Ermita de Sant Guim de la Plana

Ermita de Sant Guim de la Plana BISBAT DE SOLSONA

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El desconocido pueblo de Lleida con menos de 200 habitantes y un pasado lleno de historia

El castillo del siglo XI es uno de los monumentos más destacados del municipio

Parece Manchester, pero está en Cataluña: uno de los mejores pueblos catalanes y es del siglo XIX

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Dice el refranero popular que “el buen perfume se vende en frasco pequeño”. En catalán, “al pot petit hi ha la bona confitura”. Algo que uno puede secundar si es bajito o si conoce alguno de los micropueblos que hay por el territorio.

Cataluña es rica en estas pequeñas localidades de menos de 1.000, 500, 200 y hasta 100 habitantes. Rincones mayormente agrícolas, pero que en muchas ocasiones atesoran una rica historia y una bella arquitectura.

Entre montañas, castillos, iglesias románicas y rutas rurales, estos núcleos ofrecen la oportunidad de descubrir un patrimonio singular lejos de las grandes aglomeraciones. Auténticos vestigios medievales de un encanto particular.

Uno de estos municipios, que guías como National Geographic o turistas aún no han descubierto, es Sant Guim de la Plana. Un pueblo con menos de 200 habitantes, según el Institut d’Estadística de Catalunya (Idescat) que tiene mucho que ofrecer..

El castillo medieval

El elemento más reconocible de Sant Guim de la Plana es su castillo medieval, situado en la parte más elevada del pueblo. Se trata de una fortificación de origen medieval que formaba parte del sistema defensivo de la Segarra, una tierra de frontera durante la Edad Media.

La fortaleza fue construida entre los siglos XI y XII para defender el territorio y alojar a los nobles. Desde allí, los señores feudales y militares avistaban los campos y colinas que rodean el municipio, para protegerse de posibles invasores.

Casas de Sant Guim de la Plana

Casas de Sant Guim de la Plana TURISME SEGARRA

Sus muros ya han perdido esa función. El paso del tiempo y diversas modificaciones han transformado su estructura. Aun así, el castillo sigue allí, imponente, en el corazón histórico del pueblo, convertido un símbolo de su identidad. 

Su silueta recuerda la importancia estratégica de la Segarra, un territorio marcado por los conflictos entre los condados catalanes y el poder musulmán durante los primeros siglos de la Edad Media.

Casas adosadas al castillo

Su arquitectura responde al modelo románico de planta rectangular, con muros perimetrales de piedra construidos con mampostería irregular, reforzada en las esquinas con grandes sillares. 

A diferencia de otros castillos de la región, Sant Guim de la Plana destaca por la manera en que sus estructuras se han integrado con el caserío del pueblo a lo largo de los siglos. Las casas actuales incorporan muros del antiguo recinto fortificado, lo que hace que la fortaleza forme parte inseparable del entramado urbano. 

Un tesoro románico

Entre esas estrechas calles es donde se sucede la vida de sus 193 habitantes censados. Un ambiente tranquilo y cercano, que recuerda incluso a los de sus orígenes.

Sus casas de piedra, la actividad y vida de sus plazas mantienen la esencia del pasado que convive con la actividad del presente, que sigue enraizada a la tierra. 

Otro de los elementos destacados de Sant Guim de la Plana es su iglesia románica, dedicada a Sant Genís. El templo se levantó en el mismo periodo en el que se consolidaba la fortificación del castillo, en torno a los siglos XI y XII, lo que refleja la importancia del núcleo en aquel momento.

La iglesia conserva todavía elementos arquitectónicos característicos del románico catalán, como la sobriedad en las formas, los muros de piedra y la sencillez decorativa. Aunque ha experimentado reformas posteriores, su estructura principal mantiene la esencia del estilo medieval.

Una iglesia románica

Presenta una planta de nave única cubierta con bóveda de cañón ligeramente apuntada, un recurso arquitectónico que muestra la transición hacia formas góticas. El ábside semicircular, orientado al este, conserva todavía las características ventanas de medio punto abocinadas, que permitían la entrada de luz tamizada al interior del edificio.

En el exterior, el ábside está decorado con el característico friso de arquillos lombardos y lesenas verticales, elementos muy comunes en el románico de la Segarra y de buena parte de Cataluña. 

La portada se abre con un arco de medio punto adovelado que da acceso a un interior donde predominan la piedra vista y la austeridad decorativa. Y la torre del campanario, añadida en siglos posteriores, se erige sobre la fachada y completa la silueta de la iglesia.

Cómo llegar

Estos atractivos se encuentran a 45 minutos en coche de Lleida. Se va por la autovía A-2, se sale por Cervera y se continúa por la L-324 siguiendo las indicaciones hacia Sant Guim.

Las mismas indicaciones valen si se parte desde Barcelona. La A-2 llega hasta Cervera hasta enlazar con la carretera local.