El pueblo donde nació la leyenda de la niña de la curva, Jafra

El pueblo donde nació la leyenda de la niña de la curva, Jafra LUÍS MIGUEL AÑÓN

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El pueblo donde nació la leyenda de la niña de la curva: abandonado y popular entre los amantes del misterio

La chica se aparece en una conocida carretera catalana pero esta es la historia que hay detrás

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Hay historias de miedo que son universales: la del monstruo del armario o de debajo de la cama, la del pueblo amenazado por una bestia o dragón e incluso las casas levantadas sobre un cementerio.

Cataluña no se libra de ellas. Una de las más populares es la historia de la niña de la curva. El relato es de sobras conocido en la comunidad autónoma, en el resto de España y hasta a nivel internacional.

Hay una niña de la curva en muchos rincones del planeta. ¿Qué cuenta? Una niña aparece en medio de la noche, sola, en una carretera. Alguien la recoge para llevarla a su casa. La chica cuenta cómo ha llegado hasta allí y, de repente, cuenta su muerte.

La niña relata que estaba en la curva de la carretera por la que se circula, la señala con el dedo y aparece allí, fuera del coche. De este modo, cuando el conductor comprueba si la niña está a su lado, no la ve y muere en la curva.

Un relato más cercano

El relato, un clásico tanto o más antiguo que la Caperucita roja o los cuentos de los hermanos Grimm, se ha extendido por todos los rincones del mundo. Aunque, en Cataluña, hay un lugar (aunque también hay varios) que es popularmente conocido.

Se dice que la carretera N-340, entre Castelldefels y Sitges, es el lugar donde se aparecer la fantasmal figura. Tiene sentido, ese tramo de carretera no sólo recorre los acantilados del Garraf, sino que está repleto de curvas. Pero aquí la historia parece hacerse más palpable.

Qué cuenta la leyenda catalana

Se cuenta que la niña de la curva no sólo tiene nombre, también se sabe donde nació y hasta de dónde viene. Fue a finales del siglo XIX cuando una familia austríaca se instaló en la masía El Maset de Dalt, cerca de Jafra. 

Los hijos del matrimonio sufrían una enfermedad cutánea que les impedía exponerse al sol. Su padre, preocupado por su salud, quiso habilitales una zona de juegos con riesgo cero, un jardín-laberinto que mandó construir al paisajista francés Jean-Claude Nicolas Forestier.

¿Y la niña? Su nombre es Melinda. Es la hija menor y su historia es aún más oscura. Cuando su madre la alumbró, murió en el parto. Eso causó la locura del padre que no dejaba de torturarla.

Un día, en un arrebato de violencia, mientras la niña corría por el laberinto intentando escapar de su padre, Melinda cayó a un pozo profundo y desapareció para siempre. 

El nombre de la niña

Desde aquel día, los vecinos afirmaron escuchar risas infantiles, voces, luces titilantes sobre el pozo y susurros entre los muros de las casas vacías. El mito fue creciendo: algunos aseguraban ver a una niña vestida de blanco aparecer en el camino que une Sitges y Castelldefels.

El relato, aquí, cambia un poco. Al parecer, Melinda conservaba parta de bondad. Lo que hacía era advertir a los conductores de la siguiente curva peligrosa. Así nació la figura de “la niña de la curva”, tan extendida por España (y el mundo).

Eco mediático

La historia se hizo cada vez más grande, lo que llegó a propiciar reportajes. En 1993, el programa Misteris, de TV3,  presentado por Sebastià d’Arbó, dedicó un reportaje a los supuestos fenómenos paranormales del pueblo. 

En él, se mostraban imágenes nocturnas del cementerio, psicofonías grabadas por aficionados y testimonios de personas que decían haber escuchado la voz de una niña. Aquel episodio convirtió a Jafra en el “pueblo maldito del Garraf”.

Durante meses, excursionistas y curiosos acudieron atraídos por la historia. Y de allí en más, el halo que recubre este pueblo se ha mantenido. 

En 2007, Iker Jiménez le dedicó otro reportaje en Cuarto Milenio. Igual que n la televisión catalana, la emisión mezclaba testimonios locales, grabaciones y fotografías de las ruinas, y consolidó definitivamente la idea de que la leyenda de la niña de la curva había nacido allí. 

Un pueblo maldito

Desde entonces, Jafra pasó a formar parte del mapa español del misterio junto a Belchite o Bélmez de la Moraleda. Aunque este rincón de Cataluña tiene mucho más.

Para empezar es un pueblo fantasma con todas las de la ley. Quien se acerca solo encuentra  una docena de edificaciones en ruinas, algunas medio devoradas por la vegetación. Claro que eso le añade mayor misterio.

Qué ver

Más allá del mito, Jafra es un lugar con un pasado documentado que se remonta al siglo XII. Aparece citado en 1139 como propiedad de Ramón Guillem, quien lo legó a su hijo Pere en 1143. 

En 1332 ya se menciona su iglesia de Santa María, dependiente del monasterio de Sant Cugat del Vallès. Hoy en cambio, sólo queda su campanario derruido y un cementerio en lo alto de la colina.

Durante el siglo XVII, los barones de Jafra intentaron reactivar la localidad, nombrando a Francesc Mercer como alcalde y restaurando el templo. Todavía hoy se pueden apreciar los restos de la antigua casa noble del barón.

Pero la crisis agrícola, la filoxera y la falta de agua acabaron vaciando el pueblo. En 1819, Jafra perdió su autonomía y fue absorbido por el municipio de Olivella. Hacia 1820 contaba apenas con 83 habitantes. Hoy no queda nadie.

Otras leyendas

A pesar de todo, Jafra ha atraído a muchos amantes de lo paranormal por albergar un pozo donde, supuestamente, el hijo no deseado de la baronesa de Jafra murió ahogado. Otra leyenda oscura del lugar.

No es la única, también se habla de piratas que usaban las cuevas del Garraf para huir al mar, o avistamientos de OVNIs en noches despejadas. Claro que se puede optar por disfrutar de un plan más común como recorrer el Parque Natural del Garraf.