Lo más raro de vivir en el mejor de los mundos posibles es la persistencia del 99,9% de la población en negar la evidencia de que vivimos en el mejor de los mundos posibles. Algo debe pasar en la arcadia panglossiana cuando una parte de sus habitantes, la mayoría según dicen, se siente oprimida por la despiadada violencia de un Estado que no le permite votar y la otra, por el contrario, dice que la miran mal, como a quien deambula en burka por el paseo de Gracia y se siente observado. Pero no sólo eso. Están los insultos, las pintadas, los asaltos a las sedes, los abucheos y las amenazas, a veces hasta de muerte, telefónicas, postales y digitales. Sin embargo, no hay crispación por ninguna parte, nada, ni en el parte meteorológico siquiera. Yerran quienes hablan de un cierto mal rollito.
Cataluña es un paisaje idílico, un mar y montaña desde la noria restaurada del parque del Tibidabo, una síntesis magnífica de cosmopolitismo y tradición, la portada de un folleto turístico, no sé cuantos kilómetros de superficie esquiable y tantos más de playas y penya-segats, del románico de Boi Taull al gótico galáctico gaudiniano. Se agotan los epítetos de ternera y los de jamón.
En La Vanguardia son más bien partidarios de subrayar las ventajas de ser de aquí frente al pequeño inconveniente de desayunar con ruedas de molino y el mínimo riesgo de que una señora Paquita te pegue un bolsazo por no dejarla votar más o menos a la altura de la catedral de Tarrasa, que ya no está claro ni siquiera el lugar exacto de los hechos. Al PSC de Navarro, como antes a Ciudadanos y aún antes al PP, le habría salido más a cuenta persistir en la primera reacción, la de dejar marchar a su agresora. E incluso mucho mejor poner la otra mejilla, claudicar ante el soberanismo, entonar un "mea culpa" y dejar paso y pista a Joaquim Nadal. Sólo con eso, el ex alcalde de Tarrasa se convertiría en un tipo popular, un chaval majo, otro ejemplo de lo bueno que es vivir aquí incluso si te metes en política. Sólo tienes que acertar con la tecla y la corriente dominante y a surfear por las tertulias, según veremos más adelante. Lo contrario no es que sea de mal catalán, que también, sino que es buscar problemas donde no los hay.
Insiste Francesc-Marc Álvaro en el asunto y en La Vanguardia, donde se ha abierto un concurso para determinar quién escribe con más sorna sobre la peripecia del al parecer tan perdido en la vida líder socialista. Dice Álvaro de entrada: "Ante todo, y para evitar malentendidos, condeno solemnemente y de todo corazón el ataque contra Pere Navarro, como condeno todos los ataques (pasados, presentes y futuros) a cualquiera de nuestros representantes y a cualquier conciudadano, empezando por los ataques que recibo yo mismo -sobre todo verbales y por vía digital- como tantos periodistas". Es lo de la violencia venga de donde venga, un hallazgo de la retórica vascongada. Después viene lo de que Navarro es un "unionista", que no hay más que ver lo bien que se lo pasa uno comprando flores y libros, que Joaquim Coll es malo y Aznar, malo malísimo. La conclusión del artículo es obvia: "No hay crispación en Cataluña, hay un debate democrático que algunos quieren impedir. No hay crispación, ni cuando el TSJC reafirma -como hizo ayer- que una clase entera deberá pasarse forzosamente al castellano cuando lo pida un alumno. La gran fábrica de independentistas -como es notorio- trabaja sin descanso". Y la fábrica de chocolate, más, ya que aquí las casas son de algodón de azúcar y toppings de conguitos, salvo cuando levanta la mano en clase el niño españolazo y unionista.
Esto de la no crispación lo saben hasta en España, como bien se encarga de subrayar Fernando Ónega en el mismo diario del que no dejamos de hablar. El artículo no tiene desperdicio, pero lo mejor está en el medio. Escribe:
"Vayamos por partes. En Cataluña hay tensión, como no puede ser menos ante la magnitud del desafío soberanista. Se percibe en la calle. A este cronista, que es el testigo más próximo que puedo aportar, lo paran en Barcelona y sólo le preguntan por eso. Ahora bien, ni un mal gesto, ni una palabra de rechazo, ni nada que se parezca a un insulto, ni nada que anuncie ambiente de violencia. El Sant Jordi ha sido un modelo de civismo de una multitud donde no faltaba nadie. Si en medio de ese gratificante espectáculo a una señora se le fue la mano y la palabra ante Pere Navarro, es noticia fea; pero es desproporcionado elevarla a la categoría de anuncio de peligro para la paz civil".
Sí, por partes va a ser la mejor manera de intentar explicar, que no replicar, esto. Es cierto que Ónega es un tipo popular. Las aglomeraciones a su alrededor cada vez que pisa Barcelona son un fenómeno multitudinario y recurrente. Que viene Ónega, dicen las masas y se lanzan a preguntarle, cual oráculo preferido y presentido, su opinión sobre el proceso. Sí, sí, sin duda. Y que se respira paz a su alrededor, también es cierto, todo supercívico, superdemocrático y superpacífico. Claro que el testigo más próximo que puede aportar es como el testigo más próximo que puede aportar Navarro y entonces, ¿qué hacemos?, ¿qué es lo que es anécdota en Navarro y categoría en Ónega? Otra duda. ¿Las pintadas, los asaltos a las sedes y los insultos a los políticos del PP y Ciudadanos qué son? ¿Un "gratificante espectáculo", también?
El asunto lo agota Antoni Puigverd sin salir del diario de Godó. Lamenta Puigverd que el PSC es el asno de todos los golpes, aunque matiza: "Digan lo que digan los medios de Madrid, no hay violencia ni crispación en Cataluña. Pero sí rechazo despectivo de los que no comulgan con la estrategia del derecho a decidir. Navarro y el PSC son descritos como antidemócratas y quintacolumnistas; y, sin poder institucional, no pueden defenderse. Las tertulias tienen altísima responsabilidad en dicha caricaturización. En ellas se invita tan sólo a dos corrientes: la mayoritaria, soberanista (que incluye a socialistas disidentes); y la minoritaria, representada por españolistas recalcitrantes. El catalanismo no independentista (históricamente representado por PSUC y PSC) ha casi desaparecido de los medios. El choque de trenes, por lo tanto, ya se produce en las tertulias catalanas: es un diálogo de sordos que tiene como objetivo reducir la pluralidad catalana a dos bloques. Independentistas contra unionistas". ¿Españolistas recalcitrantes? ¿Y por qué no soberanistas regurgitantes? Ya, claro, el paisaje idílico en el que toda contaminación procede del exterior. Españolistas, luego recalcitrantes, no fuera a ser que alguien se confunda, ¿verdad?
En El Mundo, Arcadi Espada tiene otra perspectiva sobre el modélico, benéfico y esférico sistema convivencial catalán. Escribe sobre hoy, Primero de Mayo, y sobre esos dos ejemplos de conciencia nacional en que se han convertido Josep Maria Álvarez y Joan Carles Gallego, líderes a la sazón de la UGT y las CC.OO. Ahí va: "Hace unos días el escritor Javier Pérez Andújar reprochaba a los sindicatos catalanes el apoyo que habían dado a lo que él llamaba la oligarquía. Es decir, el apoyo a la burguesía catalana partidaria del proceso secesionista, que el veía simbolizado en la foto que reunía a dirigentes sindicales de Cataluña con los representantes de Òmnium Cultural. Yo comparto el tono escandalizado de Andújar, y su desmoralización. Pero no por razones tradeunionistas, por así llamarlas".
Lo que escandaliza a Espada es lo siguiente: "Que los sindicatos catalanes se hayan convertido en piezas marginales, pero altamente simbólicas del soberanismo, no refleja sólo la enorme perversión del Proceso, sino la confusión abisal en que se han sumido los que aún se llaman a sí mismos genuinos representantes de los trabajadores. (...) No hay mayor impugnación frontal de aquello que llamaban el sindicalismo de clase que el nacionalismo".
Así que los dos sindicatos mayoritarios de Cataluña, que ya tendían hacia el verticalismo, son ahora piezas simbólicas del proceso. Pues eso, el mejor de los mundos posibles, como en los viejos tiempos, trabajadores y patrones unidos por un mismo ideal. Vamos, como en las exhibiciones del 1 de mayo de Educación y Descanso. Los lectores de una cierta edad se acordarán. Para los más jóvenes, lo de Franco y Girón de Velasco, alias el León de Fuengirola, el Álvarez y Gallego de entonces, un tipo que se debía creer que valía por dos en tanto que intentó tomar Gibraltar en barca.
Más noticias, la quema de la bandera española en el Ayuntamiento de Tarrasa. Aborda el expediente en el Abc María Jesús Cañizares, que perfila varios temas en la misma crónica y en una versión que vendría a contradecir el pacífico ambiente que se respira en la idílica aldea gala. A pesar de los romanos. Escribe la periodista: "Los hechos ocurrieron al mediodía y, según fuentes municipales, el autor entró «de forma engañosa» en la sede del Consistorio. El Ayuntamiento ha denunciado los hechos ante los Mossos «para que la justicia y los cuerpos de seguridad puedan proceder a la investigación de este lamentable incidente», según un comunicado conjunto de la junta de portavoces (PSC, ICV-EUiA, CiU y PP), donde se califica la quema como un atentado «contra la máxima institución democrática de la ciudad que representa a todos los ciudadanos». La enseña nacional fue repuesta inmediatamente. El portavoz del equipo de gobierno municipal, Amadeu Aguado (PSC), desvinculó la agresión a Navarro de la quema de la bandera". Sí, claro, no vayamos a echar más banderas al fuego y más leña al mono.
En el texto también cabe la posición del PP: "Sobre la agresión a Navarro, que miembros de Convergència han intentado minimizar atribuyéndolo a gajes del oficio de político, se pronunció la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, quien lamentó que «tenga que ser ahora cuando se dé más énfasis a la situación que se está viviendo en Cataluña, cuando el PP hace meses que lo denuncia». Recordó que los populares han sufrido «ataques en 70 sedes del partido en Cataluña, amenazas directas de muerte, abucheos e insultos en la calle». Un dato: en la sede del PP de Sant Cugat del Vallès (Barcelona) han robado la bandera española 25 veces en dos años".
Tema de tertulia y periódicos es lo de la encuesta del CEO, cosa que está muy bien explicada en cada diario. Lo grande del caso es que cada cual da el porcentaje que le rota con lo que resulta prácticamente imposible hacerse una idea de algo ya de suyo confuso y entrópico. Hay más euforia en El Punt Avui y en el Ara que satisfacción en la prensa de Madrid ante la reducción del apoyo a la independencia con respecto a la anterior oleada. Los porcentajes en los que más o menos todo el mundo coincide son que el 47,1% de los encuestados votaría sí y sí; un 19,3%, que no; el 8,6%, sí y no; y el resto pertenece al difuso y vago limbo del no sabe, no contesta o se abstendría.
En plata, el 10 de noviembre sería fiesta y el 23 de abril del 2015 se proclamaría la República Catalana, seguramente con el presidente Terricabras y el primer ministro Junqueras al frente. Forcadell se ocuparía de la cartera de Bienestar Social, Muriel Casals, de la de Cultura (se siente, Mascarell), Felip Puig retornaría a Interior, Homs seguiría de portavoz y Santiago Vidal sería el nuevo ministro de Justicia. ¿Qué? Está todo previsto. Lo ha pensado Vidal en sus ratos libres.
En La Razón, sin embargo, se lo toman de otra manera y titulan: "El Estado catalán independiente no alcanzaría el 50% de los votos". La crónica es de Montse Espanyol, quien sugiere que para poder proclamar la independencia de una forma "legítima" no bastaría con el 47,1% de dobles síes. También explica que el CEO cree que a medida que se aproxima la cita los indecisos engrosarán el ejército sin armas del sí quiero por partido doble, con lo que aquí paz y después gloria. Pasa que al lado está la columna de Toni Bolaño que nos explica las habilidades culinarias del jefe de los encuestadores de la Generalidad y se te caen los palos del sombrajo o la venda de los ojos. No diga cocina molecular, diga cocina demoscópica, el último grito en tapas, pinchos y montaditos.
Mientras tanto, Oriol Pujol ha declarado ante el juez que lo que pasa, en realidad, es que todo el mundo se aprovecha del efecto hipnótico de su apellido y lo utilizan sin su conocimiento y sin su consentimiento, así que lo de las ITV's, un malentendido. El Mundo aporta a la temática de la corrupción política y el caciquismo en Cataluña el típico y suculento apunte al que nos tienen acostumbrados las firmas de Esteban Urreiztieta y Eduardo Inda. Arrancan desde la portada, en un pequeño sumario titulado: "Asaltan la casa de la ex novia de Pujol Jr. y se llevan sus dos ordenadores". Fue ayer y los cacos despreciaron joyas y dinero en efectivo. Iban a tiro fijo, por encargo. Sólo arramblaron con los ordenadores: la tablet y el modelo portátil/sobremesa. La noticia abunda en detalles y en contexto: "Victoria Álvarez Martín, la mujer que denunció ante la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (Udef) las corruptelas de su ex novio Jordi Pujol Ferrusola y el resto del clan, vivió ayer al mediodía uno de los peores momentos de su vida. Al filo de las 13:00 horas regresó a su domicilio particular en Barcelona y se encontró con que habían entrado y estaba todo patas arriba. Mobiliario, enseres y ropa. Eso sí, la cerradura no había sido forzada. Los asaltantes habían accedido por la ventana. Hace un año, ya le dejaron en su coche varias rosas negras con una elocuente nota: 'Esto es lo que te espera'".
Más detalles del misterioso robo:
"Sin solución de continuidad, escudriñó su habitación y comprobó que no faltaban las joyas de elevado valor económico que alberga en una cajita. Tampoco le habían sustraído el sobre con los 2.000 euros que anteayer había sacado de su cuenta. (...) Un detalle llamó poderosamente la atención: el ordenador de su único vástago estaba allí. Ni siquiera lo habían movido. Vamos, que los asaltantes iban a tiro hecho. Lo único que se llevaron fue una caja que contenía efectos personales -entre otros, dos monedas de oro que le regalaron al chico cuando nació hace 20 años-. 'Es obvio que lo que querían eran mis ordenadores, en los cuales guardaba parte de la documentación que obra en mi poder sobre el caso Pujol', reflexionó la víctima, que presentó la pertinente denuncia ante la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) en Barcelona. La Policía ha establecido un dispositivo de vigilancia en el perímetro de su casa".
Un apunte sobre la tendencia de los medios locales a utilizar el adjetivo "unionista". Está en las páginas de Internacional de todos los periódicos. Es la detención de Gerry Adams, del Sinn Fein, por un crimen del IRA en 1972. Las crónicas inciden en que entonces Adams era un dirigente operativo de los terroristas y aquellos, momentos de máxima tensión entre "republicanos y unionistas". Los republicanos eran los católicos, religión de la víctima por la que se ha detenido ahora a Adams, que lo niega todo. La finada fue una viuda de 37 años con diez hijos a la que los alegres camaradas del IRA "ajusticiaron" por soplona. Con el tiempo se demostró que Jean McConville, que así se llamaba, no era ninguna chivata. Lástima. Una pena, demasiado tarde. Era el Ulster. Republicanos, católicos, y unionistas, los protestantes "british". Qué paralelismo más fino el de llamar "unionistas" a quienes no están de acuerdo con el proceso...
Fútbol al final, final inédita y la primera continental que enfrenta a dos equipos de la misma ciudad. Dadas las circunstancias, básicamente que los dos equipos son de Madrid, el fútbol en Cataluña es como la crispación, que no existe salvo para las peñas merengues.
1 de mayo. San Jeremías profeta. En 1955, el Papa Pío XII, instituyó la fiesta de San José Obrero a fin de adaptar la conmemoración de los trabajadores a los usos católicos.