 definió la unidad de la nación española como 'un bien moral' que todos los católicos deben defender. ("Orientaciones morales sobre la situación actual de España", 23 de noviembre de 2006)".
No dice Juliana que Cañizares es una firma habitual de La Razón y que en su círculo cuenta con la amistad del ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, porque lo del "bien moral" y el no ser "valenciano hablante" ya lo dicen todo.
Aventurar los designios papales sería una osadía, no así prever que se liaría parda si Cañizares superara el veto de La Vanguardia y se convirtiera en el sustituto de Sistach. Sopesa que te pesa, la cuestión es más vidriosa y compleja que la que suscita la portería del Barça para la próxima temporada. Y ahí está que mientras Sistach sea arzobispo se puede suponer que hasta Courtois, el guardameta del Atlético de Madrid que pertenece al Chelsea, recalaría en el Camp Nou el curso que viene. ¿Y un obispo de origen latino? ¿Qué? ¿No es la Iglesia universal? "Ite, missa est".
2 de mayo, San Atanasio, San Félix diácono y Santa Zoe de Atalia.